Por Melisa Reinhold
- En el rubro textil se definen como un “semáforo” de la economía. Cuando las
ventasempiezan a caer, las luces se encienden en rojo y advierten sobre una
baja de los ingresos de la población. Una tendencia que, meses más tarde, se ve
reflejada en el freno del resto de los sectores de la economía. En agosto, esas
sirenas comenzaron a sonar, consecuencia de una inflación que alcanzó los dos
dígitos mensuales (12,4%), trabas para importar y la devaluación de la moneda.
Ese mes, la
industria textil tuvo una capacidad instalada ociosa del 40,7%, según los
últimos datos relevados. Fueron valores mayores a los que se registraron en
agosto del año pasado (35,5%) y solo comparables al mismo mes de 2019 (41,2%).
En parte, desde la
Fundación Pro Tejer, apuntaron contra la baja del consumo. Otro tanto, por la
paralización de las líneas de producción por falta de insumos o repuestos
importados.
“Nos veníamos
recuperando fuertemente, pero la restricción de divisas y la baja del poder
adquisitivo de la población hizo que la industria se planchara. Desde agosto
que la capacidad instalada empezó a caer y es un signo de alarma. Las empresas
no podemos comprar repuestos para las máquinas, insumos que no se fabrican en
la Argentina y hay que traerlos de afuera. Más allá de que tenemos problemas
con la compra de bienes de capital, que se pactaron un año y medio atrás,
cuando las expectativas eran distintas. No hay divisas para pagarlas”, dijo
Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer.
En números, entre
enero y septiembre se importaron US$14.027 millones en materia prima, un 48,8%
menos que en el mismo período del año anterior. Hilados se llevó US$54.435
millones, una baja del 29,5% anual. Los tejidos planos representaron US$46.048
millones, un retroceso del 20,7%. Mientras que el de confecciones significó
US$10.202 millones, una disminución del 27,1%.
Acá el dato que
“preocupa” al sector, conocido por ser uno de los más protegidos: las prendas
de vestir importadas aumentaron un 41,2% frente al año pasado, con un valor
total de US$16.469 millones. “Eso sí que nos preocupa. En un momento donde
estamos tan complicados con los dólares y acceso a las divisas, es algo que
tenemos que tener el foco. Lo importan al oficial y lo venden al blue. ¿Cómo no
va a aumentar la ropa?”, apuntó Galfione.
En los últimos
años, el rubro de indumentaria y calzado fue cuestionado por el constante
aumento de precios, ya que se trató de la primera categoría en alcanzar una
inflación anual de tres dígitos. Los últimos 12 meses, mientras que el índice
de precios al consumidor subió un 138,3% hasta septiembre, el sector aumentó un
118,6%.
No obstante, al
observar la foto de los últimos cuatro años, la inflación fue del 712,9%. En
cambio, la categoría de prendas de vestir y calzado lidera la tabla, con un
avance del 994,4% durante la gestión Fernández-Kirchner. Esto derivó que en el
último año el Gobierno llevara adelante acuerdos y controles de precios con el
sector, incluso con amenazas “de abrir importaciones”.
“Es un error pensar
que controlando los precios se va a parar la inflación. Y si se abren
importaciones –que, de hecho, están abiertas desde siempre y es solo un mito–
los productos van a generar más inflación porque hay una brecha cambiaria que
hoy es del 200%. Los controles de precios no son la solución, los tuvimos
durante ocho meses y nos lastimaron mucho. Porque los costos siguieron subiendo
y porque cumplimos a rajatabla, a costas de perder rentabilidad y plata. Para
hacer un acuerdo de precios, sentame en la mesa a todos: con los bancos, con
quienes alquilan los locales, en losshopping,conG al perín [Marcos, fundador de
Mercado Pago]”, sumó por su parte Jorge Sorabilla, secretario de la Fundación
Pro Tejer.
A 10 días del
balotaje, la política no quedó fuera de la conferencia de prensa que brindó la
organización. Pese a las críticas al Gobierno, los empresarios mostraron su
apoyo al candidato oficialista Sergio Massa. “Ni Donald Trump agarró la
motosierra”, deslizaron, en referencia a Javier Milei, candidato por La
Libertad Avanza.
“Esta no es Roma,
que hay que incendiarla al estilo Nerón para que nazca una nueva ciudad
perfecta. Hay que hacerlo con las cosas que tenemos, que tanto sacrificio nos
demandó llegar donde estamos”, cerró Sorabilla. ß
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