Por Florencia
Donovan - Los empresarios se han acostumbrado ya a una economía con
“inconsistencias”. Saben que, pese a que sus trámites de importación cumplen
toda la reglamentación, lo más probable es que a la hora de salir a comprar los
dólares para pagar sus obligaciones el sistema de la AFIP les deniegue la
transacción. En los bancos estiman que cerca de una de cada dos operaciones que
se cargan es rechazada. ¿El motivo? Alguna “inconsistencia” no definida. No
hace falta indagar demasiado: es evidente a esta altura que no hay dólares para
nadie.
Todo en la economía
se ha vuelto “inconsistente”, ya no sólo el mercado de cambios. De hecho, pese
al nerviosismo que genera en el empresariado la falta de divisas –algunas
multinacionales se quejan de que ya hay proveedores que les cortan las líneas
de crédito a filiales en otras partes del mundo por culpa de los impagos desde
la Argentina–, entre los industriales empieza a asentarse la idea de que, más
allá de su pésima gestión como ministro, el candidato de Unión por la Patria
podría ofrecerles hacia adelante más respuestas que el candidato de La Libertad
Avanza.
Tan inconsistente
como es esta certeza, es válido el argumento que esgrimen en privado algunos de
ellos. “Te lo pongo de esta manera”, dice un industrial con la condición de no
ser identificado. “Un Massa que viene dos horas y 30 minutos a la casa, a contestar
el 100% de las preguntas o un representante que manda Milei, que viene y pide
reunión reducida porque no puede juntarse con el Comité porque no sabe qué
responder…”, agrega.
Aunque algo
sosegado a partir de su alianza con Mauricio Macri, Javier Milei sigue rodeado
de signos de interrogación. Pero el candidato no solo no confirmó aún su visita
a la Unión Industrial Argentina (UIA), cámara a la que fue invitado al igual
que Massa, sino que también suspendió su visita esta semana a la Asociación
Empresaria Argentina (AEA) por “problemas de agenda”. La inconsistencia de las
formas. Aunque no es la única que rodea a Milei. Con la incorporación de Macri,
no está claro para el sector privado tampoco qué equipos económicos son los que
prevalecerán. Hasta el momento, no se habían abierto demasiados vasos
comunicantes entre los técnicos de Milei y Patricia Bullrich.
Cerca de Massa, en
tanto, se empeñan en dejar trascender que, en caso de resultar los elegidos, ya
están trabajando en un plan para aplicar el día después de la elección. El
ministro aseguró en el programa de Mirtha Legrand que Roberto Lavagna tendría
un rol relevante eventualmente, lo que ilusionó a buena parte del mercado. Sin
embargo, si bien es cierto que el exministro de Néstor Kirchner recibe
constantemente propuestas de distintos sectores –hasta el Cippec le habría
hecho llegar en estos días un proyecto de reforma previsional– y tiene una
excelente relación con quien fuera su compañero del frente Consenso Federal, en
2019, la realidad es que su participación en el armado de un programa de
gobierno no va más allá de alguna conversación. Massa, sin embargo, sí estaría
sondeando a otros economistas de buena imagen en el mercado, como Marina
No hace falta
indagar demasiado: es evidente a esta altura que no hay dólares para nadie
La opinión que
tienen los burócratas del FMI de la Argentina, y en particular de Massa, no es
la mejor
En medio de
semejante tembladeral económico y político, algunas grandes operaciones
privadas siguen en marcha
Dal Poggetto,
para incorporar en una futura gestión.
“Massa va a
necesitar sobreactuar, necesita a Milton Friedman para que el mercado no dude”,
ironizó un hombre que realizó gran parte de su carrera en Wall Street. Y es que
la historia política del candidato presidencial está plagada de
inconsistencias, aunque en privado muchos de sus colaboradores insistan que,
una vez ganada la elección, “Massa va a hacer ortodoxia”. ¿Le habilitarán sus
diputados, la mayoría de ellos seleccionados por la vicepresidenta Cristina
Kirchner, las necesarias medidas de ajuste? Difícil adelantar una respuesta.
