Por Matías Moreno y
Federico González del Solar - El futuro gobierno de Javier Milei planea
mantener los planes sociales en una primera etapa, más allá de su intención de
avanzar con una profunda reducción del gasto público. Su objetivo primordial es
eliminar la intermediación en la asignación de los programas, sobre todo, para
quitarles poder de fuego a las organizaciones sociales.
El equipo de La
Libertad Avanza que lidera la futura ministra de Capital Humano, Sandra
Pettovello, delinea por estos días los aspectos centrales de la reforma. En
principio, analizan que todos los planes se paguen a través de una tarjeta.
También se evalúa transformar el plan Potenciar Trabajo –que tiene más de
1.250.000 beneficiarios– en un programa de empleo y capacitación. A su vez,
procuran avanzar con auditorías apenas asuman para evitar irregularidades en el
reparto, exigir la contraprestación de trabajo y establecer un límite temporal.
Comenzó la cuenta
regresiva para el traspaso de mando y el presidente electo Javier Milei se
alista para lidiar con un doble reto apenas asuma. Por un lado, pretende poner
en marcha un plan de ajuste e impulsar un paquete legislativo con reformas
urgentes para corregir los desequilibrios y domar la inflación. Al mismo
tiempo, Milei deberá sostener la gobernabilidad, ya que arrancará su travesía
en la Casa Rosada con un contexto político y social incierto y una fuerza
minoritaria en el Congreso. La relación con las agrupaciones piqueteras y los
dos millones de personas que reciben planes sociales será un determinante de su
futuro y el nivel de conflictividad.
Desde su triunfo en
el balotaje, Milei patentó la frase “no hay plata” para ratificar su intención
de avanzar con una profunda reducción del gasto público. Sin embargo, anticipó
que no desmantelará de arranque la red de contención social. Más bien apostará
por una suerte de continuidad temporal para transitar la primera fase de ajuste
sin sufrir un estallido o que la pobreza –que ya alcanza al 40% de la
población– se dispare a un nivel récord. De hecho, avisó que Sandra Pettovello,
la futura ministra de Capital Humano, que tendrá bajo su órbita Desarrollo
Social, Trabajo y Educación, será la única funcionaria que podrá disponer de
fondos extras para atender las demandas del espectro social mientras dure el
período de ajuste y de transición para estabilizar la economía. Pettovello
tendrá, en términos de Milei, la “billetera abierta”.
Si bien no prevé
eliminar los planes sociales o avanzar en una drástica reducción en el arranque
de su gestión –piensa hacerlo de forma progresiva–, Milei prepara un rediseño
del esquema actual. Su objetivo primordial es lograr la desintermediación en la
asignación de los programas asistenciales para alcanzar mayor transparencia y
eficiencia en el reparto de los fonchance dos y, sobre todo, quitarles poder de
fuego a las organizaciones sociales. Prometen no tener una actitud concesiva.
El equipo de La
Libertad Avanza que integran Pettovello; el pediatra Pablo de la Torre, un
dirigente del conurbano con estrechos vínculos con la Iglesia, que se encamina
a ser secretario de Desarrollo Social, y el abogado laborista Omar Yasín,
destinado a comandar la secretaría de Trabajo, delinean por estos días los
aspectos centrales de la reforma en materia de política asistencial.
Pettovello, De la
Torre y Yasín debaten, ante todo, la estrategia para lograr el corrimiento de
las organizaciones sociales con extremo hermetismo, a sabiendas de que deberán
lidiar con las organizaciones piqueteras más combativas a la hora de revisar la
entrega de fondos. Preocupa el control de la calle ante las amenazas de
protesta. Fuentes al tanto de las discusiones internas anticipan que evalúan
distintas opciones para que el Estado pueda entregar la ayuda social de manera
directa. En principio, analizan la de que la asistencia se otorgue a través de
una tarjeta. Entre las principales medidas que piensan impulsar está la
transformación del plan Potenciar Trabajo –que tiene más de 1.250.000
beneficiarios, según fuentes oficiales– en programas de empleo, formación
profesional y capacitación. A su vez, procuran avanzar con auditorías apenas
asuman para evitar irregularidades en el reparto, exigir la contraprestación de
trabajo y establecer una temporalidad. Además, De la Torre, quien ya mantuvo
dos reuniones con Victoria Tolosa Paz para encarar la transición, habló de la
necesidad de atender las condiciones sociales de la primera infancia. Por eso,
propuso construir los Centros de Infancia y Familia, donde concentraría la
inyección de fondos.
