Por Maia Jastreblansky - La Casa Rosada apuntó ayer contra
los gobernadores por el fracaso de la ley ómnibus en la Cámara de Diputados y
descartó que vaya a insistir con la discusión de la reforma.
Desde el Gobierno aseguraron ayer que la “Ley de bases”
apuntaba a motivar inversiones a largo plazo, desestimaron que su caída vaya a
complicar la gestión en lo inmediato y dijeron que el ministro de Economía,
Luis Caputo, puede avanzar con medidas sin necesidad de contar con la norma.
Desde su gira por Israel, el presidente Javier Milei acusó
de “traidores” a los legisladores que votaron la norma en general y luego la
rechazaron en particular. Además, dijo que “la ‘Ley de bases’ les sacó la
careta a los delincuentes que arruinan al país”.
El Gobierno ratificó, a su vez, que apelará a los decretos
para impulsar aspectos de la reforma que quedaron truncos por el rechazo de los
diputados.
Habían pasado las 22 del martes y, todavía en el Congreso,
un grupo de libertarios (legisladores, funcionarios y asesores) que acababa de
ejecutar la dramática decisión de retroceder con la “Ley de bases” apuraba un
bocado a modo de cena. Con los ecos de la sesión frustrada –y Javier Milei muy
lejos y con amplia diferencia horaria–, los colaboradores oficiales trazaban
los pasos a seguir. Esbozaban además una flamante narrativa oficial para
acompañar la nueva etapa que inaugurará el Gobierno tras la derrota
legislativa, con los puentes detonados con la oposición dialoguista y con los
gobernadores .
Calificadas fuentes del Gobierno señalaron que el
oficialismo no retomará el debate de la “Ley de bases” en comisiones, luego de
que el tratamiento volviera a foja cero por decisión de La Libertad Avanza, que
resolvió patear el tablero cuando vio que su iniciativa se desgajaba en la
votación de los artículos en particular. En esa cena, no se habló sobre fechas
ni se mencionó una prórroga de las sesiones extraordinarias. En la Casa Rosada
ayer dieron por cerrada la discusión parlamentaria. “Cuando pasa esto los
proyectos no vuelven a tratarse, eso indica la experiencia”, reconoció un
colaborador oficial.
Mientras tanto, desde Israel, Milei tuiteó y acusó de
“traidores”, sin distinciones, a quienes no acompañaron el proyecto. Además,
dijo que “la ‘Ley de bases’ les sacó la careta a los delincuentes que arruinan
al país”. Quienes trataron al Presidente en las últimas horas dijeron que
estaba “muy enojado” si bien “sabía que esto podía pasar”. Y aseguraron que fue
el jefe del Estado quien, desde allá, pidió levantar la ley.
Uno de los representantes del Gobierno en las negociaciones
comentó: “Tal vez en algunas semanas o en un par de meses los gobernadores se
persuadan de que el país necesita la ley”. Dio a entender que la intención de
la Casa Rosada es retomar la discusión más adelante solo si los consensos
“fluyen” y que el Gobierno no se embarcará otra vez en una carnicería de tira y
afloja como hizo en las últimas semanas.
Cerca de Milei, en tanto, desestimaban avanzar por la vía
del plebiscito, aun cuando el Presidente anoche les dio “like” a mensajes en la
red social X que alentaban esta idea. En LN , el ministro del Interior,
Guillermo Francos, y el portavoz, Manuel Adorni, señalaron que el jefe del
Estado podría echar mano de “todos los recursos constitucionales” para avanzar
con su plan. “Milei, si tiene que llamar a plebiscito, lo hará”, dijo Francos.
Lo cierto es que, al menos hasta ayer, el camino de la
consulta popular –que pondría otra vez a prueba el respaldo ciudadano a una
gestión libertaria que viene de obtener el 56% en el balotaje– no se activó .
“No lo veo, con la gestión económica podemos avanzar igual”, dijo a la nacion
un encumbrado colaborador de la Casa Rosada. Habrá que ver qué espíritu trae el
Presidente de su viaje y si decide embarcarse con el artículo 40º de la
Constitución.
La otra herramienta que el Gobierno tiene sobre la mesa es
la de avanzar con algunas reformas por decreto. “Sí, punto por punto, vamos a
ver cómo avanzamos con las herramientas constitucionales que tenemos”, dijo el
portavoz, Adorni, en conferencia de prensa. En una charla en Israel, Milei dijo
ayer que Federico Sturzenegger trabaja en nuevos decretos de modernización del
Estado y en desregulaciones que se conocerán en las próximas semanas.
Ayer se reunieron en la Casa Rosada el titular de la Cámara
baja, Martín Menem; el asesor presidencial, Santiago Caputo; el jefe de
Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro del Interior, Guillermo Francos.
Ratificaron que avanzarán sin la ley ómnibus y comenzaron a
pensar en las próximas sesiones ordinarias, que comienzan el 1º de marzo.
