Por Eduardo Bianchi - Actualmente, la economía
mundial está atravesada por múltiples crisis. En varios países se registran
altos índices de inflación y de deuda externa. La guerra en
Ucrania, el cambio climático, los altos precios de los alimentos y la energía,
así como ramificaciones relacionadas con la persistente pandemia del COVID,
están impactando en la economía global. Las hostilidades militares en el Medio
Oriente también suman incertidumbre a la economía mundial.
Como telón de fondo, el comercio internacional sigue
creciendo a tasas bajas. Así, en 2023 el volumen de comercio de mercancías
creció 0,8% con respecto al año previo, estimándose un alza del 3,3% para el
año 2024. Hay signos de que el comercio internacional se está reorientando de
acuerdo con intereses geopolíticos, incluyendo una baja en la participación de
partes y componentes en el comercio mundial y un aumento del comercio entre
países que están en la misma línea ideológica. En la Especialización en Negocios
Internacionales de la Universidad Escuela Argentina de Negocios se trabajan
todas estas tensiones que han causado disrupciones en las cadenas globales de
valor, a pesar de que muchos países han aumentado la búsqueda de formas de
desarrollar mayor resiliencia a estos efectos y diversificar sus redes
comerciales.
En este contexto, de acuerdo con informes de la Organización
Mundial del Comercio (OMC), la cual entre sus funciones cuenta con el monitoreo
de las medidas no arancelarias, en 2023 los países del G20 continuaron
introduciendo medidas restrictivas del comercio. Cabe recordar que, durante la
crisis económica y financiera de 2007-2008, los países del G20, entre los
cuales se encuentran los países más ricos del mundo, comenzaron a aplicar
medidas no arancelarias de todo tipo. El stock de medidas restrictivas a las
importaciones implementadas desde 2009 a la fecha afecta actualmente un monto
de comercio de 246.000 millones de dólares, representando un 11,8% del total de
las importaciones de los países del G20. Una proporción importante para países
desarrollados que pregonan el libre comercio.
Entre las principales medidas no arancelarias impuestas por
los países del G-20 están las medidas de remedio comercial. Ellas incluyen las
medidas antidumping y de derechos compensatorios que apuntan, respectivamente,
a compensar el dumping (cuando un bien se introduce en un mercado a un precio
inferior al del mercado interno) y el subsidio (aportes de los gobiernos a
sectores específicos). En la práctica del comercio internacional, ambas medidas
que tienen como objeto proteger a la industria nacional están destinadas a
eliminar lo que se considera como comercio desleal. Estas dos medidas se
completan con las salvaguardias, que son instrumentos de excepción destinadas a
restringir todas las importaciones de un producto debido a que causan daño
grave a la industria nacional. Estas medidas, también llamadas de defensa
comercial, requieren de una investigación por parte de la autoridad de
aplicación que puede durar alrededor de un año. Por su parte, la protección
obtenida por la industria nacional puede durar hasta cinco años, con
posibilidades de renovación.
En los últimos años ha habido fluctuaciones en la cantidad
de medidas de remedio comercial impuestas por los países del G20. En el caso de
la pandemia del COVID y de la guerra de Ucrania, los países del G20 se
enfocaron en la resiliencia de sus cadenas de suministro, asegurando que sus
territorios permanecieran accesibles para un rango amplio de productos, por lo
que el uso de estas medidas se redujo. Sin embargo, recientemente, la
inflación, las altas tasas de interés y las abultadas deudas externas han impactado
en el precio de las importaciones, por lo que ha aumentado significativamente
el uso de medidas antidumping, derechos compensatorios y salvaguardias.
Las restricciones a las exportaciones en alimentos y
fertilizantes son otras de las medidas adoptadas por los países del G20. La OMC
estima que actualmente el comercio afectado por estas medidas es de 29.600
millones de dólares. Las restricciones a las exportaciones, cuando son
aplicadas por países grandes respecto al mercado mundial, conllevan aumentos de
los precios internacionales de los productos en cuestión. De acuerdo con la
teoría económica, estas medidas son perjudiciales, incluso para los países que
las aplican, y son inferiores a las medidas que apuntan a subsidiar la demanda
en vez de restringir la oferta.
Como se ha descripto, entonces, los países más ricos del
mundo aplican medidas restrictivas del comercio cuando sus industrias
nacionales requieren protección frente a las importaciones, ya sea que ingresen
en condiciones desleales o, incluso, en condiciones leales. Esta evidencia
demuestra que las aperturas al comercio indiscriminadas y unilaterales deben
ser calibradas y no deben ser aplicadas de manera ingenua. En la práctica
parece mejor abrir el comercio por la vía de la negociación de acuerdos comerciales,
en los cuales los países participantes pueden lograr la eliminación o la
disminución de las barreras arancelarias y también de las no arancelarias.
A nivel multilateral, la decimotercera Conferencia
Ministerial de la OMC a llevarse a cabo en 2024, es una importante oportunidad
para plantear y negociar la eliminación de varias barreras no arancelarias y
así vigorizar el sistema multilateral de comercio. ÁMBITO |