Sábado 09 - Por Textos Textos Esteban
Lafuente, Lucila Marin, Fabiola Czubaj, Fernando Rodríguez y Javier Drovetto - El
gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner termina con indicadores
sociales y económicos que expresan una marcada profundización de la crisis a lo
largo de los últimos cuatro años. La inflación, entre 2019 y 2023, se
multiplicó prácticamente por tres. Ya alcanzó el 142 por ciento interanual y
estará por encima cuando se conozcan los índices de noviembre y diciembre. No
se registraba un nivel así desde hace más de treinta años. Como consecuencia
del deterioro económico, la pobreza se ubica por encima del 40 por ciento.
El gobierno que
asumirá mañana enfrentará, además, un fuerte atraso en las tarifas de los
servicios públicos y una brecha cambiaria que también se ubica en niveles
récord. La gestión económica de Sergio Massa concluye con un dólar blue por
encima de los $1000 y un incremento del déficit por las medidas adoptadas
durante su campaña electoral.
Las reservas del
Banco Central tienen saldo negativo, mientras creció su pasivo por las Leliq.
Pobreza por encima
del 40%. Inflación que supera el 142% y atrasos en rubros claves como las
tarifas de los servicios públicos. Caída del poder adquisitivo y crecimiento de
la informalidad con bajo desempleo. Esas son algunas de las claves de la
herencia económica que deberá enfrentar Javier Milei.
A esto se le suman
otras cifras que vuelven titánica la tarea del nuevo presidente. Dos de cada
diez hogares de la Argentina se saltean alguna comida, reducen las porciones o
aseguran pasar hambre. Lo hacen porque el dinero no les alcanza. Entre 4 y 5 millones
de personas viven en asentamientos sin acceso a la mayoría de los servicios
básicos. Siete de cada diez estudiantes argentinos no logran el nivel mínimo de
desempeño en matemática. Son desafíos apremiantes para un país que no crece
desde hace 15 años y tiene a más de 18 millones de habitantes bajo la línea de
pobreza.
1 - Inflación Un
triste récord en más de tres décadas
Superada en casi
todo el mundo, la Argentina es uno de los pocos países que hoy sufre la
inflación alta, y se encamina a alcanzar este año valores récord desde la
última híper. Con el dato de octubre (8,3%), el acumulado interanual se ubica
en el 142,7%, según lo informado por el Indec, en una tendencia al alza que
cruza gestiones presidenciales y se aceleró este año de la mano de la disparada
en los tipos de cambio paralelos y la expansión de la brecha.
Más allá de los
efectos de la pandemia, la Argentina con inflación de doble dígito desde 2007
–incluyendo la manipulación de las estadísticas oficiales–, con un escenario
que abre desafíos de corto plazo.
Porque además de la
inercia que arrastra el esquema actual –rezagos entre rubros, contratos y
rubros indexados con ajuste automático–, las dificultades de corto plazo
aparecen por las demandas para un plan de estabilización exitoso, y la
distorsión de precios relativos acumulada en los últimos años. Mientras que en
la gestión Fernández-kirchner la inflación promedio acumulada es del 844% (193%
con Massa como ministro), existen rubros como la ropa que acumulan subas por
encima del 900% y otros, como la comunicación o los servicios públicos, cuyo
ajuste fue de entre el 400% y el 600%. Es la “inflación reprimida”, en la jerga
de los economistas.
2 - Pobreza e
indigencia El número más urgente de una economía en crisis
La foto social de
la Argentina muestra un escenario con demandas urgentes y soluciones que exigen
mirar el mediano plazo. Consecuencia del estancamiento de la economía y el alza
en el costo de vida, el deterioro de las principales variables se aceleró en el
último tiempo, con un índice de pobreza que llegó al 40,1% en el primer
semestre de 2023.