El argumento que dan en los pasillos oficiales para sacar el
pie del acelerador de la ley ómnibus (alguna vez Milei pretendió que se
debatiera de forma expeditiva, incluso los fines de semana) es que “el
contenido de la ley apuntaba a resolver el largo plazo”, pero que el Gobierno
tiene a mano otras herramientas para avanzar con el ajuste fiscal sin depender
del proyecto ómnibus.
“Vamos a seguir gobernando de la manera que lo venimos
haciendo, los problemas de corto plazo, de hecho, los estamos resolviendo sin
ley. La ley era para resolver el largo plazo, para atraer inversiones y darle
una señal al mundo de que nos abrimos al sector privado”, dijo a un importante
ladero la nacion presidencial. Así, discursivamente, después del revés de la
votación, el oficialismo se replegó en la intransigencia como el primer día,
antes de que se iniciaran las interminables negociaciones con los bloques
amigables de Diputados.
En la práctica, en el Gobierno apuestan a pilotear la crisis
gracias a los dólares de la cosecha gruesa mientras profundizan las medidas de
ajuste y siguen recuperando las reservas del Banco Central. “La votación o no
de la ley no va a cambiar el rumbo económico. No se va a gastar más de lo que
se recauda. Y el Banco Central no va a financiar al Tesoro. No dramaticemos lo
de hoy [por ayer]”, dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, otro de los
artífices del portazo oficial, que tuvo su primer capítulo cuando se retiró del
proyecto el capítulo fiscal.
La discusión de los fondos a las provincias, aseguran en la
Casa Rosada, también quedó en suspenso. “De eso, nada”, soltó ayer un
colaborador oficial ofuscado. En la Casa Rosada pretendían habilitar esa
negociación con gobernadores recién con la ley en la mano, pero esa promesa no
terminó de persuadir a los mandatarios provinciales.
De hecho, según fuentes oficiales, ayer estaba prevista una
reunión de Luis Caputo con el gobernador santafesino, Maximiliano Pullaro, que
el Gobierno suspendió. Las provincias tildadas de “traidoras” por la Casa
Rosada son –además de Santa Fe– Córdoba, Salta, Jujuy y Neuquén. Si bien
todavía hay acusaciones cruzadas por lo que pasó ayer, al final del día quedó
en evidencia que se impuso el ala más ideológica del gabinete, que prefirió la
nada a obtener una ley a medias.
De la reunión que el martes a la mañana tuvo Francos con los
jefes de los bloques dialoguistas hubo dos versiones; solo coincidentes en el
hecho de que el meollo eran los fondos que reclaman las provincias por la merma
de la coparticipación que provocó la reforma del impuesto a las ganancias
durante la campaña presidencial. En Juntos por el Cambio deslizaron que los
titulares de las bancadas transmitieron que iban a retirar de la ley el
artículo referido al impuesto PAIS y postergar la discusión de ese impuesto
para abordarla junto al resto de la cuestión fiscal pendiente con las
provincias. En el Gobierno aseguraron que eso no se acordó y que en cambio solo
se pautó que les transmitirían a los gobernadores “certezas por la cuestión de
los fondos”. Un actor clave en esa conversación fue el asesor presidencial,
Santiago Caputo, que sin embargo buscó pasar desapercibido y no fue mencionado
en la Casa Rosada como parte de la tropa de negociadores de esta semana.
Tras la reunión del martes en el Congreso, Caputo habló con
el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, y con Pullaro. Francos hizo lo
propio con otros gobernadores de menor peso territorial. “Parecía que los
consensos estaban”, dijo un funcionario que evidentemente pecó de voluntarista.
Cuando arrancó la sesión, Francos siguió el debate desde su
despacho. Santiago Caputo hizo lo propio desde el Salón de las Mujeres del
primer piso de la Casa Rosada, donde trabaja el equipo de redes sociales de
Milei. En el Congreso estaba el vicejefe de Gabinete, José “Cochi” Rolandi,
otro de los actores claves de Balcarce 50, que seguía el detalle fino de los
cambios en la ley.
Pasadas las 18, la votación en particular de la ley era un
drama para el Gobierno. Buena parte de los bloques de Hacemos Coalición Federal
e Innovación Federal, donde abrevan siete gobernadores, rechazaban artículos de
las delegaciones de facultades al Poder Ejecutivo. Se acercaba peligrosamente
el capítulo de las privatizaciones y Santiago Caputo se trasladó desde la Casa
Rosada al Congreso. Junto con Rolandi, intervinieron cuando se pidió un cuarto
intermedio. La decisión oficial se consumó en ese tramo de la tarde. Apenas la
sesión se reanudó, el jefe del bloque oficialista, Oscar Zago, pidió que el
proyecto volviera a comisión. Con todo en foja cero el Gobierno redefinió el
discurso y apuntó que la ley ya no era “urgente” y difundió la lista de “traidores”.ß
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