Por Laura Serra - El
Gobierno presentó ayer ante el Congreso un ambicioso proyecto de ley ómnibus
que modifica 664 artículos, deroga leyes y contiene amplias delegaciones
legislativas de emergencia al Poder Ejecutivo en materia económica, financiera,
fiscal, social, previsional, de seguridad, defensa, tarifaria, energética,
sanitaria y social por dos años.
En el primer
artículo de la “Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los
argentinos” establece que su objeto es “promover la iniciativa privada, así
como el desarrollo de la industria y del comercio, mediante un régimen jurídico
que asegure los beneficios de la libertad para todos los habitantes de la
Nación y limite toda intervención estatal que no sea la necesaria para velar
por los derechos constitucionales”.
El proyecto abre la
puerta para la privatización de 41 empresas públicas, además de un blanqueo
laboral y de capitales. También apunta a una reformulación del sistema político
argentino: deroga las PASO y propone un sistema de circunscripción uninominal que
modifica la forma de elección de los diputados. Además, propone nuevos
controles a las manifestaciones callejeras y agrava las penas por los cortes de
calles, que contemplan que los piqueteros puedan tener un castigo de prisión
efectiva. Y en materia judicial dispone el traspaso de los juzgados nacionales
a la Ciudad.
BLANQUEO
Habilita la
declaración de hasta 100.000 dólares en efectivo sin pagar impuestos.
JUBILACIONES
Suspende la fórmula
de movilidad previsional y autoriza al Ejecutivo a establecer aumentos por
decreto.
PRIVATIZACIONES
Otorga facultades
al Ejecutivo para privatizar 41 empresas y organismos, entre ellos, YPF,
Aerolíneas Argentinas, AySA, el Banco Nación, Télam, la TV Pública y Radio
Nacional.
IMPUESTOS
Habilita la suba y
baja de retenciones por decreto; propone una moratoria por deudas con la AFIP y
rebajas progresivas en Bienes Personales.
SEGURIDAD
Agrava penas por
resistencia a la autoridad y amplía la figura de la legítima defensa.
PROTESTAS
Obliga a pedir
autorización para movilizaciones callejeras y prevé penas de prisión efectiva
por cortes de rutas o de calles.
SISTEMA ELECTORAL
Elimina las PASO y
crea un nuevo sistema de elección de diputados nacionales por “circunscripción
uninominal”; se suma al reemplazo de la lista sábana por la boleta única de
papel.
EDUCACIÓN
Propone un examen
final obligatorio para todos los estudiantes secundarios, y habilita a las
universidades a cobrar un arancel a extranjeros no residentes.
SALUD
Modifica la ley de
salud mental y permite en más casos la internación involuntaria.
EMPLEO
Prevé estímulos
para el blanqueo de trabajadores no registrados.
DIVORCIO
Habilita un sistema
exprés para disolver el vínculo matrimonial sin la intervención de jueces ni
abogados.
En nombre del Poder
Ejecutivo, el ministro del Interior, Guillermo Francos, entregó ayer al
presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, un ambicioso proyecto de
ley “ómnibus” que, en sus 664 artículos, contiene amplias delegaciones
legislativas al Poder Ejecutivo nacional de emergencia pública en materia
económica, financiera, fiscal, social, previsional, de seguridad, defensa,
tarifaria, energética, sanitaria y social por dos años, con la posibilidad de
prorrogar este plazo por otros dos años más, es decir, hasta la finalización
del mandato de Javier Milei.
No solo eso: en sus
disposiciones finales, el Poder Ejecutivo requiere que, además, el Congreso le
apruebe el megadecreto de necesidad y urgencia 70/23 –con sus 366 artículos–
que dictó la semana pasada el presidente Javier Milei para desregular la economía.
Pese a las críticas que cosechó esta medida en los bloques opositores, el
presidente Milei redobló la apuesta y ahora pretende, con este proyecto de ley
ómnibus, que los legisladores le deleguen facultades en casi todas las áreas de
la administración pública, lo que, a juicio de la oposición, implicaría una
claudicación de las potestades parlamentarias.
Por si fuera poco,
Milei reclama celeridad. Al convocar a sesiones extraordinarias del Congreso
fijó que este período se extienda solo hasta el 31 de enero. “La emergencia en
la que se encuentra el país no permite que perdamos tiempo. La semana próxima, una
vez constituidas las comisiones, empezaremos el debate”, anticipó Menem.
En el primer
artículo de la ley “ómnibus” enviada al Congreso –denominada “Ley de bases y
puntos de partida para la libertad de los argentinos”– establece que su objeto
es “promover la iniciativa privada, así como el desarrollo de la industria y
del comercio, mediante un régimen jurídico que asegure los beneficios de la
libertad para todos los habitantes de la Nación y limite toda intervención
estatal que no sea la necesaria para velar por los derechos constitucionales”.
