Por Pablo Wende - A
medida que se acerca la fecha del traspaso de mando, crece la incertidumbre
respecto al tema más urgente que deberá abordar Javier Milei: el futuro del
régimen cambiario. En medio del hermetismo con el que trabaja el futuro equipo
económico, lo único que parece seguro es que se avanzaría en dos etapas.
La primera
instancia tendría lugar la semana que viene. La expectativa es que se produzca
un primer paso en el sinceramiento del dólar oficial, que pasaría del nivel
actual de $ 360 a un rango de entre $ 600 a $ 650, lo que implicaría una fuerte
devaluación. Ése nivel es el que Guillermo Francos, futuro ministro del
Interior, consideró como “razonable”.
Esto permitiría
achicar la brecha cambiaria, mientras avanza el plan de estabilización y la
reducción del rojo fiscal. El nuevo dólar oficial estaría levemente por encima
del que hoy reciben los exportadores bajo el esquema “50%-50%” y al mismo
tiempo quedaría un dólar más caro para los importadores, aunque las divisas
seguirán siendo escasas en la primera etapa.
Esta primera etapa
se completaría con la anulación de una serie de restricciones para el acceso al
mercado cambiario, dispuestas oportunamente por la Comisión Nacional de Valores
(CNV). El objetivo sería que los dólares financieros puedan flotar libremente,
sin intervención del Central, que vende reservas y bonos dolarizados para
controlar el Contado con Liquidación y el dólar MEP.
Inmediatamente
después del arranque del nuevo Gobierno se esperan las primeras medidas
relacionadas con el mercado cambiario. Habría un primer salto del tipo de
cambio oficial, una consiguiente reducción de la brecha y menores controles
para operar con dólares financieros (MEP y CCL). La segunda fase dependerá de
cómo evolucione el plan de estabilización
Las principales
dudas surgen sobre lo que sería la segunda fase de eliminación del cepo
cambiario. Surgen básicamente dos opciones para encarar: la libre flotación
cambiaria o ir hacia una suerte de “neoconvertibilidad”, es decir un esquema de
fijación de tipo de cambio parecido a lo que se implementó en la década de
1990. Sería una suerte de paso previo a una dolarización total de la economía.
Un informe de Bull
Market, la sociedad de Bolsa que dirige Ramiro Marra y su familia, sugirió que
esta última opción es la que estaría pensando en llevar adelante Luis “Toto”
Caputo, futuro ministro de Economía. El momento para implementarla sería febrero
o marzo de 2024.
La entidad cree que
el Gobierno está en condiciones de conseguir unos USD 23.000 millones frescos
para los primeros meses de gestión: USD 15.000 de fondos árabes (que recibirían
nuevos títulos dolarizados como colateral), USD 3.000 millones del FMI y otros
USD 5.000 millones que adelantaría el agro.
Con esos fondos
podría avanzarse con el rescate de los pasivos monetarios del Banco Central,
incluyendo además un canje por bonos que emitirá el Tesoro.
Luego de ese
proceso, solo quedaría por ser rescatada la base monetaria. Pero se trataría
del proceso más sencillo, ya que quedarían solo USD 7.000 millones.
Este esquema
implicaría avanzar con lo que Milei prometió en campaña: una dolarización lisa
y llana o bien una suerte de “neoconvertibilidad”, que mantendría un tipo de
cambio fijo con el dólar en un nivel aproximado de $ 1.000 a 1.
Aunque no hay
confirmación alguna sobre esta idea, es una realidad que tanto el presidente
electo, Javier Milei, como Caputo, favorecen esta idea. El futuro ministro de
Economía escribió en mayo lo siguiente a través de su consultora Anker: “Un
plan de estabilización podría no funcionar para regenerar la demanda de dinero
y bajar la inflación”.
Por el contrario,
avanzar con una flotación cambiaria implicaría volver a un esquema similar al
que llevó adelante Mauricio Macri junto con el titular del BCRA, Federico
Sturzenegger, en 2015.
En este caso, no
sería desde el primer día. En un primer momento se buscaría una reducción de la
brecha y eliminar gradualmente las restricciones de acceso a los dólares
financieros. Además, el nuevo Gobierno avanzaría con su “ley ómnibus” y el
paquete de estabilización.
Durante esos
primeros también se buscaría atacar el excedente de pesos para erradicar el
peligro de una hiperinflación. INFOBAE
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