Yasín, apadrinado
por Jorge Triaca, y De la Torre, hermano de Joaquín, senador provincial y
exintendente de San Miguel, trabajan en tándem en una reorganización del
sistema actual, que cuenta con más de cien planes sociales en la cartera de
Tolosa Paz. En especial, les urge atender el traspaso del programa Potenciar
Trabajo del área de Desarrollo Social a la cartera laboral, una medida que
oficializó Sergio Massa el pasado 31 de octubre, a través del 565/2023, y que
entrará en vigor a partir del próximo 1º de enero. Esa modificación del sistema
establece que los beneficiarios del plan Potenciar Trabajo tendrán capacitación
laboral obligatoria.
Yasín y el posible
subsecretario de Empleo, Luis Palomino, otro hombre cercano a Triaca, prevén
dedicarse los primeros tres o cuatro meses de gestión a integrar las bases de
los beneficiarios –que ahora tiene una mirada meramente asistencialista– y
convertirlos en planes de capacitación y formación profesional para el empleo.
“Ahora vamos a
cambiar la filosofía: te doy la ayuda, pero en el ínterin te preparo, te
capacito en distintos niveles y programas. Aquellos que no se puedan incorporar
quedarán bajo la órbita de Desarrollo Social”, explica una dirigente de LLA que
participa de las conversaciones. En el equipo prevén que se trata de
una tarea
mayúscula, por lo que no descartan la creación de un “equipo especial” o una
agencia para encarar el traspaso. Aseguran que los beneficiarios de asistencia
social que cumplan con los requisitos deberán participar de programas de
capacitación y formación profesional para conseguir un empleo.
El seguro de
desempleo, especulan, no integraría el capítulo laboral de la ley ómnibus de
Milei. “En esta primera instancia apuntamos a la simplificación de la
registración del trabajo y el tema de la eliminación de las multas”, aseguran.
A la espera de
señales
La cautela y la
incertidumbre marcan los días de las organizaciones sociales durante la
transición. Expectantes, aguardan tener señales más claras sobre cómo el nuevo
gobierno va a implementar los lineamientos –muy generales– que esbozó hasta
ahora en materia social: mantener la asistencia para con los “caídos” –tal como
precisó el presidente electo– y “transparentar” el proceso eliminando la
“intermediación” de los movimientos sociales en el reparto de los planes
sociales.
En principio, la
drástica reducción del gasto público encontraría un freno en el área social y
el “no hay plata” no comprendería al auxilio estatal para con los sectores más
postergados. Sin embargo, esto no lleva tranquilidad a las agrupaciones
sociales, que miran con desconfianza la llegada y los primeros mensajes de un
gobierno.
La eliminación de
la “intermediación” que ejercen las organizaciones con los planes, uno de los
lineamientos del gobierno entrante, es relativizada por algunos de los
referentes sociales. Entienden que la mediación no es tal y que el papel de las
organizaciones “va mucho más allá” del manejo de planes sociales. “Los
intermediarios son los punteros de los municipios contra los que luchamos en
cada barrio”, apunta Eduardo Belliboni, líder del Polo Obrero, que pide la
universalización de la asistencia para cortar de cuajo con la intermediación.
Una primera señal
podría derivar de un reclamo que su espacio mantiene con el actual oficialismo.