El proyecto está
dividido en varios capítulos y modifica medio centenar de leyes. Es tan
exhaustivo y ambicioso que incluso propone una reformulación copernicana del
sistema político argentino. Además de la derogación de la ley de primarias
abiertas simultáneas y obligatorias (PASO), propone el sistema de
circunscripciones uninominales para la elección de los diputados nacionales en
reemplazo del actual sistema plurinominal. Esto significa que en cada elección
legislativa se pone en juego una sola banca por circunscripción, lo que
favorece a la fuerza política que más votos consigue y restringe el acceso a
segundas y terceras fuerzas, que se quedarían sin representación.
En esta lógica, el
proyecto del Poder Ejecutivo dispone una reestructuración de la Cámara de
Diputados: con esta ley, de ser aprobada, el número de diputados nacionales a
elegir será de uno por cada 180.000 habitantes o fracción no menor de 90.000.
Con este nuevo paradigma electoral, Milei buscaría acelerar los tiempos para
alcanzar en dos años la mayoría en la Cámara baja, siempre que replique en las
próximas elecciones legislativas el triunfo obtenido este año. Con el actual
sistema plurinominal ese objetivo sería de muy largo aliento.
Otro punto polémico
–que genera resistencia en la mayoría de los bloques legislativos– es la
suspensión de la ley de movilidad jubilatoria aprobada durante 2020. Si bien el
Poder Ejecutivo “podrá realizar aumentos periódicos atendiendo prioritariamente
a los beneficiarios de más bajos ingresos”, el proyecto no indica cuál sería la
periodicidad.
Además, el Gobierno
pretende que se lo faculte a establecer una fórmula automática de ajuste de las
prestaciones “teniendo en cuenta los criterios de equidad y sustentabilidad
económica”. La iniciativa no establece plazos.
Hay más en materia
previsional. El Gobierno pretende, además, que se giren al Tesoro Nacional los
recursos del Fondo de Garantía y Sustentabilidad, actualmente en resguardo de
la Anses. Según este organismo oficial, en noviembre pasado este fondo alcanzó
el mayor valor en su historia con 76.000 millones de dólares.
Por otra parte, el
proyecto incluye un amplio régimen de regularización de activos, el cual estará
vigente hasta el 30 de noviembre de 2024. Permitirá regularizar hasta
US$100.000 en efectivo, inmuebles o criptomonedas sin pagar impuestos. Superado
ese monto se impondrá una escala de alícuotas que va desde el 5% hasta el 15%
sobre el
excedente según en
qué momento se adhiera el contribuyente a la regulación.
En paralelo, el
Gobierno propone una generosa moratoria para deudas contraídas por particulares
y empresas por obligaciones tributarias, aduaneras y de la seguridad social. En
todos los casos se habla de obligaciones vencidas hasta el 30 de noviembre de 2023
y establece un periodo de adhesión voluntaria de hasta 150 días corridos desde
la sanción de la norma.
La iniciativa,
además, avanza en otra de las consignas de campaña de Milei: la privatización
de empresas y sociedades del Estado o con mayoría estatal. Entre ellas figuran:
YPF, Administración General de Puertos SE; Aerolíneas Argentinas; Arsat; AySA;
Banco Nación Argentina; Banco de Inversión y Comercio Exterior SA; Casa de
Moneda; Contenidos Públicos, entre otras.
El capítulo sobre
deuda pública promete generar una fuerte polémica. En efecto, el proyecto
deroga el artículo primero de la ley de fortalecimiento de la sostenibilidad de
la deuda pública, por el cual el Poder Ejecutivo estaba obligado a solicitar
autorización al Congreso para emitir bonos en dólares por encima de lo
establecido en el presupuesto. Otro punto que generará polémica es que la
iniciativa permite renegociar o rescindir contratos de la administración cuando
por razones de emergencia económica y atendiendo la disponibilidad de fondos
públicos.
En materia
tributaria se contempla un programa de regularización y modificaciones en
Bienes Personales e impuestos internos. Asimismo, se dispone una suba en las
retenciones agropecuarias: los productos que hoy no tienen derechos de
exportación pasarán a tributar un 15%. En el caso de la soja, el grano sigue
con el 33%, pero el Gobierno subirá la alícuota del 31 al 33% para la harina y
el aceite. Asimismo, se le confiere al Poder Ejecutivo la facultad de reducir o
incrementar las alícuotas de los derechos de exportación hasta el 9 de
diciembre de 2027, es decir, hasta la finalización del mandato de Milei.
En materia de
seguridad, se establece un régimen para la organización de manifestaciones
callejeras: incorpora en el Código Penal nuevos controles y agrava las penas
por los cortes. A tal punto que se eleva de dos a tres años de cárcel al que
“impidiere, estorbare o entorpeciere el normal funcionamiento” del transporte.
Además, sanciona especialmente a los organizadores de los cortes y los hace
solidarios por los daños que pudieran producirse sobre las cosas, incluso a
aquellos organizadores que no estuvieran presentes en la manifestación.
Además, el proyecto
propone convalidar el protocolo de seguridad elaborado por la ministra Patricia
Bullrich; en este sentido se dispone que la realización de las manifestaciones
deberán ser notificadas a la cartera de Seguridad “con una antelación no menor
de 48 horas”.ß |