Po Federico González del Solar - La CGT activó ayer su
aparato de movilización para nutrir una marcha frente al Congreso, a la que se
sumaron el kirchnerismo y la izquierda, para oponerse a las reformas que
impulsa el gobierno de Javier Milei. El dirigente Pablo Moyano fue uno de los
oradores centrales y reforzó desde el palco los mensajes amenazantes contra el
Gobierno, al apuntar contra el ministro de Economía, Luis Caputo: “Lo van a
llevar en andas, pero para tirarlo al Riachuelo”, dijo, en una frase que
después intentó relativizar.
El paro, convocado antes de que el Gobierno cumpliera un
mes, tuvo un escaso impacto en actividades comerciales y productivas, que se
desarrollaron casi con normalidad. Desde la tarde, resintió los servicios de
trenes y colectivos, y provocó numerosas cancelaciones en Aeroparque.
A solo un mes y medio de instalado el nuevo gobierno, la CGT
concretó el primer paro general contra el presidente Javier Milei, en rechazo
al mega-DNU de desregulación de la economía y la ley ómnibus que debate la
Cámara de Diputados. Por eso sus principales dirigentes, los triunviros Héctor
Daer y Pablo Moyano, encabezaron una masiva movilización ante el Congreso, en
la que la central obrera puso más énfasis que en la huelga, que no se sintió
con la contundencia de otras jornadas de protesta sindical.
Milei, por su parte, siguió el primer paro en su contra
desde la quinta de Olivos (ver aparte).
Durante toda la jornada se implementó con altibajos el
protocolo antipiquetes bajo el comando de la ministra de Seguridad, Patricia
Bullrich, una adversaria declarada del sindicalismo peronista. Los policías se
vieron superados por el gran volumen de una convocatoria que reunió a figuras
del kirchnerismo duro, y referentes de la izquierda y de movimientos sociales.
En la ciudad de Buenos Aires se plasmó una postal callejera
a gran escala de todo el arco político opositor, que se resiste sin concesiones
a las reformas impulsadas por el oficialismo y que tuvo réplicas en distintos
puntos del país.
La CGT afirmó que en la ciudad se movilizaron unos 600.000
manifestantes y que llegaron a 1,5 millones a nivel nacional, en tanto que la
ministra Bullrich le bajó el precio a la convocatoria y sostuvo que solo se
movieron unas 40.000 personas en el epicentro de la protesta.
La movilización, que trastocó la circulación en el centro y
abrió un nuevo récord en la historia de la democracia moderna –por haberse
concretado a solo 45 días de asumido un nuevo gobierno–, concluyó con un acto
desde un palco montado sobre la avenida Entre Ríos, de espaldas al Congreso.
“Un peronista no puede votar este DNU que va en contra de
los trabajadores, en contra de los jubilados y de la soberanía nacional”,
alertó Pablo Moyano, que abrió el acto y antecedió en el uso de la palabra a
Daer, el otro integrante de la cúpula cegetista que habló frente a una plaza
colmada de agrupaciones y banderas sindicales.
“Les pedimos –a los diputados– que no traicionen a los
trabajadores, que no traicionen a la doctrina del peronismo”, continuó Moyano,
quien arribó a la plaza cerca de las 14, rodeado de un grupo de gremialistas
que le abrieron paso entre la multitud. “Estamos para exigirles a los diputados
y diputadas que hacen campaña cantando la marcha peronista y cuando tienen que
rechazar una ley que va en contra de lo trabajadores se esconden y tenemos que
ir a buscarlos a su despacho”, apuntó.
“Tirarlo al Riachuelo”
En el tramo más duro de su discurso, el líder camionero
aludió a los dichos del Presidente, quien sostuvo que al ministro de Economía,
Luis “Toto” Caputo, había que llevarlo a “pasear en andas” por la inflación
lograda en diciembre. “Yo le digo –al Presidente– ante miles de compañeros que
si lleva esas medidas de ajuste, de hambre, los trabajadores, los jubilados y
los más humildes lo van a llevan en andas, pero para tirarlo al Riachuelo”,
disparó Moyano.
Daer también presionó a los legisladores. “Ningún diputado
se puede hacer el distraído. El DNU desregula la economía. Quieren destruir los
derechos individuales, colectivos, los sindicatos y destruir la acción
sindical. Atacan a las organizaciones sindicales, a los trabajadores, a la
cultura. Apuntan contra todo lo popular, a privatizar el deporte”, sostuvo el
gremialista de sanidad.
El punto de quiebre en la relación con el oficialismo se dio
con el DNU dictado por el Presidente, cuyo contenido –a los ojos de la CGT–
tenía muy poco que ver con las conversaciones entabladas hasta ese momento con
el ministro del Interior, Guillermo Francos.
Aparte de la implementación de un fondo de cese laboral,
preanunciado ya en la plataforma electoral de Milei, el oficialismo avanzó con
medidas que trastocan la vida interna de los gremios. Entre las modificaciones
se encuentra la reducción de la indemnización por despido, la ampliación del
período de prueba a ocho meses y la inclusión del bloqueo como causal de
despido. Además, el decreto tocó una de las cajas sindicales más importantes,
al incluir la necesidad del consentimiento de los afiliados en el aporte de las
“cuotas solidarias”.
La convocatoria comenzó a tomar temperatura cerca de las 11,
el horario elegido por la mayoría de las organizaciones para concentrar en las
distintas esquinas que abrazan a la plaza. “Vengan de este lado de la plaza
compañeros. Liberen la avenida Entre Ríos, nos hemos comprometido a dejar la
avenida liberada”, fue el mensaje que aludía a lo acordado con las autoridades
del Ministerio de Seguridad y Justicia de la ciudad, que se replicó desde
temprano en las distintas voces que se alternaron frente al micrófono en la
previa al acto.
Pero no hubo caso. Pasado el mediodía la avenida se vio
bloqueada, primero por los manifestantes y luego por las fuerzas de seguridad,
que establecieron un cordón de contención que, por momentos, debido a algunos
roces con los manifestantes, debió reforzarse con una segunda fila de
uniformados.
La CGT no marchó sola. La medida de fuerza recogió el
descontento de casi todos los sectores opositores al Gobierno. A los
camioneros, los estatales, los empleados de comercio y los trabajadores de la
construcción –entre muchos otros– se sumaron la CTA y la CTA Autónoma, así como
también los distintos espacios que conforman Unión por la Patria, como el
Frente Renovador de Sergio Massa, aunque el exministro no fue de la partida,
como sí lo fue el gobernador Axel Kicillof.
Además, estuvieron presentes distintas organizaciones de
derechos humanos –como Abuelas y Madres de Plaza de Mayo– y un sinfín de
movimientos sociales, algunos de los cuales contaron con terminales políticas
durante la gestión de Alberto Fernández, quien pese a verse asediado por la
continua pérdida del poder adquisitivo, no debió enfrentar ningún paro general
en los cuatro años de su mandato.ß
|