Julián Guarino - Se viene el momento donde el Banco Central pondrá en marcha el crawling peg. Pero probablemente no será
según lo anunciado. Después de ocho semanas con el dólar oficial inmovilizado
a $350, el BCRA se apresta a sacarlo del freezer. Dará inicio así
a un nuevo esquema cambiario. El propio Sergio Massa anticipó la última semana que la velocidad de suba diaria comenzaría
con un ajuste de $ 3,5 y luego adoptaría un ritmo de depreciación cuyo saldo sería del 3% mensual.
El dato es que, en
las últimas horas, ese guarismo está en revisión. Hay
dudas, tanto en Economía como en el Banco Central, ya que la
marca del 3% mensual podría quedar muy por debajo del ritmo inflacionario. Hay
una probabilidad de que sea un poco más alto.
Ayer, el INDEC marcó una inflación del 8% para
el mes de octubre, pero
noviembre no se quedaría atrás. Y si bien hace algunos días, entre los
funcionarios de Economía, había tentado la idea de
postergar el inicio del descongelamiento para la semana próxima, en las últimas
horas esa estrategia viró definitivamente. Hoy, una parte del BCRA se
vuelca a pensarlo de otra manera, ya que persiste la idea de evitar un
mayor atraso del tipo de cambio oficial, que haga más difícil la tarea
más adelante.
El objetivo del
Palacio de Hacienda está claro: no hacer olas en la previa electoral, pero
tampoco una vez pasada la elección. Se evitará bajo todo aspecto
dar saltos bruscos en el valor de la divisa.
Dos datos ayudan a
comprender la decisión del Gobierno. Por un lado, como se dijo, la brecha
cambiaria se encuentra en niveles altos, y la experiencia reciente con la
devaluación registrada después de la PASO por
recomendación -el término queda corto- del FMI, es que, lejos de aportarle mayores posibilidades al BCRA, implicó mayor
presión inflacionaria y magras ventajas.
Por otro, algunas
fuentes de Gobierno consideran que, potencialmente, el momento de hacer algunas modificaciones más relevantes sobre el
tipo de cambio oficial podría llegar recién el año próximo, en la
entrada de marzo, cuando comienza la liquidación fuerte y tiene más incentivo
generar esa modificación.
El dólar futuro,
MEP, CCL y blue
Es interesante leer
lo que ocurre en los mercados. La percepción de los
principales brokers del mercado y de los bancos fue que Massa se alzó con una
clara ventaja en el ballotage. Esto no implica una ecuación directa para
el próximo domingo. Pero si atenuó las cotizaciones.
Merece una mención
especial lo ocurrido en los futuros del Rofex, que en las últimas horas cayeron
entre 2 y 4%, con lo que volvió a diluirse la expectativa
sobre una posible devaluación brusca en diciembre y enero.
El dato es que,
según cuentan algunas fuentes, el BCRA pareciera haber vuelto
a intervenir, especialmente en el contrato de noviembre de Rofex.
¿Mensaje del más allá? Puede ser. Comentan que el contrato
de noviembre cerró en $375, un 7% por encima del spot.
Otro dato que se
consigna es que ese valor, se ubica 4,6% por encima de los $358 a los que
concluiría noviembre, si se incrementa al 3% mensualizado (sumado al 1%
mañana). La otra señal que dejó el BCRA, es que el contrato del Rofex se
negoció al mismo valor que el MAE, algo que no ocurrió en las
últimas cuatro semanas. De esa forma puede derivarse que el BCRA habría vuelta
dar señales de precio para las próximas semanas.
La misma secuencia
pudo leerse en la cotización del dólar en el mercado informal, que viene de
caer $35, lo que representa un retroceso de 3,6% respecto al cierre
previo. El billete se negoció en $925, mientras los dólares financieros
operaron también a la baja. Por ejemplo, el MEP perdió 1,3% para
ubicarse en $870 (GD30), mientras el CCL se ubicó, promedio en $878.
Una lectura: pocos negocios en la plaza y una mala experiencia de muchos
inversores que buscaron cubrirse en la previa de la elección general, asustados
ante la posibilidad de una dolarización sin dólares como la que proponía Milei.
Estas estrategias trajeron muchas pérdidas en pesos luego de la elección,
acciones y bonos se derrumbaron, también aquellos que estaban parados en
Cedears. Algunas encuestas y el resultado del debate electoral parecieron
convencer a un sector del mercado que la dolarización de Milei está, aún, más
lejos, y por lo tanto las acciones de cobertura no han ganado tantos adeptos.
Seguimiento en
Washington
Si bien el FMI va a
monitorear toda la secuencia antes descripta, en los hechos no hay lugar para
recomendaciones al Gobierno. En Washington entienden que, a
partir de la semana próxima, y con nuevo presidente electo, se pondrá en marcha
un circuito de contactos para esbozar una línea de análisis conjunto del
programa vigente. A la vez, y no menos importante, avanzará la
investigación que realizará una oficina externa del FMI para analizar si el
préstamo original de 2018 estuvo bien o mal asignado según los criterios que
debía tomar el organismo.
En el debate contra Javier Milei, el propio Massa dio algunas pistas
sobre el futuro del acuerdo. “Necesitamos redefinir el
acuerdo con el FMI, aumentar exportaciones y bajar impuestos. Vamos al
superávit fiscal y comercial. Vamos a un régimen de acumulación de reservas que
nos permita sacarlo de la Argentina”, señaló el ministro. En esa línea,
ha declarado ya que, al margen de los superávits gemelos, será vital lograr la
competitividad cambiaria y un régimen de acumulación de reservas para poder
pagarle al organismo “y sacarlo definitivamente de la Argentina”.
Así, una
alternativa que comienza a ganar peso sería una negociación nueva para
“recalibrar” todas las cláusulas del Extended Fund Facility (EFF), donde podría
sumarse un elemento clave: la condición de un crecimiento en las exportaciones
para poder pagar.
Sin fecha para
la revisión
Por otro
lado, el FMI aún no fijó una fecha para la séptima revisión del programa
de u$s44.000 millones. Esto fue informado hace algunos días por un
portavoz de la entidad.
La revisión del
programa está prevista para noviembre y es un paso clave necesario para que el
país alcance un acuerdo que, una vez firmado por la junta ejecutiva del Fondo,
desencadenaría el pago del siguiente tramo de financiación. En esa línea, es probable que el propio FMI programe una revisión en las semanas
posteriores al ballotage.
Hace algunos días
el Gobierno pagó u$s790 millones (el equivalente a SDR 600 millones, la unidad
en que se expresan los Derechos Especiales de Giro - DEGs) al Fondo Monetario Internacional (FMI) en concepto de los
intereses que vencían. El pago se realizó en yuanes, provenientes de la
ampliación del swap, que se aprobó hace pocos días por el equivalente a
u$s6.500 millones (u$s1=7,31 yuanes), lo que ratifica el nuevo rol de China
como prestamista de última instancia en el mundo. Se trata de un último desembolso
antes de la próxima evaluación de metas al FMI. Como se dijo, de la revisión de
noviembre depende el próximo desembolso de u$s3.300 millones del organismo. AMBITO |