Por Gustavo Ybarra - La vicepresidenta Victoria Villarruel
enfrenta cada vez más dificultades para frenar la embestida del kirchnerismo
para rechazar el DNU del Gobierno que avanzó con la desregulación de diferentes
sectores de la economía.
La bancada kirchnerista presentó un nuevo pedido de sesión
especial para tratar mañana en el Senado un rechazo al decreto. Los recortes a
los gobernadores y las críticas de Milei a sectores políticos por la caída de
la ley ómnibus en la Cámara de Diputados abroquelaron a la oposición.
Villarruel viene llevando a cabo desde hace unas tres semanas negociaciones
para evitar que el kirchnerismo consiga la mayoría que le permita derribar el
DNU. La UCR sumó su reclamo para que se habilite la discusión parlamentaria del
decreto. “Estuvieron bastante sin abrir la boca”, respondió Martín Menem,
titular de la Cámara baja, en referencia a la actitud de la UCR con los
decretos de Alberto Fernández.
Como si fuera un castillo de naipes, cada embestida de
Javier Milei contra la oposición obliga a Victoria Villarruel a empezar de
nuevo con la construcción política que, con paciencia, viene llevando a cabo
desde hace unas tres semanas para evitar que el kirchnerismo consiga la mayoría
para rechazar el decreto de necesidad y urgencia 70/23 en el Senado.
La presión que debe enfrentar la vicepresidenta es cada vez
más fuerte. Al nuevo pedido de sesión especial del kirchnerismo –ahora, para
mañana– para tratar el decreto en el recinto de la Cámara alta, se suma el
malestar por el último brote de bronca del Presidente, que se va extendiendo
como una mancha de aceite sobre el agua entre los bloques a los que Villarruel
intenta tener como aliados.
“Está todo roto”, describió un senador radical sobre el
estado de la relación con Milei, y advirtió que Villarruel ya no tiene margen
para seguir demorando la respuesta al tratamiento del DNU planteado por el
bloque peronista de la Cámara alta. “Si lo hubiera hecho Cristina [Kirchner],
estaríamos diciendo que es un escándalo”, completó el legislador.
La molestia en el centenario partido no tardó en salir a la
superficie. Al crítico pronunciamiento oficial del comité nacional, su
presidente, el senador nacional Martín Lousteau, sumó críticas declaraciones
contra el jefe del Estado. “La idea de que tengo razón en todo y la democracia
no sirve y trato de anularla y elegir un enemigo no es muy distinta a la lógica
de Cristina”, sentenció.
La molestia del presidente de la UCR se transformó en un
reclamo del partido al presidente de la Cámara baja, el libertario Martín Menem
(La Rioja), para que designe a los diputados que deben conformar la Comisión
Bicameral de Trámite Legislativo, que debe analizar el extenso decreto.
“A más de dos meses de la renovación de la Cámara, después
de solicitudes formales de los diferentes bloques y con los miembros del
Honorable Senado ya designados hace semanas, su persistente demora en conformar
la comisión ya no puede ser atribuida a la inexperiencia en el cargo ni a los
tiempos burocráticos”, sostiene la nota radical, que concluye advirtiéndole a
Menem que están dispuestos a “actuar con todas las herramientas legales” a la
mano para que se cumpla con el mandato constitucional.
Lousteau no es el único enojado. El malestar avanza al ritmo
de los ataques de Milei. “Es increíble la liviandad con la que te critican
después de que los ayudás a resolver sus problemas”, se quejaba otro senador
del centenario partido apenas unas horas después de que la UCR y Pro apoyaran,
a pesar de sus disidencias, la modificación de los cambios a la ley de lucha
contra el lavado de dinero para que el Gobierno pueda cumplir con las
exigencias del GAFI.
Los mensajes contra la Casa Rosada también partieron de Pro.
“Nadie puede gobernar por DNU; no puede seguir sin un acuerdo parlamentario
mínimo”, sostuvo el jefe de bloque, Luis Juez (Córdoba). Tajante y de frases
filosas, el cordobés agregó: “El DNU no pasa el Senado”.
Este último mensaje es el que escuchó Villarruel en la
reunión que mantuvo la semana pasada con referentes de los denominados bloques
dialoguistas, que van perdiendo su propensión a ayudar al oficialismo de manera
directamente proporcional a las reacciones de Milei por el fiasco de la ley
ómnibus.
Todas las bancadas coinciden en que el decreto 70/23 no
soportará la prueba de ácido de su debate en el recinto. La carencia de
necesidad y urgencia de la mayoría de su extenso contenido hace que casi ningún
senador opositor esté dispuesto a avalarlo. Esa fue la razón principal por la
que Villarruel decidió desoír el pedido de sesión especial para tratar el DNU
que pidió el kirchnerismo para el 1°de este mes.
Plan B
La actitud de la vicepresidenta le valió una crítica
conferencia de prensa del bloque del Frente de Todos, que conduce José Mayans
(Formosa), que la semana pasada volvió a la carga y pidió otra sesión. Ante
esta presión, Villarruel viene armando con los bloques dialoguistas una
estrategia para tratar de desarmar la bomba de tiempo que, sabe, es el DNU
70/23.
Se barajaron varias alternativas. La que más fuerza estaba
tomando era la de ir volcando en proyectos de ley aquellos tramos del decreto
que contasen con amplio consenso. Esas iniciativas contendrían un artículo que
derogaría los artículos correspondientes del DNU para, de esa manera, ir
desactivándolo poco a poco. Esta estrategia se complementaría con el accionar
de la Justicia, que muchos esperan que termine tomando la decisión final de
declarar inconstitucional la totalidad del decreto.
Hasta la semana pasada, a la vicepresidenta la ayudaba el
reparo de los exsocios de Juntos por el Cambio, que todavía rehúsan convertirse
en furgón de cola de una maniobra kirchnerista.
Sin embargo, el fracaso de la ley ómnibus en Diputados
complicó las negociaciones y puso a Villarruel en una dura encrucijada. Sabe
que el kirchnerismo, con 33 senadores, está a tan solo cuatro votos de tener
mayoría absoluta para aprobar lo que quiera; y que Milei tampoco ayuda con sus
ataques a los bloques dialoguistas. Cuánto tiempo podrá esquivar el golpe
político que implicaría el rechazo del DNU en estas condiciones es la pregunta
que se hacen por estos días en el despacho de la vicepresidenta.ß |