Pir Virginia
Porcella - La sorpresiva calma cambiaria y el optimismo de los mercados que se
reflejó en los precios de los activos durante gran parte de la última semana
fueron, en gran medida, el correlato del claro mensaje del gobierno electo
respecto del ajuste fiscal por venir. Un plan de estabilización económica
basado en un combo de políticas de la más pura y dura ortodoxia fiscal.
Sin embargo, ese
ajuste, cuyo objetivo final es lograr reducir la inflación, tiene límites
complejos, más allá de los costos sociales y las dificultades para avanzar en
el Congreso con los proyectos de ley ad hoc, en el caso de que sea necesario.
El designado
ministro de Economía, Luis Caputo, está convencido de que tiene margen para
reducir el déficit fiscal en al menos 2 puntos del PBI sin pasar por el
pantanoso debate parlamentario. Aun así, el camino del ajuste se pondrá
empinado más pronto que tarde, incluso o sobre todo si es exitoso a la hora de
calmar los precios.
En ese escenario
ideal, el gasto social y también las transferencias a provincias, hoy
equilibradas en fuerte contraste con las deterioradas cuentas de la Nación, se
convertirían en un nuevo problema a resolver. A menos que en el mientras tanto
se instale una nueva reforma previsional que “ordene” el sistema.
Es lo que se
propone desde el Instituto de Desarrollo para la Argentina (Idesa), fundado por
quien será a partir del 10 de diciembre el director general de la ANSeS, Osvaldo Giordano, junto al economista Jorge Colina, el
presidente de la entidad.
Hace una semana,
cuando ya se conocía el nombramiento de Giordano, Colina publicó un informe en
el que aseguró que el sistema previsional “no necesita ajuste sino orden”. En
el texto, el economista aseguró que el Gobierno actual ajustó 1% del PBI a
través de la licuación del gasto previsional, lo que de todos modos no resuelve
el déficit previsional.
“Ante el
crecimiento del gasto, la tradición viene siendo aplicar ajustes. Es decir,
manipular la movilidad para que los haberes se actualicen por debajo de la
inflación”, explicó Colina.
El punto es
central. El gasto social indexado, es decir, las jubilaciones y planes sociales
que se ajustan por la fórmula de movilidad que modificó apenas asumió el
gobierno actual, aumentó 105% en los primeros diez meses del año. En ese
período, la inflación acumulada fue de 143%, mientras que los gastos no atados
a la fórmula de movilidad crecieron 163% entre enero y octubre.
Esa licuación de
los haberes previsionales y asignaciones sociales se produce por el rezago que
implica la fórmula de movilidad, que ajusta con un trimestre de demora
esencialmente (aunque de manera indirecta) en función de la suba salarial. Se
sabe, los salarios también perdieron contra la inflación este año.
Pero si la
inflación empieza a ceder, la dinámica se invierte. “Es tremendo cómo todo el
ajuste fiscal se hizo sobre el gasto atado a movilidad (jubilaciones y
asignaciones), aprovechando la indexación con mucho rezago de la fórmula
actual. Si la inflación baja, este gasto rebota. Un problema más a resolver”,
apuntó últimamente Francisco Ballester, de la consultora MindY Economics.
Las cuentas que
administran los gobernadores
Las cuentas
públicas de las provincias acusarían, eventualmente, un problema similar.
Es que también los gobernadores,
con gastos mayormente desacoplados de la inflación y sin ninguna fórmula de
indexación que pese sobre ellos, aprovecharon la licuación de gastos para
equilibrar las cuentas.
Por la aceleración
inflacionaria de los últimos 5 años, la actualización de los ingresos de las
provincias avanzaron mucho más rápido que la de sus gastos
Por la aceleración
inflacionaria de los últimos 5 años, la actualización de sus ingresos avanzó
mucho más rápido que la de sus erogaciones. Esa dinámica se basó principalmente
en que los salarios de los empleados públicos provinciales crecieron por debajo
del ritmo de aumento de los precios.
Pero si en el
futuro inmediato se ingresara a un escenario de estabilidad, los salarios y
demás gastos que ajustan con rezago tenderían a recuperar el terreno perdido y
las provincias volverían a entrar en déficit, según precisó Jorge Colina. INFOBAE |