Las reformas
orientadas a la flexibilización del mercado laboral podrían ser un estímulo
que, en última instancia, “conduzca a una mejora en la formalidad, aunque su
efecto deberá esperar hasta que la economía vuelva a crecer”, concluye.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)
anunció recientemente que las tasas clave del mercado laboral
para el tercer trimestre de 2023 alcanzaron nuevos récords. En este período, la participación en el
mercado laboral creció, situándose en un 48,2% de la población, un
incremento del 2,1% en comparación con el año anterior, superando
el crecimiento poblacional, que se mantiene por debajo del 1%.
Este aumento en la
participación se tradujo principalmente en empleo: el número de ocupados
aumentó un 3,7% interanual, impulsado por un considerable crecimiento de los
trabajadores asalariados formales (casi un 10% interanual), aunque de manera
más modesta en el caso de los trabajadores informales ( 2,6% interanual), la
información se desprende de un informe de Ecolatina.
Sin embargo, un
análisis más detallado revela que el impulso en los asalariados formales se atribuye en gran medida al empleo público, que aumentó un 8,6%
interanual, muy por encima de los empleos del sector privado ( 2,6%
interanual). “De hecho, los puestos de trabajo en la administración pública y
educación, que suelen aumentar durante el tercer trimestre debido a la
formalización de cargos, explicaron más de la mitad del
incremento total de los empleados”, asevera el documento.
Los factores que
impulsaron el desempleo
La significativa
disminución del desempleo, que alcanzó el 5,7% de la Población Económicamente
Activa (PEA) -la cifra más baja desde la reanudación de la serie en mediados de
2016-, y las magnitudes de estas variaciones, sugieren la posibilidad de que
gran parte de la disminución del desempleo y la expansión del empleo se deban a
un aumento del empleo público.
Independientemente
de ello, el informe destaca que, durante este último trimestre, se ha
evidenciado una tendencia persistente en los últimos dos años: más personas se incorporan al mercado laboral, pero lo hacen
en un contexto de mayor precariedad y, en menor medida, dependencia del empleo
público.
¿Qué esperar
para el nuevo panorama laboral?
En la recta final
del año comienza a vislumbrar el impacto en el mercado laboral del enfriamiento
de la actividad económica. “Se espera que la dinámica
observada previamente no sufra modificaciones sustanciales”, advierte
Ecolatina.
En cuanto a 2024,
se prevé que varios factores impactarán en el mercado laboral. Por un lado, la pronunciada pérdida del poder adquisitivo, especialmente
en los primeros meses del año, probablemente impulsará una mayor participación
en el mercado laboral, ya que más personas buscarán empleo para
respaldar sus mermados ingresos familiares.
Simultáneamente, la
marcada recesión seguramente provocará una disminución del empleo formal en
algunos sectores, especialmente aquellos más dependientes de la demanda
interna, como la construcción, afectada por el aumento del costo en dólares y
la eventual parálisis en obras públicas.
Además, las
perspectivas podrían complicarse en los sectores productivos más dependientes
de la protección, los cuales podrían sufrir más como resultado
de una mayor apertura comercial.
Sin embargo, esta
potencial ola de desempleados “no necesariamente conducirá a un aumento
significativo del desempleo”, advierte el estudio. Incluso en un escenario
crítico, es probable que parte de la pérdida de empleo formal “se
traslade hacia empleos informales y trabajos independientes, que suelen ser de
menor calidad”.
Sin embargo, el informe destaca que, aunque este cambio no es deseable, podría
ser un factor que limite el aumento del desempleo, llevándolo alrededor
del 8%.
Desempleo: la
amenaza latente
A pesar de
ello, la amenaza del desempleo y esta transición hacia empleos de menor
calidad pueden ser efectos de importancia a la hora de moderar las demandas
salariales en los próximos meses. Si bien esto podría contribuir a
evitar un aumento excesivo de los salarios, el costo sería una mayor recesión y
una disminución del poder adquisitivo.
Este conjunto de
factores resultará en que las características principales del mercado laboral
no cambien con el cambio de gobierno. Habrá más personas trabajando o buscando
empleo para complementar ingresos modestos, y la calidad del empleo
continuará disminuyendo, ya que es posible que trabajadores formales se
trasladen hacia la informalidad o trabajos independientes.
Las reformas
orientadas a la flexibilización del mercado laboral podrían ser un estímulo
que, en última instancia, “conduzca a una mejora en la formalidad, aunque su
efecto deberá esperar hasta que la economía vuelva a crecer”, concluye. AMBITO |