Por Rafael Mathus Ruiz - El Fondo Monetario Internacional
(FMI) brindó ayer la hoja de ruta más clara sobre el programa económico de
Javier Milei al detallar por primera vez la lista de medidas acordadas con el
Gobierno en el último informe elaborado por el staff sobre la Argentina.
Como pilar, allí se garantizó el ajuste fiscal decretado por
Milei. El nuevo plan contempla la eliminación gradual del cepo; un ajuste de
tarifas de gas y luz, y un dólar competitivo.
WASHINGTON.– El Fondo Monetario Internacional (FMI) brindó
la hoja de ruta más clara sobre el programa económico de Javier Milei al
detallar por primera vez la lista de medidas y compromisos acordados con el
Gobierno en el último informe elaborado por el staff sobre la Argentina. El
Fondo dejó la puerta abierta a “recalibrar” todo el plan ante los elevados
riesgos y la enorme incertidumbre que enfrenta la economía.
Además del fuerte ajuste fiscal decretado por Milei, pilar
de la nueva estrategia, el nuevo plan contempla la eliminación gradual del cepo
y las restricciones al dólar, condicionada a la mejora de la economía.
“Como la historia de los programas de estabilización muestra
que a menudo es difícil implementarlos correctamente desde el principio, es
casi seguro que será necesario recalibrar las políticas para adaptarlas a la
evolución de los resultados”, dijo el staff del FMI en el trabajo que fue
presentado el miércoles en la reunión del board en la cual se aprobó un nuevo
desembolso para el país de US$4700 millones.
El staff del FMI y la directora gerente, Kristalina
Georgieva, ofrecieron un repertorio de elogios al plan de “shock” de Milei, un
programa anclado en un fuerte ajuste y una estricta disciplina fiscal, la
última estrategia elegida por el oficialismo por bajar la inflación, contener
el dólar y estabilizar la economía.
Pero el Fondo también dejó en claro que la estrategia
enfrenta “riesgos elevados” por la herencia, la complejidad del escenario
político y social de la Argentina, con caída de salarios y suba de la pobreza,
y que es casi seguro que el programa deba ser retocado en el futuro, algo que
ya ocurrió con los programas anteriores. El informe de los funcionarios del FMI
señaló que “existe el riesgo de que el paquete de políticas no cumpla
inicialmente sus objetivos, lo que exige una elaboración ágil de las políticas,
planes de contingencia y la necesidad de ampliar más la asistencia social”.
Ante la enorme incertidumbre que enfrenta el plan, el Fondo
indicó que “las autoridades mantendrán su enfoque pragmático y seguirán
adaptando las políticas a las circunstancias cambiantes para garantizar que se
cumplan los objetivos del programa”. Eso implica, tal como anticipó el ministro
de Economía, Luis Caputo, un mayor ajuste si el Congreso rechaza los planes
oficiales.
El informe señala que “las autoridades están preparadas para
implementar planes de contingencia y tienen los medios para ajustar aún más el
gasto” y mejorar los ingresos a través de mejoras en la recaudación y recortes
de beneficios impositivos, sin dejar de elevar el gasto social, uno de los
pilares del plan.
La disciplina fiscal es la piedra angular de todo el plan.
Además del superávit del 2% del producto para este año, el Gobierno se
comprometió a mantener un superávit fiscal del 2,5% para los años siguientes, y
el Fondo enfatizó que “el éxito del plan de estabilización dependerá de una
disciplina fiscal sostenida, que a menudo ha probado ser elusiva en previos
episodios de ajuste”.