Son 18,5 millones
de personas, si se proyectan los últimos datos difundidos por el Indec, que
marcaron un incremento de 3,6 puntos con respecto al mismo período del año
anterior. El escenario se completa con un 9,8% de indigencia (4,3 millones de
personas) y un panorama aún más dramático entre los más jóvenes: según los
datos oficiales, 57% de los menores de 17 años son pobres (16% de indigencia).
Será un desafío central para la próxima gestión, que asumirá con un panorama en
el que el deterioro se profundizará como consecuencia de la aceleración
inflacionaria. Estimaciones privadas, como la que desarrolla la Universidad Di
Tella (UTDT), la ubican subiendo y ya por encima del 42%, en valores similares
a los que alcanzaba en el segundo semestre de 2020, en el peor momento de la
pandemia. Según la UCA, la pobreza llegó al 44,7% y sería del 49,1% sin
programas del Estado como la AUH.
3 - Deuda
externa La consecuencia del déficit que crece a lo largo de los años
Es otra de las
variables que crece en silencio y llegó a niveles récord. Según datos
oficiales, la deuda bruta del sector público nacional llegó a los US$419.291
millones, con un alza de US$12.680 millones (3,14%) solo en octubre. Así, en el
acumulado de la gestión Fernández-kirchner, la deuda bruta de la administración
central creció en US$96.226 millones, de acuerdo con los datos oficiales del
Ministerio de Economía.
Sin acceso a los
mercados internacionales, con un riesgo país que hoy ronda los 2500 puntos
básicos, el Gobierno recurrió a la deuda emitida en pesos, pero en su mayor
parte indexada por la inflación o la evolución del tipo de cambio, y el
“seguro” de la intervención del BCRA que compra estos bonos en el mercado
secundario. Sin dólares en el BCRA, el calendario impone desafíos urgentes, con
vencimientos de deuda en moneda extranjera que en todo 2024 suman US$18.552
millones, entre capital e intereses, según Econviews.
4 - Dólar
oficial y blue Entre el atraso, la incertidumbre y la brecha que traba la
economía
Cepo endurecido,
restricción a las importaciones, brecha cambiaria récord y atraso del tipo de
cambio oficial. Ese es el escenario que muestra el sector externo de la
Argentina hacia fines de 2023.
El Gobierno
descongeló el dólar mayorista, anclado en $350 desde la devaluación post-paso y
retomó el
crawling peg, a un
ritmo inferior a la inflación. Así, el tipo de cambio real multilateral, que
mide el precio relativo del peso frente a un conjunto de 12 monedas
internacionales, se ubica en 83 puntos, el menor registro de la gestión
Fernández-kirchner (cuando asumió, ese número estaba en casi 124). Es decir que
el dólar oficial se atrasó de forma significativa en esta gestión.
Al mismo tiempo,
los tipos de cambio libres reflejan el contexto de incertidumbre de corto
plazo, y se ubican en máximos históricos desde la última hiperinflación. El
dólar blue, que antes de las primarias llegó a $1250, se mantiene en $990, con
incertidumbre de cortísimo plazo y una brecha de 175% que refleja esos
desequilibrios.
5 - Reservas del
Banco Central El número negativo que deja al descubierto la fragilidad
externa
Es la variable que
muestra la fragilidad del ente monetario. Si bien el BCRA informa una tenencia
bruta de US$21.168 millones, al restarle pasivos o divisas prestadas (encajes bancarios,
el swap con China, entre otros), el total neto es negativo en más de US$11.000
millones.
Además de los
efectos de la brecha cambiaria, que incentiva la importación y desalienta las
exportaciones y genera un drenaje de divisas al BCRA, la intervención oficial
para moderar la suba de los tipos de cambio financieros y la sequía (los saldos
exportables se redujeron en alrededor de US$20.000 millones) implicaron una
pérdida de divisas en el organismo, que debió recurrir a ampliar el swap chino
o a préstamos con CAF o Qatar para cubrir vencimientos con el FMI.
