Milei no cederá en
el ajuste pero está preparado para hacer algunas concesiones a los líderes de
las provincias a cambio de apoyo legislativo y respaldo en la gobernabilidad
Por Brenda
Struminger - La mayoría de los gobernadores no conocen personalmente a Javier
Milei y la falta de un diálogo directo genera en una sensación de misterio
e incertidumbre en el interior, donde no saben quién es el Presidente no sólo
desde la perspectiva política, sino también humana. Todos esperan con ansiedad
la reunión del próximo martes en la Casa Rosada, que está siendo organizada
puntillosamente desde el viernes por el Ministro del Interior, Guillermo
Francos, para buscar apoyo legislativo y garantizar la gobernabilidad.
El manejo de los
tiempos es clave en el primer mes de gobierno de Milei, que está decidido a
avanzar con su profunda reforma liberal lo antes posible para aprovechar el
impulso de la victoria. Por eso apuró para el martes, a través de Francos, la
convocatoria a los gobernadores, que ya se estaban impacientando y habían
dejado saber su incomodidad con la falta de atención que estaban recibiendo.
Si bien el
Presidente tiene decidido avanzar por la vía de Decretos de Necesidad y
Urgencia (DNU) con el argumento de la crisis, su intención es aprobar la
mayor cantidad de proyectos por el camino legislativo para evitar
presentaciones judiciales que tilden de anticonstitucionales sus
decisiones y, sobre todo, el costo político de ser apuntado como un líder
que no respeta las instituciones.
Por ese motivo,
dejaron saber desde Balcarce 50, hasta que el encuentro no se haya producido el
Ejecutivo no enviará al Congreso el misterioso paquete de leyes que
no conocen ni sus propios diputados, en el que trabajan varios estudios
jurídicos externos junto a los equipos de Economía, la Presidencia y la
Jefatura de Gabinete de Nicolás Posse, y que incluirían sendas reformas
política, económica, fiscal, laboral y jubilatoria. Se trata de la famosa “ley
ómnibus” que, todo indica, finalmente se dividirá en varios paquetes por
exigencia de la desconfiada oposición, que quiere analizar y votar “ley por
ley”.
Francos lideró una
reunión preparatoria con los gobernadores de manera virtual y presencial el
viernes, para recibir de antemano los reclamos que le llevarán desde el
interior a Milei el viernes
Aunque reacio a la
rosca política, Milei sabe que es vital el gesto de recibir en persona a
los gobernadores, que tienen fuerte injerencia sobre todo en el Senado y
están complicados aunque donde la vicepresidenta, Victoria Villarruel, acaba
de sellar un acuerdo con aliados que dejó en ascuas al kirchnerismo y les
permitiría al menos alcanzar el quórum.
En Gobierno saben
serán más espinosos, como el jubilatorio, pero el martes el Jefe de
Estado buscará convencer a los gobernadores que lo apoyen al menos en el
área económica. Ese día, adelantan, se hilará fino sobre la diversidad de
temas que se pondrán sobre la mesa y funcionarán como moneda de cambio: el
futuro de la coparticipación (Francos asegura que no se tocará a
pesar de las versiones que circularon entre los libertarios más ortodoxos
durante la campaña); el recorte y el traspaso del manejo de los
codiciados Aportes del Tesoro Nacional (ATN) de la órbita de Interior
a Economía; el impuesto a las Ganancias; el pago de sueldos y
de bonos de fin de año; el freno a la obra pública; los
fondos para las cajas jubilatorias; y los apoyos legislativos para la
ley que está por enviar Milei al Congreso.
El grupo
Después del
balotaje ocurrió un hecho inédito. Alarmados por el triunfo del desconocido
líder libertario, los gobernadores, acostumbrados a jugar de manera
independiente (o, en el mejor de los casos, agrupados por afinidad política,
personal o geográfica), se unieron en un único grupo de WhatsApp, donde
están sumamente activos y conversan a diario, llamado “23 gobernadores y un
jefe de gobierno”, donde están todos y sólo conocen a Milei en persona unos
pocos, como los macristas de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, y de
Chubut, Ignacio Torres, y el peronista anti-K de Córdoba, Martín
Llaryora.
