Por Julián Guarino - La batalla contra la inflación versión
Javier Milei pareciera que no busca reducir la inflación inmediatamente, sino
que en una primera etapa el objetivo parece ser eliminar(nos) algunos
desequilibrios para luego, quizás, bajar la tasa de inflación.
En la tierra de los
“if” hay dos muy potentes. El primero, qué pasa si la inflación luego de pisar
el acelerador en diciembre y enero, sigue trepando en febrero y marzo. Malo. El
otro if, qué ocurrirá si la brecha cambiaria (hoy en 20% aprox.) comienza a
expandirse de nuevo, también malo.
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Con novedades en el
frente. Son varios los andariveles. Semana clave para el plan Luis Caputo que,
dicen, se lleva a cabo con la finalidad de mejorar la hoja de balance del
BCRA aunque levantan la mano aquellos que, de fondo, sospechan que el
plan dolarizador continúa mientras todo se sazona con un tradicional ajuste
ortodoxo tradicional con depresión económica incluida.
Lo que se dice, y
lo que se hace. La batalla contra la inflación versión Javier
Milei pareciera que no busca reducir la inflación inmediatamente, sino que en
una primera etapa el objetivo parece ser eliminar(nos) algunos desequilibrios para
luego, quizás, bajar la tasa de inflación. Quizás ahí se encuentra la razón por
la cual se ha decidido mantener el esquema de control de cambios y no habemus
flotación libre.
Un pequeño
comentario vale. La “hiperinflación” tan mencionada del presidente Milei
contiene conceptualmente en su interior un rasgo curioso. La idea es que las medidas que se están tomando son las “’únicas”
que podían aplicarse. Esto involucra también la dosis de shock. Por
ende, la inflación que se genere en el corto plazo no es responsabilidad de las
decisiones que tome la Casa Rosada, sino que le pertenecen a Alberto Fernández
y equipo. De ahí que un segundo set de medidas por parte del presidente
Milei vendrá a tratar de paliar los efectos del primer set de medidas.
La receta de Toto
Caputo parece ser ésta: lograr que se reacomoden los
precios relativos (dólar, energía y salarios) al mismo tiempo que se desindexa
la economía y se reduce la presión por dolarización. ¿El tester? La inflación, la brecha cambiaria y la resistencia, insistencia o
supervivencia de la clase media que será la que pague, en términos
relativos, el mayor ajuste.
Puede fallar
En la tierra de los
“if” hay dos muy potentes. El primero, qué pasa si la inflación luego
de pisar el acelerador en diciembre y enero, sigue trepando en febrero y marzo.
Malo. El otro if, qué ocurrirá si la brecha cambiaria (hoy en 20%
aprox.) comienza a expandirse de nuevo, también malo.
Como ocurre en
forma periódica, la bicicle…, es decir, la apuesta del ministro Caputo es al retorno del carry-trade. Con una tasa de interés muy superior al ritmo de crawling-peg,
buscan el ingreso de divisas (vendo dólar, compro bono del Tesoro,
cobro tasa, cobro bono, compro dólar, fin).
¿Cómo piensa el
Gobierno detener la génesis de una espiral inflacionaria? Además de “con las
fuerzas del cielo”, el otro recurso son “las fuerzas de la recesión
económica”. Es decir,
se apuesta a que se
venga a pique la demanda. La ecuación es que la depresión económica llegue más
rápido que la velocidad de la inflación. Rápido y furioso.
El tobogán de Toto
Caputo: los juegos del plazofijismo
Un tobogán, algo
así, parece ser lo que armó Caputo para el que tiene pesos en el
bolsillo. En rigor, no hay forma de no ir perdiendo altura, siempre se
pierde, ya sea por la devaluación, el reseteo de las tasas, la vida misma.
La entidad que conduce Santiago Bausili acuñó una serie de definiciones que
conviene seguir de cerca. Un nuevo mapa, casi un laberinto de la tasa de
interés, donde asuman la cabeza los instrumentos de absorción de liquidez del
Banco Central.
En primer
lugar, el BCRA estableció que la tasa de política monetaria, de ahora en
más, será la que corresponde a los Pases Pasivos (en la actualidad en el 100%
TNA). Otro dato, liminar, es que no se renovarán las Leliq. Esto implica
que las Leliq (que acumulaban más de $3 billones al 15 de diciembre) dejarán de
existir en pocos días o semanas más, por lo que en el menú del BCRA sólo
quedarán los Pases pasivos.
El plazofijista se
topó con que bajaron las tasas mínimas de plazo fijo de 133% a 110% TNA (9,1%
TEM). A la vez, persisten (el verbo es desmedido) los plazos fijos UVA. En la mirada analítica, podría decirse
entonces que el flamante esquema evidencia un spread negativo entre las
colocaciones en el BCRA y las captaciones de fondos a plazo.
Por ende, está
claro que los bancos tendrán mayor incentivo por instrumentos como los bonos
del tesoro o sencillamente que regresen a gateras, la intermediación
financiera, y le den préstamos al sector privado, a una tasa que supere el
costo de fondeo.
A licuar que se
acaba el mundo
La licuadora del
ministro de Economía no sólo aplica a los salarios. También avanza a paso redoblado contra el que tiene pesos
depositados a tasa. La receta es conocida pero no por eso menos profunda:
combina una rebaja de tasas de interés y el émbolo inflacionario potenciado
(Georgieva estaría orgullosa).
Empuja, en
definitiva, a un desarme de los depósitos a tasa fija hacia los plazos fijos
indexados. Pero también hay quienes advierten que podría haber un resurgimiento
del dólar como refugio. Y hasta bríos de demanda de heladeras, televisores,
lavarropas, vajillas varias, horno, microondas, refacciones hogareñas, motos,
autos y electrónica. ¿Es buen momento para comprarse un aire
acondicionado? (Sí, pero no para pagar la boleta de luz en marzo) Otra
aplicación para los pesos -además de stockearse con latas de atún y tasajo- es
cubrir necesidades de liquidez estacional o pagar la matrícula del colegio de
los chicos. Revive entonces el interés por los plazos fijos indexados.
Pero lo interesante es seguir el mainstream, es decir, qué harán los bancos.
La presunción es que habrá “huida” hacia los títulos
del Tesoro. Se viene mañana licitación y postulan a la Lede a 30 días y dos
bonos por CER (T2X5 y TX26). De todas formas, se cavila sobre un
tema: para aceitar la demanda de bonos por parte de las entidades, el BCRA
decretó que las tenencias de títulos cubiertas por la emisión de PUTs, esto es
el derecho de vender un futuro subyacente a un precio determinado, no serán
computadas a los efectos del cálculo de la exposición al sector público. Hay que seguir a los PUTs. AMBITO |