6 - Leliq y
pases Una montaña silenciosa que atenta contra la estabilidad
Es el número clave
que muestra el deterioro en el balance del BCRA. Son los pasivos remunerados
que usa el organismo para retirar el excedente de pesos, y superan los $23
billones (más del 10% del PBI). Son casi cuatro veces la base monetaria (los
pesos circulando en la economía) y generan una emisión de más de $2 billones al
mes por los intereses.
Es una montaña que
crece al ritmo de la inflación y la emisión de pesos que el BCRA debe realizar
para financiar el déficit fiscal, de manera directa o indirecta (mediante la
compra de bonos del Tesoro en el mercado secundario). Se trata de instrumentos en
los que participan los bancos con un elemento clave: son la contracara de los
plazos fijos y depósitos en pesos de ahorristas y empresas en el sistema
financiero local. El gran desafío de corto plazo es cómo iniciar su desarme sin
recurrir a soluciones “por las malas”, como ocurrió en el pasado, como una
licuación (hiperinflación) o una reestructuración (Plan Bonex).
7 - Hambre
Hogares que se saltean comidas y recurren a comedores
“Como los sábados y
domingos no abrimos, los lunes son complicadísimos porque los chicos vienen
pasados de hambre”, coinciden varios referentes a cargo de comedores populares
del AMBA.
Esa frase
ejemplifica de manera muy gráfica un diagnóstico urgente: en 2 de cada 10
hogares de la Argentina se saltean alguna comida, reducen las porciones o
aseguran pasar hambre. Lo hacen porque el dinero no les alcanza, según una
medición anual que hace el Observatorio de la Deuda Social de la UCA desde hace
dos décadas. Sacando el año 2020, de aislamiento por la pandemia, la cantidad
de hogares que actualmente sufre inseguridad alimentaria es la más alta desde
2005.
Si analizamos qué
ocurre en el cuartil de hogares más vulnerables del país en términos
socioeconómicos, la situación se agrava más: casi la mitad de esas familias (el
45%) pasa hambre. Y como ocurre con los índices de pobreza e indigencia, es dos
veces más probable que esa falta de alimentos ocurra en hogares donde hay
niños, niñas y adolescentes.
8 - Barrios
populares Millones de personas viven en asentamientos y villas
En el país hay al
menos 6467 villas y asentamientos, según el Registro Nacional de Barrios
Populares, un relevamiento que coordina la Secretaría de Integración Social y
Urbana de la Nación y se realiza junto a organizaciones de la sociedad civil.
El registro contabiliza los barrios conformados antes del 31 de diciembre de
2021 y fue actualizado el 6 de diciembre de 2023 mediante una resolución
publicada en el Boletín Oficial.
En esos barrios
viven entre 4 y 5 millones de personas. El desafío que implica urbanizarlos y
dotarlos de servicios básicos es enorme. Según un informe difundido esta semana
por Techo, una de las organización que colaboró con el relevamiento, en el 99%
de esos barrios, la mayoría de sus habitantes no acceden a la red de gas
natural y usa garrafas para cocinar. Mientras que en el 92% no acceden
formalmente a la red de agua corriente; en el 66% no cuentan con red de energía
eléctrica; y en el 97% carecen de un saneamiento adecuado.
El registro no mide
el aumento poblacional en los barrios populares pero sí el crecimiento de la
superficie que ocupan. En ese sentido, la tendencia marca un crecimiento
superficial medio de un 2,06% anual, algo superior al 1,47% de crecimiento
superficial medio anual de las principales ciudades argentinas entre 2006 y
2016, según datos de Cippec.
Si tomamos el año
de conformación de los barrios, el 93% se configuró en 2016 o antes. Mientras
que en 2017 se sumaron 95; en 2018 surgieron 143; en 2019 se agregaron 86; en
2020 se incorporaron 66; y en 2021 se conformaron 18.
9 - Educación Un
estancamiento alarmante que se consolida
Siete de cada 10
estudiantes argentinos de 15 años no logran resolver un cálculo matemático
básico. En lectura y ciencia, son cinco de cada diez alumnos los que no
alcanzaron los niveles básicos de desempeño: identificar la idea principal de
un texto o reflexionar sobre su propósito.
