Por Laura Serra y Maia Jastreblansky - En una nueva fórmaniobra que
refleja la tensión que dejó la frustrada ley ómnibus que impulsó el presidente
Javier Milei durante las sesiones extraordinarias, la oposición avanza unida en
el Congreso para intentar articular un proyecto común que modifique la fórmula
actual de la movilidad de las jubilaciones. Coinciden en esta estrategia desde
Pro y los bloques dialoguistas hasta el kirchnerismo y la izquierda.
A pesar del último aumento que otorgó el Gobierno a partir
de marzo, se estima que las jubilaciones tendrán una pérdida del poder de
compra del 33% en términos reales respecto de marzo del año pasado.
En la Casa Rosada tomaron nota del desafío opositor y se
activó una mesa técnica que trabaja en una serie de decretos y de proyectos de
ley para enviar al Congreso en las sesiones ordinarias, que serán inauguradas
por Milei el viernes próximo, en un clima de máxima tensión.
La licuación de las jubilaciones y pensiones por el efecto
corrosivo de la inflación tuvo dos efectos inmediatos: el primero, que el
Gobierno pueda exhibir que alcanzó superávit financiero durante el primer
bimestre del año. El segundo, una caída estrepitosa en el poder adquisitivo de
los haberes jubilatorios. Aun con los últimos aumentos y bonos anunciados por
el Gobierno para el mes próximo, se estima que tendrán una pérdida en el poder
de compra del 33% en términos reales respecto de marzo del año pasado.
“Esta situación no aguanta mucho más: debemos modificar la
fórmula de movilidad jubilatoria cuanto antes”, coinciden los bloques de
oposición dialoguista, que esperan, impacientes, el inicio ordinario de
sesiones –el próximo viernes– para consensuar un texto común y llevarlo al
recinto. Incluso el bloque de diputados de Pro, que actúa como un satélite
aliado al oficialismo, será de la partida: la diputada María Eugenia Vidal
anticipó que su propuesta para indexar los haberes jubilatorios con el índice inflacionario
estará lista el 1° de marzo, fecha en la que el Congreso retomará el control de
la agenda parlamentaria.
En la Casa Rosada conocen el clima que hay en el Congreso en
torno a este tema. Con muy bajo perfil, una mesa técnica está trabajando en una
serie de decretos y de proyectos de ley para enviar al Congreso en las sesiones
ordinarias, que ya no serían iniciativas “ómnibus”, sino puntuales. Y uno de
los temas que hoy están sobre la mesa es el cambio del régimen previsional.
Según pudo reconstruir la nacion, el proyecto que está
elaborando el Poder Ejecutivo para cambiar la fórmula jubilatoria tiene dos
componentes: la actualización por el índice de precios al consumidor (IPC)
desde la sanción de la reforma y un mecanismo para “separar jurídicamente a
quienes aportaron al sistema de los que no lo hicieron”. “No le puede aplicar
el mismo régimen a uno u otro”, sentenciaron en la Casa Rosada, aunque no
brindaron más detalles.
En el Congreso, las cuatro fuerzas dialoguistas –Pro, UCR,
Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal– junto a la izquierda y la
bancada peronista kirchnerista reúnen la fuerza (y los votos) más que
suficientes para revertir cualquier eventual intento dilatorio del oficialismo.
Con la actual fórmula jubilatoria –que no contempla la inflación como
componente de actualización–, el Gobierno se limita a dar los aumentos
trimestrales que marca la ley y suma bonos discrecionales.
La semana pasada el ministro Luis Caputo anunció un aumento
para marzo del 27,18% y un bono de $70.000 para los haberes mínimos. Con estos
valores, se estima que los haberes mínimos tendrán una pérdida del poder de
compra del 33% con relación a marzo de 2023. Y para los que no cobraron ni
cobrarán el bono, la pérdida se eleva al 44% en 12 meses. El titular del
Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf ), Nadin Argañaraz, precisó que
para que los haberes recuperen el nivel de marzo de 2023 el bono debería ser de
$170.000 el mes que viene, en abril y en mayo. Aunque eso no compensaría la
caída de los últimos meses.
“El problema es que no hay plata”, fue la respuesta del
presidente Milei cuando se lo consultó sobre el ajuste en los haberes
jubilatorios. Acto seguido, a manera de justificación, señaló que el sector
etario con menos pobres en la Argentina es el de los jubilados. Lo comparó con
el de la niñez. “Ahí hay más de 60% de pobres o, mejor dicho, dos tercios de
los chicos son pobres”, sostuvo. Hay, detrás de sus declaraciones, una
concepción que anida en el proyecto libertario y que privilegia el gasto en la niñez
sobre los adultos mayores.