Entre los compromisos fiscales asumidos por el Gobierno está
la eliminación del impuesto PAIS a fines de este año, la reducción de los
subsidios a la energía –se aplicarán aumentos iniciales en las tarifas de
electricidad de más de 200% a partir de febrero y en las de gas, de más de
150%–, dejar que expiren las exenciones del IVA y los préstamos subsidiados
para jubilados y trabajadores, elevar las tarifas del transporte y prohibir la
extensión de los contratos de empleados públicos incorporados en 2023, y la
“priorización” de la obra pública. El informe adelanta además que el Gobierno
intentará la reforma del impuesto a las ganancias, que fue eliminada del
proyecto de ley ómnibus, en un nuevo proyecto: “La iniciativa para reformar el
impuesto a las ganancias se está ultimando y se enviará como proyecto de ley
separado al Congreso en un futuro próximo”.
El informe del staff deja en claro que las perspectivas del
éxito del programa están ancladas en el “mandato” que recibió Milei para llevar
adelante el ajuste y la convicción del Gobierno para implementar su plan. A la
hora de enumerar los riesgos, el Fondo puso el foco en la relación de la Casa
Rosada con el Congreso ante la debilidad parlamentaria de La Libertad Avanza,
que no tiene mayoría en ninguna de las dos cámaras del Parlamento.
“Mientras la nueva administración recibió un fuerte apoyo
popular para el ajuste y las reformas, el apoyo político para reformas claves
en el ámbito legislativo podría enfrentar demoras o no materializarse,
debilitando los esfuerzos para la estabilización”, indica el trabajo.
El informe citado también reafirma la intención del Gobierno
de eliminar el cepo y las restricciones en el mercado de cambios “a medida que
las condiciones lo permitan”. El programa contempla la eliminación para junio
del llamado “dólar exportador”, y del impuesto PAIS a fines de este año. El
Gobierno se comprometió a levantar las restricciones que quedan y a terminar de
desarmar el cepo reconociendo que no se puede hacer “inmediatamente y será
desarmado gradualmente a medida que las condiciones lo permitan”.
“De hecho, el ritmo debe calibrarse y priorizarse
cuidadosamente, condicionados a mejoras en los desequilibrios macroeconómicos”,
señaló el reporte.
Unificar el tipo de cambio
El Gobierno ratificó también en el memorando de política
económica que el dólar oficial se ajustará a una tasa mensual del 2%, y
reafirmó que el objetivo es “eventualmente unificar el tipo de cambio y
levantar los controles” al mercado cambiario, siempre que las condiciones lo
permiten. Esa tasa de variación del tipo de cambio oficial está sujeta a los
mismos riesgos que el resto del programa y, por lo tanto, también podría ser
recalibrada en el futuro.
“Nuestra base de referencia sigue sujeta a elevados riesgos
e incertidumbres, pero seguimos totalmente comprometidos a adaptar y fortalecer
nuestras políticas según sea necesario para cumplir nuestros objetivos. Dada la
magnitud de los desafíos y el enfoque inevitable de shock, el impacto de
nuestro plan de estabilización en las perspectivas económicas a corto plazo
está sujeto a una incertidumbre significativa”, dijo el Gobierno en el
memorando.
El Gobierno también se comprometió a perfeccionar para abril
el marco y las operaciones de la política monetaria del Banco Central “para
garantizar que esté bien anclado en objetivos a mediano plazo claros y bien
comunicados, coherentes con la estabilidad de precios”.
A futuro, y en aras de sostener la disciplina fiscal, el
Gobierno se comprometió además a “desarrollar reformas” para garantizar una
consolidación durable, inclusiva y amistosa con el crecimiento. Esa lista de
reformas incluye mejorar la eficiencia y simplicidad del sistema tributario,
incluso “reorientando el sistema desde impuestos distorsivos hacia impuestos
directos e indirectos probados y más eficientes”; fortalecer la sostenibilidad
y equidad del sistema de pensiones; “racionalizar las empresas públicas”
mejorando su administración; aumentar la eficiencia del empleo público a través
de “una revisión del empleo en la administración nacional y las entidades
públicas descentralizadas”; fortalecer la focalización y la gobernanza de la
red de seguridad social y modernizar el marco fiscal y mejorar la coordinación
y el manejo de información dentro del gobierno. LA NACION |