Por Federico Mayol
- Nadie lo va a reconocer en público, pero después del acuerdo sellado al filo
de la medianoche del pasado martes en la casa del ex presidente en Acassuso,
estrategas de Javier Milei le hicieron llegar a Mauricio Macri un
mensaje para que bajara la exposición pública, una decisión que debería
materializarse en estos días después de la encendida gira televisiva que
protagonizó este domingo en favor del candidato libertario. “Nosotros
nunca nos movimos del lugar en el que estamos. Controlamos lo que podemos
controlar”, aceptaron desde el corazón de La Libertad Avanza en horas cruciales
para el candidato presidencial, de cara al balotaje con Sergio Massa.
Era cuestión de
tiempo, analizaron en estos días desde la oposición, para que Macri, una vez
consumada la derrota de Juntos por el Cambio, avanzara en una alianza electoral
con La Libertad Avanza de Milei para enfrentar al ministro de Economía, y el ex
presidente centralizara de esa manera buena parte de la escena pública en torno
al candidato libertario, absorbido ahora por un sector de “la casta” que
defenestró en estos meses.
Este lunes, después
de que durante todo el fin de semana circularan negociaciones subterráneas, la
posibilidad de un cogobierno a futuro y nombres de potenciales funcionarios
macristas en el caso de que el economista triunfe el próximo 19 de noviembre, Massa
se aprovechó de la centralidad que Macri decidió tomar en la campaña libertaria
para volver a rivalizar con el ex presidente y reavivar esa no muy vieja
pero profunda enemistad que marcó al vínculo en los últimos años.
Macri y Massa se
detestan. El encono es recíproco, y el paso del tiempo solo hizo más que
acentuarlo. Hace tiempo que el ex presidente coqueteaba con la idea de
amalgamar a parte del PRO con LLA, y así lo había planteado puertas adentro
desde el año pasado, para contener al economista y evitar una fuga de votos
hacia ese movimiento liberal de derecha repleto de ideas polémicas. Cuando JxC
quedó afuera del balotaje, y Patricia Bullrich le avisó al ex
mandatario que estaba decidida en apoyar a Milei en la segunda vuelta, el
fundador del PRO operó diligente para instrumentar ese acuerdo. No solo por su
simpatía con el candidato, si no también por una razón tal vez más profunda que
esa afinidad ideológica: su manifiesta aversión hacia Massa.El pacto entre el fundador
del PRO y el candidato de LLA reavivó la enemistad pública y privada entre el
ministro y el ex mandatario
El candidato
presidencial de Unión por la Patria aceptó el duelo, en paralelo a su
insistencia por acaparar la atención -y el voto- de los radicales, que en estas
horas volvió a intentar traccionar con la excusa del aniversario del triunfo de
Raúl Alfonsín, a cuarenta años de la recuperación democrática.
“Dicen que es el
canal de Macri y sin embargo acá estoy”, disparó el ministro este lunes en los
estudios de LN , en una entrevista en la que confrontó más de una vez con el ex
presidente, en tono serio, tal como le aconsejaron los asesores en comunicación
y estrategia de campaña enviados por el PT de Brasil, que, según trascendió, le
pidieron que se ría un poco menos, y que sea sobrio en la puesta en escena.
Es que, más allá de
Macri, y en medio de una furiosa revuelta en JxC, Massa quedó en estos días
otra vez atrapado por la crisis económica y el creciente malhumor social que,
esta vez, se manifestó por la escasez en el expendio de combustibles en las
estaciones de servicio. A esta altura, razonaban por estas horas en el equipo
de campaña de UP, la performance mediática y electoral del candidato es un
verdadero milagro con serias chances de ser revalidado el 19 de noviembre.
El
ministro-candidato, la figura excluyente de la campaña oficialista -la
coordinación de la estrategia electoral pasa pura y exclusivamente por sus
equipos-, busca en ese sentido contrarrestar la implosión de la coalición
opositora y la ruptura definitiva de Macri con los radicales referenciados
en Gerardo Morales con un llamado a un “gobierno de unidad nacional”
cuyo resultado todavía es incierto, a pesar de la creciente predisposición de
ese sector de la UCR que, en boca del jujeño, volvió en las últimas horas a
enviarle un fuerte mensaje de acercamiento al jefe del Frente Renovador: “Todo lo que tenga que hacer para que
no gane Milei lo voy a hacer”, aseguró.
Massa finge
seriedad, pero se regodea con esas rencillas opositoras. El fin de semana, el
funcionario habló por teléfono con el gobernador Rodolfo Suárez para
interiorizarse por los incendios en Mendoza, y se comunicó con Sergio Berni
para enviar ayuda a esa provincia. Es ministro, candidato y suele suplir además
a Alberto Fernández, el presidente en funciones. El único habilitado para
hablar es el candidato presidencial.