Hoy, Belliboni, referente del principal movimiento de Unidad Piquetera –un
frente opositor al gobierno de Alberto Fernández que agrupa a un sinfín de
organizaciones–, se reunirá con funcionarios del Ministerio de Desarrollo
Social para exigir e insistir en un bono de fin año para los beneficiarios del
Plan Potenciar. De no llegar a un acuerdo, el gobierno entrante tendrá a su
arribo y en pleno diciembre un primer desafío entre manos con el que mostrará
cuan flexible o concesivo será frente a los reclamos. Será una primera muestra
que marcará el rumbo de acción en política social.
Por el momento, la
mayoría de las organizaciones evitan salir con los tapones de punta. Procuran
no dar un paso en falso que las exponga en medio del recambio con alguna medida
o pronunciamiento destemplados. Además, el armado del nuevo gobierno –en plena
marcha-, el contexto de crisis económica y lo cosechado en las urnas le otorgan
al próximo oficialismo cierto grado de “comprensión” por parte de los
movimientos sociales y le compran un margen de tiempo.
Los movimientos más
afines al oficialismo en retirada, algunos de cuyos referentes ocupan cargos en
áreas vinculadas al sector social, ya ensayaron contactos con los encargados de
la esfera social del nuevo gobierno.
Emilio Pérsico, a
cargo de la Secretaría de Economía Social, y Fernando “Chino” Navarro –líderes
ambos del Movimiento Evita– y Daniel Menéndez, referente de Barrios de Pie
–también ligada al gobierno–, mantuvieron reuniones con De la Torre y el
virtual ministro del Interior, Guillermo Francos. “Nos dijeron que todo va a
seguir igual, que no quieren problemas sociales, pero no saben qué van a hacer.
Está todo muy improvisado”, dice un referente al tanto de las conversaciones.
“No hay ninguna certeza”, añaden en las filas del Evita. La falta de un esquema
fino detrás del rearmado ministerial –que reduciría a ocho las carteras– y, en
consecuencia, la falta de un plan de acción concreto –más allá de las ideas
orientativas– hacen crecer las dudas en las organizaciones que no se
precipitan. “Hay que esperar”, repiten.
Las agrupaciones
opositoras, en tanto, recibirán al gobierno entrante con reivindicaciones
atendidas solo parcialmente por el gobierno Fernández –el bono de fin de año es
solo una– y no han tenido aún ningún acercamiento con Francos ni con De la
Torre. Ya tienen previstas movilizaciones para los primeros días de la era
Milei.
En las filas de
Libres del Sur, una organización con alcance nacional, son más cautos y, como
en el Evita y en Barrios de Pie, aguardan los primeros movimientos de Milei en
el gobierno. “Entendemos que están haciendo la transición”, explica Silvia
Saravia, referente de la agrupación. “Hay que ver cómo se lleva a la práctica.
No nos vamos a guiar por los discursos de campaña”, asegura, en relación con la
continuidad de la asistencia social.
“Las perspectivas
de ajuste y estanflación no son auspiciosas. Si dice que va a tener la
‘billetera abierta’ es porque el universo de gente con demandas se va a
ampliar. Está planteando un agravamiento de la situación y no hay resto”,
advierte Saravia, que no pierde de vista que una parte muy importante del
electorado acompañó al libertario en las urnas.
En tanto, la Unión
de los Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), movimiento que agrupa a los
trabajadores de la economía popular y cuenta con más de 400.000 afiliados,
atraviesa un proceso de formalización y en juego con ese proceso interno,
esperan que los nombres y cargos del gobierno entrante en las áreas sociales
estén firmes para iniciar conversaciones. Pedirán reuniones para presentar su
agenda y llevarse precisiones.
Un referente del
Evita, que no se despega del “despelote” que “armó” el oficialismo, advierte
que hay un “desconocimiento profundo” en la realidad de los sectores más
postergados que excede por completo a La Libertad Avanza y que se extiende por
toda la dirigencia política. “Van a descubrir un mundo nuevo”, augura sobre el
nuevo gobierno. “Al oficialismo le pasó lo mismo”, recuerda.ß |