Así lo revelaron
los resultados de las pruebas PISA 2022, donde el país quedó por debajo de
Chile, Uruguay, Costa Rica, México, Perú y Colombia en las tres áreas
evaluadas. Aunque el impacto de la pandemia parecería ser menor que en los
demás países, la Argentina no mostró, sin embargo, grandes cambios respecto a
los resultados de 2018.
Los números que gr
afi can el estancamiento educativo en la Argentina, que lleva por lo menos 20
años, sobran. La versión nacional, las pruebas Aprender, expuso que cuatro de
cada 10 estudiantes del último año del nivel secundario no alcanzan un nivel satisfactorio
en lengua y ocho de cada 10, en matemática. el problema se extiende al nivel
primario: el 46% de los alumnos argentinos de 3er grado no entienden lo que
leen, es decir, uno de cada dos estudiantes. La alfabetización todavía sigue
siendo un desafío.
La escolarización
también. El 1,1% de la población de entre 5 y 29 años nunca asistió a un
establecimiento educativo reconocido del sistema de enseñanza formal, según
datos del Indec del último censo. Son 2.426.129 que nunca pisaron una escuela.
Sumado al mal desempeño de quienes concurren a los niveles obligatorios,
anticipan una difícil inserción en el mercado laboral y en la posibilidad de
avanzar en estudios superiores.
Quienes lo hacen,
además, suelen enfrentar un escenario conflictivo. Hasta mitad de año –según
datos del proyecto “Seguimiento de días lectivos” de la Coalición por la
Educación– solo una provincia había cumplido con las jornadas planificadas. A
los problemas climáticos, feriados provinciales, se sumaron los paros docentes
con diversos grados de acatamiento y consignas que van desde pedidos de aumento
salarial, el Día de la Mujer y reclamos de infraestructura o por la ola de
calor, hasta el rechazo al Fondo Monetario Internacional o “en solidaridad” con
las protestas de Jujuy.
10 - Salud. Problemas con los insumos y fallas en la
atención
El diagnóstico
sobre el sistema de salud argentino que heredará el nuevo gobierno es
concluyente. “Está muy mal”, afirmó la semana pasada en diálogo con la nacion
un testigo de los resultados de una primera evaluación a propósito de la
transición política.
En la atención
cotidiana, eso se percibe desde hace meses y los argentinos deben soportar
abonar un extra a pesar de tener cobertura, sea una prepaga u obra social. Con
el freno a las importaciones por la falta de dólares, se llegó a trabajar con
el stock de seguridad de los insumos en hospitales y centros privados mientras
se espera que se restablezca la reposición desde repuestos para equipos hasta
contrastes o materiales descartables.
Los pacientes o sus
familiares se cansan de llamar por teléfono o hacer filas para obtener un turno
a meses y se repiten las quejas por la postergación de estudios o tratamientos,
con profesionales obligados a replantear terapias por la falta de medicamentos
o las demoras en las autorizaciones, aunque no siempre sea la mejor opción para
su paciente. Los profesionales, por su parte, oficializaron el cobro de un
monto extra por los magros honorarios de las coberturas, mientras que los
directores de centros de alta complejidad se animaron a decir públicamente que
“el sistema de salud está quebrado”.
11 - Inseguridad
. El crimen organizado, la peor cosecha de estos cuatro años
Un dato sirve para
reflejar el drama creciente que amenaza a la Argentina: la tasa de homicidios
dolosos baja en casi todo el país desde hace años, de forma sostenida, excepto
en la provincia de Santa Fe y, especialmente, en Rosario. La explicación es sencilla:
es el crimen organizado. Esa fue la peor cosecha de los últimos cuatro años en
materia de seguridad y será el mayor desafío de las nuevas autoridades.
