Por Pedro
Lacour - El candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, ratificó ayer su
voluntad de discutir
su agenda de propuestas tras el acuerdo con Patricia Bullrich y Mauricio Macri,
pero ratificó que es “no es negociable” su idea de cerrar el Banco Central si
llega a la Presidencia.
Milei
marcó coincidencias con los dirigentes de Juntos por el Cambio en materia de
“reforma del Estado, baja del gasto público, cambios impositivos y
modernización del mercado labora”. Y aseguró que está dispuesto a dar a
“discusión” su agenda. Pero subrayó que “no es negociable” el cierre del
Central, durante una entrevista con LN .
El
agridulce 30% obtenido el 22 de octubre, un porcentaje calcado del de las PASO,
hizo las veces de baño de realidad para las aspiraciones de máxima de Milei.
Desde ese domingo, la viabilidad de su ambicioso plan de gobierno, que abarca
políticas que se extenderían a lo largo de más de tres décadas, se encuentra
puesta en duda. Es que, pese a que el economista repite que el apoyo del ala
dura de Pro es “incondicional” y que Bullrich no le pidió nada a cambio, el
nuevo pacto obligó a la fuerza libertaria a replantearse la hoja de ruta que se
trazó originalmente.
Con
medidas tan variadas como la de privatizar el sistema de salud o la educación ,
la plataforma electoral de La Libertad Avanza –dada a conocer en abril– puso en
negro sobre blanco todo lo que Milei desea para su “mundo ideal”, pero al que,
como siempre aclara, no se podría llegar “dentro de tres días”. “Si no
entendemos la lógica de las reformas estructurales y de la secuencialidad,
puede terminar en un desastre macroeconómico que genera un problema social
colosal”, se atajó alguna vez al hablar de su programa de “tres generaciones” y
su voluntad de reducir el gabinete nacional a ocho ministerios.
Sin
embargo, en el cónclave que tuvo lugar en la casa de Macri, en la localidad
bonaerense de Acassuso, Milei se comprometió a moderar sus posturas, algo que
quedó demostrado con la confirmación de que, llegado el caso, está dispuesto a
abrir su gobierno a figuras que formaron parte de Cambiemos. El expresidente,
en tanto, no escondió su intención de “fortalecerlo” en lo político y en lo
técnico.
Milei
se define filosóficamente como un anarcocapitalista, pero afirma que en el
plano de la práctica es minarquista. Es decir, alguien que cree que el Estado
debe limitar su injerencia a los planos de la seguridad y la Justicia. Esa
tensión hoy adquiere un nuevo formato: el de la amenaza de una creciente
perdida de independencia política a manos de Macri, con la motosierra cada vez
más relegada.
Sucede
que, de cara al balotaje, la cuestión programática está en el centro del
debate. En la conferencia de prensa que dio el miércoles pasado, Bullrich trazó
una línea roja. La excandidata presidencial leyó un texto en el que enumeró 11
puntos “que la Argentina necesita para salir adelante”. Allí no solo revalorizó
la “educación pública, gratuita y de calidad” y se expresó a favor de la
“defensa de los derechos humanos y la democracia liberal”. También dedicó un
ítem a reafirmar la necesidad de cumplir con la legislación vigente “en materia
de armas, donación de órganos y la patria potestad compartida”.
En su
exposición, Bullrich no mencionó explícitamente al Banco Central, pero sí
sostuvo que debe avanzarse hacia “el fin de la emisión monetaria para financiar
el Tesoro”. Milei ratificó que, si gana, cerrará esa entidad autárquica (“no es
negociable”) para avanzar hacia el corazón de su propuesta de campaña: la
dolarización. En ese sentido, rechazó de plano la posibilidad de impulsar como
alternativa, por ejemplo, una ley que garantice su autonomía plena. “Después
viene un gobierno de delincuentes que saca otra ley y se la lleva puesta”,
graficó. “Una de las cosas que dice el documento de la señora Bullrich es ‘no
vamos a emitir más’. Pregunta: si no vas a emitir más, ¿para qué querés tener
el Banco Central?”, le retrucó públicamente el libertario a su flamante aliada,
con relación a uno de los pocos puntos en el que no tienen coincidencias, lo
que sí ocurre con temas como la baja de impuestos, las desregulaciones o la
reforma laboral. “En el 90% de las cosas estamos de acuerdo”, aclaró Milei.
Pero
esa confluencia de intereses parecía improbable hasta hace pocos días. Previo
al llamado a hacer tabula rasa, los ataques cruzados predominaron y la
situación parecía sin retorno. Mientras Milei acusaba duramente a Bullrich de
haber sido responsable de poner bombas en los 70, década en la que la
exministra militaba en la Juventud Peronista, la dirigente de Pro tampoco se
quedó atrás y llegó a despacharse con definiciones que colocaban al libertario
casi al margen del sistema democrático.
“Me
preocupan las ideas de Milei, son malas y peligrosas”, esbozó Bullrich durante
su cierre de campaña, en Lomas de Zamora. “Escúchenme bien las mamás y los
papás, para que hablen con sus hijos. ¿Queremos eso para la Argentina? No,
queremos una sociedad civilizada, no la ley de la selva”, sostuvo, efusiva, al
final de un discurso en el que advirtió sobre los peligros de votar al
candidato de La Libertad Avanza. Bullrich y Milei alcanzaron un nuevo récord. |