La iniciativa fue
liderada por Frigerio, que desde el 10 de diciembre ocupa el cargo de
gobernador en Entre Ríos por primera vez, pero tiene relación con casi todos
sus pares desde que lideró por cuatro años el Ministerio del Interior durante
el gobierno de Mauricio Macri. Es uno de los mandatarios con el nexo más
cercano con Milei, a quien conoció cuando el economista aún era sólo un
consultor privado, conferencista y panelista de TV.
El único gobernador
que pisó la Casa Rosada desde el nuevo gobierno para encontrarse con Francos
fue el cordobés peronista Llaryora, reacio al kirchnerismo (Ministerio del
Interior)
El grupo aceleró
las conversaciones antes de la convocatoria a la reunión de Francos, y cada uno
compartió por vía virtual con el resto las demandas y reclamos que tenían
pensado hacerle conocer al Presidente desde sus distritos. Luego se las
transmitieron al ministro, que los llamó a participar de una videoconferencia
preparatoria cuatro días antes del encuentro con Milei, el viernes a las 18.
Ese día los radicales estuvieron presentes de manera presencial junto al
funcionario en la planta baja de la Casa Rosada y el resto participaron por
Zoom desde sus territorios. La intención de la charla fue evaluar las demandas,
para que el Gobierno pudiera preparar las respuestas y acelerar las
modificaciones en la letra de las iniciativas legislativas, el programa
económico y el DNU de desregulación de la economía según el resultado.
Más allá del grado
de afinidad personal o ideológica, los mandatarios están mostrando su
pragmatismo en el inicio del nuevo gobierno nacional. El “gitano” Ricardo
Quintela, de La Rioja, que durante la campaña había amenazado estruendosamente
con renunciar a su cargo si ganaba Milei, no sólo no concretó el aviso sino que
lo felicitó apenas se impuso en la segunda vuelta. Mientras que los más duros,
como el formoseño Gildo Insfrán o el santiagueño Gerardo
Zamora se están reservando los resquemores.
Los líderes de
fuerzas provinciales también están midiendo cómo avanzar. Rolando
Figueroa, de Neuquén, ya avisó que una de sus principales preocupaciones es la
obra pública, luego de que el Gobierno la frenara totalmente y avisara que
sólo avanzará por medio de inversiones privadas, con intervención del Estado en
el proceso de licitación y ejecución, pero no en el aporte de fondos.
En las provincias
no hay una mirada unánime sobre el recorte de los giros anunciada por el
ministro de Economía, Luis Caputo, y cada uno por separado ideó formas para
compensar el retaceo, tanto en la relación con la Nación como puertas adentro.
Pero hay varias coincidencias. Entre las principales está exigir que se cumpla
la promesa de Francos de que se aplicará la reforma en la distribución del impuesto
al cheque para que se coparticipe equitativamente el 50% de la recaudación
entre todas las provincias (hasta ahora les correspondía el 25% de los
ingresos).
Mientras se jactan
de tener las cuentas equilibradas, algunos gobernadores proponen que, si es
necesario implementar el ajuste, se mantengan sin falta dos
transferencias que rigen actualmente y consideran esenciales: el
incentivo docente, que en provincias como Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos
representan en promedio entre 35 y 60 mil millones de pesos, y el Plan
Remediar. Y si bien habría cierto consenso en revertir la modificación
del Impuesto a las Ganancias que se acotó por la vía legislativa
durante la campaña de Sergio Massa -incluso con apoyo de Milei-, los referentes
de PRO quieren que la responsabilidad política recaiga en los gobernadores
peronistas y en el propio Presidente, que fueron los que aprobaron o
contribuyeron a pasar una medida “electoralista” que los macristas consideraban
inviable con el estado actual de las cuentas públicas.
En principio parece
haber predisposición a acordar, y varios gobernadores empezaron a mostrar
cierta sintonía inesperada con el espíritu de “austeridad” de la Nación a
través de gestos como el recorte de gastos de la política a nivel local o la
adopción de un enfoque de “emergencia” similar al propuesto por Milei y Caputo
incluso entre aquellos caciques más afines al kirchnerismo, como Zamora, que
empezaron a recortar desde el Estado provincial que defendieron con vehemencia
durante la campaña de su líder, el derrotado Sergio Massa. |