Lo primero hay que tener en cuenta para opinar sobre el comportamiento comercial de un productor o una empresa agropecuaria es que desarrolla la actividad en un país que en los últimos 70 años no paró de tener crisis económicas. Lo segundo es que el agricultor es un ser optimista por naturaleza: siempre espera mejores rendimientos, se endeuda para sembrar, anhela campaña tras campaña que el clima acompañe y fundamentalmente espera que el mercado convalide los precios más altos por lo que él produjo en su lote.
Una pequeña muestra de esto es otro dato que acaba de dar a conocer la Bolsa de Comercio de Rosario. Después de atravesar tres años de pura sequía, ante el primer cambio de tendencia los productores de la zona núcleo finalmente sembraron mucho más maíz del que se pensaba.
Según la entidad bursátil, el área de siembra estuvo cerca de alcanzar las 2 millones de hectáreas sólo en la zona núcleo. Gracias a los datos corroborados por el uso de imágenes satelitales se confirmó que se sembraron 564.000 ha más de lo esperado. Tremenda prueba de fe teniendo en cuenta el punto de partida y la inversión necesaria para hacerlo.
Sin embargo, las cosas comenzaron a complicarse para el cereal: las lluvias llegaron tarde y además apareció una plaga llamada chicharrita que produjo una enfermedad (spiroplasma) que arrasó con cerca del 20% de la producción de maíz, que estaba estimada en 56 millones de toneladas y según información del sector privado se ubicaría en apenas 46 millones.
Demoras en la cosecha
Hay que tener en cuenta que la sequía provocó el dominio de las siembras tardías. Este año, la fecha de siembra maicera sufrió un fuerte retraso porque las lluvias regresaron a la región a partir de fines de octubre, cuando el cultivo suele sembrase en setiembre. Es por eso que la recolección (de lo que quede en pie tras sufrir el spiroplasma) registra altos niveles de demora.
Lo mismo ocurre con la cosecha de soja de primera, que es la más atrasada de los últimos 5 años. La referencia histórica indica que para el cierre de la primera quincena de mayo ya debería haber finalizado, sin embargo esto acaba de ocurrir y dejó una demora de aproximadamente 15 días. Las demoras en las cosechas y los avatares que sufrió el sector deben ser tenidos en cuenta a la hora de monitorear los momentos en los que se decide la comercialización, tan observada a la hora de “reclamar” a los productores que se desprendan de los granos cuando en muchos casos ni siquiera se cosecharon.
Expectativas de mejoras de precio
Los informes de mercado difundidos este mes por organismos como el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (UDSA) aún no registran las consecuencias climáticas y productivas de las cosechas en Sudamérica, que entre otros hechos son trascendentales para el mercado. Dicho esto, es lógico que muchos productores estén esperando nuevas mejoras de precio en los granos en la medida en que se van conociendo más reportes que confirman el desastre productivo en Rio Grande do Sul (Brasil) que van en combo con las 10 millones de toneladas de maíz que se perderían en nuestro país a causa de la chicharrita.
En el sector privado se estima que con estos niveles de stocks, los precios deberían marcar una tendencia al alza, con lo cual el panorama en cuanto a valores de los commodities podría mejorar en el segundo semestre del año. Algo similar comenzó a verse en el trigo, a raíz de los problemas climáticos que afectan la producción del sur de Brasil, Estados Unidos, Rusia y parte de la Unión Europea.
Mejoró el ritmo de la comercialización
Todo lo anteriormente mencionado, de a poco el mercado lo esta convalidando y el productor actúa en consecuencia por eso vende sus granos a medida que necesita cumplir con sus compromisos financieros, como por ejemplo el pago de las tarjetas rurales, cancelación de créditos, pagos en las agronomías, etc.
Esto mismo lo confirma la BCR en su último reporte, donde se publicó un trabajo que destaca que en mayo se aceleró la comercialización. ¿Por qué? Por dos razones: una ventana de buen tiempo permitió avanzar con la cosecha que venía muy demorada y por otra parte la convalidación en los mercados de todo lo explicado en cuanto a los recortes de cosecha. Es mucho mas simple de lo que parece: el productor toma decisiones a medida que el contexto climático y económico le permiten obtener una mejor rentabilidad en virtud de lo producido.
Según el trabajo mencionado, “hasta el jueves 23 se recolectó soja en el 77% del área sembrada, lo que advierte un avance de 16 p.p. entre semanas. No obstante, la cosecha aún muestra un importante retraso respecto de los datos históricos. Los días de lluvias y alta humedad que retrasaron la recolección se visibilizan en la calidad de la mercadería cosechada, siendo que algunos lotes se levantaron con excesos de humedad en grano, y en muchos casos se han reportado granos manchados y dañados”.
Y agrega que “aun así, el mayor ritmo de cosecha observado en las últimas semanas ha dinamizado la comercialización de la oleaginosa en el mercado interno. Según los datos de la Secretaría de Bioeconomía, en las primeras dos semanas de mayo las compras internas de soja totalizaron 2,5 Mt, lo que indica una comercialización semanal promedio de 1,3 Mt. Esto difiere enormemente de la situación que se observaba en abril, cuando la comercialización semanal promedio alcanzaba apenas 0,6 Mt.”
La mejora en la cotización de la oleaginosa también llevó a que durante las dos primeras semanas del mes se fijara precio para 2,6 Mt de mercadería. En consecuencia, al 15 de mayo el 33% de la cosecha estimada de 50 Mt ya se encontraba vendida en el mercado local, y la proporción de mercadería con precio ascendía al 14%, aún por detrás de los datos históricos.
Los dólares que el país necesita
Que gracias a las mejoras climáticas se pueda avanzar con la cosecha y que exista un mejor precio a futuro, invita a los productores a volcar con mayor fluidez sus granos en las industrias. Vale la pena recordar que la mayor disposición de mercadería favorece principalmente a la industria aceitera, que durante el año 2023 registró el menor volumen de molienda en 19 años debido a la brutal sequía que marcó la campaña previa.
Según datos oficiales, el crushing de soja del mes de abril ascendió a 3,8 Mt, marcando un incremento del 33% respecto del mismo mes del año anterior, e incluso ubicándose un 3% por encima del promedio mensual del último lustro. La molienda acumulada durante el primer cuatrimestre del año totalizó entonces 11,2 Mt y, considerando las estimaciones de Oil World para el mes de mayo, la molienda alcanzaría 15,3 Mt hacia finales del quinto mes del año, en línea con el promedio histórico.
El tema económico local talla fuerte en las decisiones. Los movimientos en el tipo de cambio informal, en los dólares financieros y la posible salida del cepo hacia fin de año sobrevuelan cada una de las decisiones comerciales, no sólo en el agro sino en todo tipo de negocios vinculados a la exportación. Desprenderse de un activo dolarizado es complejo e implica cruzar tantas variables en un contexto poco claro que en la mayoría de los casos sólo fomentan el ser conservador.
El andamiaje productivo esta en movimiento y bajo las reglas históricas del mercado que atravesaron varios gobiernos e ideologías, la comercialización se concretará a medida que pasen los meses y aparezcan las necesidades de venta por parte de los agricultores para cerrar el mejor negocio posible y mantenerse en el ciclo productivo.