El Presidente responsabilizó a los legisladores que
rechazaron su “Ley de bases” en la Cámara de Diputados por la situación actual
de los jubilados. “Voltearon la Ley de bases, en donde estaba la recomposición
de los jubilados. Es decir, con la dinámica que traía la fórmula, los jubilados
iban a perder 2 puntos del PBI. Nosotros les devolvíamos un punto y medio”,
señaló.
En rigor, el Presidente apeló a medias verdades en sus
dichos. La intención original de la “Ley de bases” era suspender la ley de
movilidad jubilatoria sin plazo e instrumentar aumentos por decreto de manera
discrecional. Ante el rechazo unánime de la oposición –que rápidamente advirtió
que la principal variable del ajuste fiscal iba a pasar por las prestaciones
previsionales–, el Gobierno ofertó, como contrapropuesta, que los haberes
jubilatorios se indexen por inflación, pero recién a partir del 1° de abril.
Esta nueva oferta entrañaba una trampa, señaló la oposición:
si bien el Gobierno incorporaba la inflación como componente de movilidad,
eludía incluir el mes de enero en la actualización de los haberes.
En efecto, si se aprobaba la propuesta del Gobierno, los
aumentos por inflación a ser otorgados el 1° de abril debían computar el IPC de
febrero, ya que el de marzo recién se publicará a mediados del mes siguiente.
Ergo, el Gobierno se “ahorraba” la actualización de enero, que tuvo un pico
inflacionario del 20,6%.
Los bloques dialoguistas rechazaron por insuficiente la
contraoferta del Gobierno y el presidente Milei, ofuscado, decidió retirar el
paquete fiscal del proyecto de ley ómnibus. Los legisladores volvieron a la
carga: cuando llegó la instancia de la discusión del articulado, la Coalición
Cívica adelantó que propondría incorporar un artículo para que las jubilaciones
y pensiones se indexen por inflación no desde abril, sino desde enero.
Las luces de alarma se encendieron en el tablero oficialista
y de sus aliados de Pro: difícilmente iban a poder resistir la ofensiva de los
bloques opositores. Se encaminaban hacia una derrota segura. A regañadientes,
los funcionarios de Economía diseñaron de urgencia una nueva fórmula de
movilidad jubilatoria para intentar acercar posiciones. Sin embargo, esa
instancia jamás llegó: cuando la oposición comenzó a voltear los primeros
artículos del proyecto –los referidos a la delegación de facultades extraordinarias–,
Milei dio la orden de retirar el proyecto al grito de “delincuentes” y
“extorsionadores”.
La propuesta del Gobierno que quedó trunca preservaba la
intención de indexar los haberes jubilatorios a partir de abril, aunque accedía
a tomar un 10% de la inflación de enero, mes que quedaba fuera de toda
actualización. La diputada Vidal retomará esta idea en su proyecto de ley,
según anticipó a la nacion. Confía en poder acercar posiciones con los
diputados de la Coalición Cívica, que insistirán en su proyecto de que la
indexación compute el mes de enero de manera plena, con un refuerzo del 10%
para los haberes de marzo en concepto de pago a cuenta de las prestaciones de
abril.
Los adláteres de Elisa Carrió cuentan con el apoyo de
Hacemos Coalición Federal, el interbloque al que pertenecen. Así lo anticipó
Nicolás Massot a la nacion. El radicalismo también quiere dar el debate. “La
situación de los jubilados ha sido una prioridad desde el minuto uno para
nuestro partido –enfatizó Rodrigo de Loredo, jefe de la bancada–. Si logramos
articular una mayoría que acuerde una fórmula jubilatoria que evite que los
jubilados sigan pagando con haberes de pobreza el ajuste, el radicalismo acompañará”.
Más allá de la discusión de una nueva fórmula previsional
que permita recomponer el valor adquisitivo de los ingresos de los jubilados
–que es lo urgente–, la clave es avanzar también en una reforma jubilatoria
integral, sostiene Vidal. “Será para una segunda etapa de discusión”, enfatiza
la legisladora. Se trata de un debate tan complejo como espinoso: cuestiones
como los regímenes jubilatorios especiales y la edad jubilatoria –actualmente
de 60 años para las mujeres y de 65 para los hombres– merecen una revisión,
sostiene. “Ni que hablar el privilegio de aquellos que cobran doble
jubilación”, asevera, en alusión a Cristina Kirchner.
Rodrigo de Loredo Ucr “Hay que articular una mayoría para
una fórmula que evite haberes de pobreza”
María Eugenia Vidal Pro “Una reforma jubilatoria integral
será para una segunda etapa. Es complejo” |