Para abril el traspaso de la devaluación de diciembre a
alimentos ya habrá perdido mucha fuerza. pesar de ser un mes de alta
estacionalidad, marzo apunta a mostrar una nueva desaceleración de la inflación
aunque a un ritmo menor que en los dos últimos meses. La expectativa de muchos
economistas era que este mes se mantuviera un índice parecido al de febrero, es
decir en torno al 15%, pero las nuevas estimaciones fueron corregidas a la baja
por varios de ellos.
Por Pablo Wende - Existen varios motivos que permiten ser
medianamente optimistas respecto a la evolución de la inflación, que de todos
modos continúa en valores elevados. La “buena noticia” es que la tendencia es
bajista y esto también se repetiría este mes, aunque todavía no transcurrió ni
una semana.
Uno de los factores centrales es el “apretón monetario”, que
secó el mercado de pesos. Esto tiene un impacto negativo en el consumo y en la
actividad económica en general, pero a su vez es una condición imprescindible
para ayudar a bajar la inflación. La debilidad del dólar libre refleja en buena
medida este fenómeno. El “no hay plata” de Javier Milei tiene efectos
palpables en la cotización del dólar pero también en la marcha de la economía.
Andrés Borenstein, director de Econviews, indicó que hay
varios aspectos que ayudan a una mayor desaceleración inflacionaria, pese a
tratarse de un mes de estacionalidad alta: “El arrastre de la inflación que
deja febrero para marzo es menor que el mes anterior. Muchos precios regulados
ya subieron en febrero, especialmente el transporte. Y no estamos viendo
precios descontrolados. Por eso nosotros estimamos un 12% para el mes”.
Otro de los que ve un nuevo escalón descendente es el
economista Fernando Marull, que proyectó un 13%, o sea un par de
puntos menos que febrero. “La baja de los dólares financieros no vemos que
incida, pero sí que se calmaron los ajustes en supermercados. Si se cumple lo
que vemos para el mes, el escenario más probable es que regresemos a una
inflación de un dígito”.
Luego del pico de 25,5% de diciembre, comenzó un proceso de
desinflación que podría mantenerse también en marzo. Los precios en los
supermercados no presentan subas tan fuertes, algunos regulados ya ajustaron en
febrero y la recesión también hace su “trabajo”
El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) divulgado
ayer por el Banco Central estimó un índice de inflación del
14,3% para marzo, un pronóstico que se ubicó 1,1 punto porcentual por debajo
del mes anterior. El informe del BCRA espera que la inflación llegue a un
dígito mensual en junio, con un 8,5%.
No existe un criterio único para establecer lo que sucederá
este mes. Esteban Domecq, de Invecq Consultores, calculó que la inflación
de febrero terminó en 16,1% y considera que en marzo es probable que la cifra
se repita.
Lo que sí luce como una opinión bastante más generalizada es
que el proceso de desinflación retomará con fuerza en abril, un mes en el que
REM espera un 12 por ciento. Para entonces, se considera que el traspaso de la
devaluación de diciembre a alimentos ya habrá perdido mucha fuerza, pero que
además el Gobierno está decidido a mantener el ajuste del dólar oficial en el
2% mensual. Por otra parte, se trata de un mes con una estacionalidad mucho más
baja, aunque seguramente impactarán algunos ajustes tarifarios.
En su discurso ante la asamblea legislativa, el Presidente
consideró que la baja del dólar también preanuncia que la desaceleración de los
precios será más rápida. Para el Gobierno es fundamental que la inflación se
desinfle lo más rápido posible y que a partir de allí comience la recuperación
de los salarios y otros ingresos, ya que eso permitiría una mejora gradual pero
sostenida de la economía.
La caída de los salarios solo entre diciembre y enero superó
el 20%, en un contexto ya que vienen muy rezagados en relación a la inflación.
Esa caída podría estabilizarse en febrero y podría verse una mejora gradual a
partir de marzo.
En ese sentido, el posible regreso del impuesto a las
Ganancias para asalariados es una mala noticia porque atrasaría la recuperación
del poder adquisitivo, al restar ingreso disponible para los empleados. ÁMBITO |