Su evolución, de
final incierto, comenzó con la venta de drogas al menudeo y ahora alcanza casi
todas las expresiones del delito. El crimen organizado convirtió los
territorios de acción y disputa en escenarios ultraviolentos en los que las
bandas desafían al Estado y dejan su sello indeleble, y en el que los
asesinatos ya no son solo el fin, sino que, incluso, a veces son el mensaje
usado por las mafias en pugna para causar conmoción social.
Este es el
contexto: según las cifras oficiales del Sistema Nacional de Información
Criminal (SNIC) en 2022 –último registro completo disponible– la tasa de
homicidios dolosos de la Argentina fue de 4,2 cada 100.000 habitantes. Sin
embargo, la provincia de Santa Fe casi triplicó ese guarismo y trepó a 11,4.
La principal ciudad
santafesina, Rosario, es desde hace una década escenario de la actividad de una
de las más importantes organizaciones narcocriminales: la Banda de los Monos.
Las disputas territoriales con clanes rivales (o, incluso, con socios díscolos)
han dejado allí un reguero de violencia, sangre y muerte. La tasa de crímenes
en esa urbe (casi todos, producto de venganzas y ajustes de cuentas narco) fue
de 20, cinco veces más que el promedio nacional. Este año esa tendencia no se
revertirá.
El fenómeno que
exterioriza Rosario es un eco de lo que ocurre en el resto de la región. La del
crimen organizado es una matriz que atraviesa a América Latina. De la
criminalidad organizada se desprenden todo tipo de delitos: desde los más
complejos, como el narcotráfico y la trata de personas, hasta los aparentemente
más sencillas, como los hurtos en la vía pública.
Los datos duros de
la estadística criminal dicen que en la Argentina hubo, en 2022, más de 712.000
robos y hurtos, y la percepción es que en lo que va del año la situación no
mejoró. Los niveles de denuncia son bajísimos, porque los ciudadanos descreen del
sistema penal (expresado en el tándem policía-justicia) como remedio contra la
inseguridad. Los motochorros son un flagelo en cualquier calle de los
principales centros urbanos; grupos de jóvenes que atacan como pirañas siembran
el terror. Los teléfonos móviles son un botín rápido para los ladrones: tanto,
que se roba un celular cada 30 segundos en todo el país.
12 - Infancias
vulneradas - Niños y niñas malnutridos y obligados a trabajar
El último informe
del Indec expone que el 56% de los niños de 0 a 14 años vive en situación de
pobreza. Marca un incremento de 5 puntos porcentuales en relación con el primer
semestre de 2022. Mientras que la indigencia alcanzó al 13,6% de los chicos de esas
edades. Son porcentajes mucho más altos que los promedios de pobreza e
indigencia de toda la población del país: 40,1% y 9,3%, respectivamente.
Una de las más
graves consecuencias es la malnutrición. Datos del Ministerio de Salud de la
Nación marcan que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños, niñas y
adolescentes aumenta desde hace 10 años y ya afecta al 41%. Mientras que según
un estudio del Observatorio de la Deuda Social, el 62,4% de los niños más
pobres viven en hogares que sufren inseguridad alimentaria: tuvieron que
reducir la cantidad y la calidad de algunos de los alimentos.
La pobreza empuja a
muchos niños y adolescentes a entrar en el mundo del trabajo. Después de haber
bajado durante dos años consecutivos, un estudio de la UCA expuso que en el
país volvió a crecer el porcentaje de niños, niñas y adolescentes que hacen tareas
productivas o intensivas en su casa, algo que ya alcanza al 14,8% de los niños,
niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años.
También en un
contexto de extrema vulnerabilidad y escasos cuidados parentales, la nacion
documentó que a la par de la extensión del narcotráfico, existe un aumento en
la cantidad de niñas, niños y adolescentes que empiezan a consumir sustancias a
edades cada vez más tempranas (desde los 10 años) y son captados por redes
narco en villas y asentamientos.ß
(La Nación –
09-12) |