Más que un Carlos
Menem transformador, entre sus interlocutores Massa empieza a asentar la idea
de que apostará al gradualismo para ir avanzando sobre los problemas de la
Argentina. Se habla más bien de un desdoblamiento del mercado de cambios y de
una suba de impuestos para cerrar el agujero fiscal. El ministro de Economía
aseguró además que estaría en conversaciones con un emirato árabe para,
eventualmente, conseguir en diciembre un préstamo que permita normalizar el
flujo de dólares para el pago de importaciones. Cerca de Massa saben que hasta
la cosecha gruesa, a fines de marzo, los dólares seguirán siendo un bien
escaso. Así como Qatar salió en auxilio temporariamente de la Argentina cuando
hubo que pagarle al Fondo Monetario Internacional (FMI), la idea es que otro
emirato ahora sirva de puente para pasar el verano.
El plan de Unión
por la Patria para diciembre por ahora no termina de cerrar. En el corto plazo,
el día después del balotaje, es de esperar que al menos empiece a descongelar
el tipo de cambio oficial, que está fijo en los $350 desde el 13 de agosto. También
las empresas de consumo masivo esperan que haya un nuevo ajuste de Precios
Justos, después de convalidar un aumento de apenas 5% en el mes, a pedido del
Gobierno. De otra forma, como sucedió con los combustibles esta semana,
seguirán acentuándose los faltantes en las góndolas. El que no ajuste por
precio, ajusta por cantidad.
Pero nada será
fácil. A partir del 20 se descuenta que Massa deberá descongelar su diálogo con
el Fondo Monetario Internacional (FMI). Si bien los yuanes alcanzaron para
cubrir lo que restaba pagar de los vencimientos, en diciembre la Argentina
tiene vencimientos con el organismo internacional por 687,5 millones de
Derechos Especiales de Giro (DEG), como se conoce la moneda del FMI, que
equivalen a unos US$903,3 millones. La opinión que tienen los burócratas del
FMI de la Argentina, y en particular de Massa, no es la mejor. De nuevo, todos
los compromisos asumidos por el candidato se volvieron inconsistentes en la
medida en que, a partir de las elecciones PASO, puso en marcha el “plan
platita” para ganar la elección.
En medio de
semejante tembladeral económico y político, algunas grandes operaciones
privadas siguen en marcha. Aunque la coyuntura hace que sea complicado ponerles
precio. Tal es el caso de la venta de Exxon Mobil, que está ofreciendo todos
sus activos en el país. Después de recibir ofertas varias por algunas áreas
petroleras, en algunos casos, y por toda la compañía, en otros, la empresa
envió el mensaje desde Houston de que no aceptará por el paquete completo
ofertas de menos de US$1000 millones. En una primera ronda, ninguno de los
interesados había ofertado tanto. Ahora, sin embargo, comienza la etapa de
presentación de las ofertas vinculantes. A los interesados que ya habían
participado en la primera etapa –Vista Oil, Pampa Energía, Shell, entre otros–,
se sumó recientemente uno nuevo: YPF. Tras la crisis en el abastecimiento de
combustibles, que se acentuó luego de que la petrolera no pudiera hacerse de
los dólares para pagar la importación de tres bancos con gasoil, una duda se
planteó entre quienes siguen de cerca el proceso. ¿Podrá la petrolera conseguir
los dólares necesarios para semejante transacción?
Se descuenta, no
obstante, que en los próximos meses habrá terreno fértil para que empresarios
nacionales compren a precio de remate activos locales. Un empresario que supo
hacer fortuna en el mundo de la salud prepaga estudia una nueva adquisición de
peso. Para algunos, una economía inconsistente es una economía de
oportunidades.ß |