Por Jorge G. Herrera. El oro brilla hoy más que nunca en los mercados registrando precios récords, desafiando algunos pronósticos y temores por el impacto del probable accionar de los bancos centrales en su lucha antiinflacionaria. En este contexto, donde a pesar de las fuertes compras de divisas que vino haciendo el Banco Central (BCRA) todavía el Gobierno cuenta “una por una” las reservas disponibles, la decisión de mantener la posición en el metal precioso pareció ser acertada. Es que como maná del cielo, las reservas de oro del BCRA se han revalorizado de la mano de la escalada del metal precioso en los mercados en los últimos meses. El BCRA ostenta una posición en oro de 61,7 toneladas según las estadísticas internacionales, siendo el país número 50 en el ranking de los principales 100 tenedores mundiales de oro. Ocurre que esas toneladas del metal precioso hoy equivalen a más de u$s4.280 millones, según la cotización del mercado londinense LBMA, cuando un año atrás eran poco más de u$s3.900 millones. Pero en realidad, desde que se desató la escalada del precio del oro allá por noviembre del 2015, las reservas de oro del BCRA se revalorizaron en términos nominales en más de u$s2.100 millones. Las cifras lucen amarretes pero cuando las autoridades económicas rascan el fondo de la lata para buscar un dólar, toda revalorización de las reservas suma, y mucho. Pero sobre todo porque se especulaba, incluso durante la administración anterior, con que el nuevo Gobierno echaría mano del oro del BCRA para afrontar los primeros meses en los que, precisamente, de lo que se iba a carecer era de reservas líquidas. Para tener una dimensión a comienzos de año las reservas de oro representaban casi un 15% de las reservas totales del BCRA. La política de la Fed seguirá siendo clave para las perspectivas de los precios del metal precioso en los próximos meses. Pero por suerte, por ahora, el Gobierno no optó por ganar liquidez vendiendo el oro de las reservas, como algunos economistas con nexos en el Palacio de Hacienda sospechaban. Es más, según pudo saber este diario, en el propio ente monetario no tenían muy en claro las ventajas y desventajas de deshacerse del oro. Quizás, esto hizo que por el momento el BCRA mantenga sus tenencias de oro. Cabe recordar que las actuales tenencias de oro provienen de las decisiones de compra y diversificación, en un momento del círculo virtuoso del Kirchnerismo, cuando el titular de BCRA, Alfonso Prat Gay, convenció al entonces presidente Néstor Kirchner de dejar de acumular algunos dólares en las reservas e invertirlas en oro. Así fue que se compraron más de 54,8 toneladas a lo largo del 2004, y luego durante la primera presidencia de Cristina Kirchner en 2011 bajo la gestión de Mercedes Marcó del Pont se compraron casi otras 7 toneladas de oro. Así el BCRA luego de haber liquidado las tenencias tras la debacle de la convertibilidad, volvió a diversificar, una porción mínima de las reservas de ese entonces, en oro. Oro: el impulso alcista y la expectativa por accionar de la Fed ¿Qué están viendo ahora los analistas internacionales? Primero reconocen su sorpresa porque los precios que alcanzó ya el oro son notables en el entorno económico actual. Porque el impulso alcista del oro se produce en medio de las crecientes expectativas de un recorte de tasas por parte de la Fed en junio, por lo que la política de la Fed seguirá siendo clave para las perspectivas de los precios del metal precioso en los próximos meses. La gente del banco holandés ING explica que un dólar más débil y menores rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU., junto con la actual incertidumbre geopolítica, han estado haciendo subir gradualmente los precios del oro desde mediados de febrero. Ellos creen que la política de la Fed seguirá siendo clave para las perspectivas de los precios del oro en los próximos meses y esperan que sigan siendo volátiles a medida que el mercado también reaccione a los factores macroeconómicos y los acontecimientos geopolíticos. Mientras que los expertos de la banca suiza Julius Baer consideran que los riesgos de recesión han ido disminuyendo durante los últimos meses y las expectativas relacionadas con una rápida reversión de la política monetaria se han recalibrado. Ahora el mercado espera pistas tanto de la Fed como del resto de los bancos centrales para intentar averiguar cuándo empezarán a bajar las tasas. Para la gente de la firma británica AJ Bell, el ritmo de suba del metal podría ser menos espectacular, pero sus ganancias constantes pueden reflejar el continuo aumento de la deuda pública en todo el mundo, pero particularmente en Estados Unidos. Lo que cada vez parece más claro es que los nuevos máximos del oro indican que los bancos centrales globales probablemente estén acumulando el metal precioso en un esfuerzo por diversificarse lejos del dólar, mientras los déficits fiscales persistentemente grandes amenazan con erosionar aún más su valor real y conducir a más inflación.
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