Por Marcelo
Longobardi- Arranca sin duda la semana hasta ahora más compleja de
este mes y medio que lleva Javier Milei al frente de la presidencia
de la Nación, con varios temas importantes que ocurren de modo simultáneo.
El primero es,
naturalmente, el tema de los tipos de cambio, no por los tipos de cambio
en sí, sino porque los tipos de cotizaciones y la ampliación de la
brecha están reflejando muchas dudas e interrogantes respecto
del problema económico o de su falta de consistencia en materia de cómo hacer
para parar un poco la inflación.
Se
va ampliando la brecha, que estaba en 20% y ahora en 60%, y van subiendo
los tipos de cambio, el contado con liquidación ya está arriba de los
$1.300, como consecuencia de que mucha gente empieza a ver
inconsistencias en el programa antiinflacionario, en el programa básico
económico de la Argentina.
En segundo lugar,
el Presidente deberá enfrentar además de este tema el paro de la CGT, que
obviamente tiene consignas naturalmente muy políticas, y esta amenaza tan
inapropiada que presentó el sindicalista (Héctor) Daer, diciendo que aquellos que voten la ley no van a
poder salir a la calle,
lo cual constituye una amenaza inaceptable en un país democrático.
Además tenemos el
tema de la ley ómnibus, que me parece que se fue un poco por las ramas
y perdió un poco el sentido de las prioridades.
A esto se le debe
agregar que le falta una intervención personal del Presidente, que se ha vuelto
otra vez un Presidente un poco teórico. Esta mañana dijo, por ejemplo, que
si el DNU se aprueba o finalmente se rige el DNU, eso nos convierte en poco menos
que en Alemania. Con ese criterio podríamos convertir en ley, por ejemplo,
los libros del doctor Benegas Lynch, ¿no? Y directamente volvernos la suma
de Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Estados Unidos, si tan fácil fuera.
El Presidente,
además de plantear estos aspectos teóricos, empezó a sugerir que aquellos
que se contraponen a sus ideas están llenos de tongos. Yo le
recomendaría al Presidente, si me permite una recomendación, que no se meta
mucho en el tema de los tongos.
Me parece que acá
hay unos tongos muy visibles y recientes que están siendo
olímpicamente ignorados por el Gobierno. Y unos cuantos tongos se mantienen en
la Argentina sin pasar del espíritu libertario del Presidente. Por ejemplo,
los regímenes especiales, el de Tierra del Fuego, del que vive la
mitad de la política argentina. Y el Presidente no incluye esos temas en su
programa de ordenamiento de las cuentas públicas. Hay unos cuantos tongos que
están pendientes de la explicación de parte del Presidente.
Finalmente, estamos
viendo un Milei que está mostrando algunos rasgos otra vez
un poco intolerantes, ¿no? Lo ha hecho con periodistas, lo ha hecho
con legisladores, lo hace con los actores y generalmente con sus críticos.
Ahora voy a citar una frase genial, me parece que vale la pena tener
enmarcadita esta frase que escribió Jorge Fernández Díaz en su
artículo de la Nación, cuando dijo que “si el populismo de izquierda nos
parecía nefasto, no veo por qué debe parecernos más encantador el populismo de
derecha”. Y tal vez fue de las frases más inteligentes y más importantes
Guarda que estamos
viendo de vuelta, en un contexto muy complejo para la Argentina, un político
divisivo, un político que prefiere confrontar y no acordar. Yo no tengo
muy claro con qué herramientas Milei puede confrontar. Los Kirchner, que
fueron los reyes de la confrontación, tenían un poco más con qué,
¿no? Milei no tiene mucho para confrontar, excepto sus teorías, sus
libros, sus libros de Benegas Lynch, su decreto que nos supone el lugar de
Alemania, y algunas ideas teóricas como expresó en Davos
Acá estamos viendo
una ausencia del Presidente en la discusión legislativa. Me parece que a estos
proyectos que se han enviado al Congreso les falta una intervención
personal del Presidente en la discusión con los legisladores, como hace (Joe)
Biden o como hacía (Donald) Trump, su admirado Trump, que sentaba en la mesa a
los tipos del partido contrario para discutir el asunto y no denegaba el asunto
en secretarios o ministros o funcionarios.
Estamos viendo una
especie de populismo de derecha que no tiene por qué ser, como dice Jorge
(Fernández Díaz), más encantador que el populismo anterior. Dicho esto, y con
toda la preocupación que a mí me genera este cuadro de cosas: unos tipos de
cambio que están mostrando inconsistencias en la política económica; una huelga
de la CGT que careció de la intervención personal del Presidente en el diálogo;
una ley ómnibus que perdió el sentido de las prioridades, en la que tampoco
interviene el Presidente en su negociación; un DNU que a juicio de Milei nos
convertiría en poco menos que en Alemania. Todo con esta intolerancia que está
presentando Milei ante la crítica. INFOBAE |