Con el objetivo de
alcanzar la meta de un déficit fiscal del 1,9% para el
año que corre, pactada en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno puso en marcha
medidas de ajuste que derivaron en recortes del gasto público en
siete de los nueve meses del año, tal como lo indica
un informe privado. Después del balotaje del 19 de noviembre, el organismo conducido por Kristalina Georgieva conocerá con quién deberá
negociar durante los próximos cuatro años.
Incluso durante los
meses de agosto y septiembre, que estuvieron marcados por la devaluación y la
aceleración de la dinámica inflacionaria, se observó una caída real del gasto cercana al 6% en promedio. Hasta
septiembre, el déficit fiscal acumulado alcanzó el 1,5% del Producto Bruto
Interno (PBI), y aún se deben enfrentar meses potencialmente más desafiantes.
En medio de esta reducción del gasto, se registró una disminución del 5,5% en
términos reales en las prestaciones sociales durante el tercer trimestre.
El informe de la
consultora Sarandí sostiene que "La situación fiscal en Argentina es
sumamente delicada, con trece años consecutivos de cuentas
públicas en déficit". Por lo que, este desafío se agrava
debido a la necesidad de cumplir con los requisitos de convergencia
fiscal del programa acordado con el FMI, que se encuentra en conflicto con la
escasez de recursos debido a la sequía. Además, el gasto excepcional
"asociado a la construcción del gasoducto ha ejercido presión sobre las
erogaciones de capital, que suelen ser estacionales en años impares". Esta
situación se ve complicada por el prolongado proceso electoral en curso,
"que influye en la asignación de fondos, especialmente en áreas de alta
relevancia política".
Ajuste: el
trayecto recorrido hasta hoy
Así, el documento
revela que el gasto público consolidado ha experimentado una
disminución en siete de los nueve meses de 2023 y que, este proceso
de moderación fiscal comenzó con el cambio de liderazgo en el
Ministerio de Economía, cuando el Ministro Guzmán ajustó la política fiscal.
Un primer hito en esta dirección lo estableció Batakis, con un programa
restrictivo que alineaba el gasto con las proyecciones financieras reales.
Además, anunció el
congelamiento de la plantilla de personal y la implementación de un sistema de
cuentas únicas para priorizar el gasto. Sin embargo, este enfoque de austeridad
fue breve, ya que Massa mantuvo sus políticas sin las objeciones políticas
que enfrentaba Guzmán, y aplicó recortes presupuestarios en la mayoría de las
funciones del sector público. La máxima austeridad se alcanzó a finales
de 2023, con una reducción del gasto del 20% en comparación con la inflación.
El bloque de "prestaciones sociales" representa la parte más
significativa del presupuesto, con un 54.6% del gasto y la mayoría de sus componentes
ajustados por inflación. En este sector, se ha registrado una reducción
real del 5.5% en el tercer trimestre de 2023, lo que constituye un
componente esencial para evitar un aumento significativo del déficit, dado su
impacto y su gestión centralizada.
Durante los
primeros tres trimestres de 2023, "se ha observado una disminución
del gasto en jubilaciones del 7.4% y en asignaciones familiares, incluyendo la
Asignación Universal por Hijo (AUH), del 27.4%". Esto puede parecer
paradójico, dado que la mayoría de estos rubros están indexados, pero se debe a
la rápida erosión causada por la hiperinflación, que supera la capacidad de
ajuste de la fórmula. El Gobierno ha intentado compensar parcialmente a los
sectores vulnerables a través de transferencias de ingresos, pero estas medidas
no han sido suficientes frente a la constante escalada de los precios.
Gasto y
subsidios
Otro componente
relevante del gasto se relaciona con los "subsidios económicos", que
representan los esfuerzos del Estado para reducir el costo de vida de las
familias. En los últimos meses, según el informe, "se ha
avanzado en un proceso gradual de normalización de las tarifas, como parte del
acuerdo con el FMI que busca corregir los precios relativos". El
gasto en subsidios económicos ha disminuido un 23% con relación a la inflación
durante los primeros tres trimestres del año, "principalmente debido a la
reducción de la cobertura estatal sobre las tarifas de servicios energéticos, lo que ha tenido un impacto en el PBI del país".
Este año se han
observado aumentos significativos en las tarifas de gas natural y electricidad
en el área metropolitana del AMBA, "alcanzando hasta un 300% de
aumento", dependiendo del consumo. A pesar de estos incrementos,
aún queda margen para ajustes adicionales, plantea Sarandí. Esto genera
"preocupaciones tanto desde una perspectiva fiscal como ética, ya que
representa una mala asignación de recursos, con efectos regresivos en la distribución
y consecuencias negativas en la eficiencia energética".
Mientras tanto, el
gasto de capital ha permanecido inalterado en medio de los esfuerzos de ajuste
fiscal. Este gasto se destina a transferencias a los distritos para proyectos
de infraestructura, construcción de viviendas y saneamiento, entre otros. Hasta
septiembre, el gasto de capital ha aumentado un 10.9% en comparación con la
inflación, elevando su participación promedio en el presupuesto al 8.9% para
2023, frente al 7.4% del período anterior. Esta priorización ha llevado a que
el gasto de capital alcance su mayor proporción en seis años.
Así, gran parte de
este aumento se atribuye a la inversión extraordinaria en el Gasoducto Néstor
Kirchner durante el primer semestre, que involucró un costo de aproximadamente
U$S 2,700 millones y fue financiado con fondos públicos. Para la segunda fase del
gasoducto, se espera la participación de inversores privados, como las
compañías petroleras, que se benefician de una mayor capacidad de transporte de
producción. AMBITO
|