En el massismo
saben que, de cara al balotaje, no les sobran los votos. Pero están convencidos
de que la alianza entre Milei y Macri, y el papel central que definió jugar el
ex presidente -la reunión que selló el acuerdo, del pasado martes al filo de la
medianoche, tuvo lugar en su casa de Acassuso-, ofrece una buena oportunidad
para confrontar con el fundador del PRO y remover las heridas internas
ocasionadas por esa flamante sociedad.
Massa finge
seriedad, pero se regodea con esas rencillas opositoras (EFE/Enrique García
Medina)
Según pudo
saber Infobae, legisladores nacionales electos de LLA podrían plantear
próximamente y en público, de manera más formal y homogénea, la disconformidad
con el pacto alcanzado entre Macri y el candidato libertario. Algunos ya lo
hicieron puertas adentro, y aprovecharon la movida para poner reparos a algunos
proyectos. Uno de ellos es Sergio Vargas, el senador provincial electo que
más votos sacó en la provincia de Buenos Aires, que protestó por la propuesta
de Victoria Villarruel de mudar a la Aduana a la órbita del
Ministerio de Seguridad, tal como lo habrían publicitado la semana pasada tres
asesores de la candidata a vicepresidenta, uno de ellos ex director de esa área
durante la época de Juan José Gómez Centurión. Vargas es funcionario en licencia
de ese organismo.
En el seno de LLA
circulan además versiones de inquinas internas. Ese incipiente revuelta
palaciega, ¿podría incluir a Carlos Kikuchi, uno de los principales
armadores del candidato?
Según trascendió de
fuentes macristas, el ex presidente ungió como uno de sus articuladores con el
equipo de LLA al senador José Torello, de su más absoluta confianza, uno
de sus históricos amigos. Se mencionan además cada vez más dirigentes del PRO
que podrían prestar servicios en un eventual gabinete libertario si es que
Milei triunfa en las elecciones. El rechazo a Massa es un aglutinador común del
universo macrista. “Massa es la peor opción, creo que con Milei hay una pequeña
chance de que salga bien, más después de este golpazo que se pegó”, remarcó
a Infobae uno de esos allegados a Macri que fue ministro durante su
gobierno.
Cerca de Milei hay
incertidumbre. La centralidad de Macri, aseguran, es un arma de doble filo que
puede hacerle perder al candidato a la Presidencia la originalidad anti casta
con la que capitalizó buena parte del descontento social para suplir la fragilidad
de su armado y la debilidad con la que otro sector del electorado analiza a su
figura.
Ya durante la
campaña de Bullrich, después de las PASO, en la batería de focus encargados
para testear el humor social se había concluido que el ex presidente no tiene
una buena aceptación en una porción grande de la sociedad, más bien lo
contrario, en especial en el conurbano bonaerense, donde Massa se hizo más
fuerte en las elecciones generales. En su momento, la ex ministra de Seguridad
decidió sin embargo incorporar al fundador del PRO a su campaña para cortar de
cuajo con los flirteos entre el ex jefe de Estado y el economista libertario.
En ese contexto, la
historia de desencuentros y aversión acumulada entre Massa y Macri lleva ya
varios años, y el resultado del balotaje puede inclinar la balanza, para uno u
otro lado, de ese vínculo tortuoso.
La última vez que
ambos hablaron por teléfono, según trascendió públicamente, fue en mayo del
2019, después del intento de acercamiento con otros sectores políticos lanzado
por el ex presidente antes de las PASO que perdió por algo más de quince puntos
frente a la dupla Fernández-Fernández de Kirchner.
Un par años antes,
en el 2016, Massa se había opuesto a que los familiares de los funcionarios
pudieran acceder al blanqueo impulsado por la Casa Rosada y que, finalmente, el
propio Macri introdujo por decreto. En todo ese tiempo, durante la gestión de Cambiemos,
hubo numerosas idas y vueltas, mucho menos conflictivas en territorio
bonaerense: el ministro de Economía fue uno de los principales garantes de la
gobernabilidad de María Eugenia Vidal.
Al principio del
gobierno, Macri no solo lo recibió antes que nadie y a solas, horas después de
asumir, en Casa Rosada, si no que incluso lo subió al avión hacia Davos, en la
gira en el foro financiero y empresario en el que lo presentó a Massa como uno de
los jefes de la oposición. Es más: antes de eso, y de llegar a la Casa Rosada,
el jefe del PRO y su mujer, Juliana Awada, habían recibido para cenar milanesas
en el departamento que entonces habitaban sobre la avenida Libertador al ex
intendente de Tigre y Malena Galmarini, una comida cuyo objetivo consistía en
la posibilidad de acordar de cara al futuro.
Macri después le
colocó el mote de “ventajita”, lo que fastidió especialmente al
ministro. “Es un cínico inconsistente”, lo acusó en septiembre pasado.
Ahora, Massa quiere sacarle el jugo a ese disputa. El ex presidente confió
entre sus íntimos que le preocupa, y mucho, lo que pueda pasar a partir del
próximo 10 de diciembre si el ministro es presidente. El estilo de ejercicio de
poder del tigrense le provoca una mala corazonada. |