Por Sofía Diamante -
E l candidato y ministro de Economía, Sergio Massa, les mandó un mensaje a los
mercados financieros el día posterior a la elección y dijo que para 2024 espera
lograr, si es presidente, un superávit fiscal de 1% del PBI. Lo hizo luego de
haber volcado en la economía $2,4 billones, equivalente a 1,3% del PBI, con
todas las medidas electorales que anunció luego de las PASO, entre las que se
encuentran el congelamiento de tarifas energéticas y de transporte, los bonos
de suma fija y el relanzamiento de otros programas de estímulo, como un nuevo
Previaje.
Para este año, el
Gobierno se había comprometido con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a
reducir el déficit fiscal de 2,4% en 2022 a 1,9%. Sin embargo, los economistas
proyectaron que el rojo será entre 2,5 y 3% del PBI.
Solo hasta
septiembre, según los últimos datos oficiales, el Ministerio de Economía
acumuló un déficit de 1,4% del producto. “Honrar el compromiso impone un
aumento del déficit de apenas 0,6 puntos porcentuales en los últimos tres
meses, algo que luce prácticamente imposible”, indicó la consultora LCG.
La última vez que
el país logró terminar con las cuentas en positivo fue hace 15 años, en 2008. Y
si se tiene en cuenta el registro desde 1961 a la fecha, la Argentina solo tuvo
superávit fiscal en 16 oportunidades.
Para 2024, Massa
había mandado un proyecto de presupuesto al Congreso con un déficit fiscal de
0,9% del PBI. Sin embargo, adjuntó una “separata” para que los legisladores
decidan cuáles exenciones tributarias se podrían quitar para aumentar la
recaudación y lograr así el superávit. En otras palabras, el candidato
presidencial propone subir la presión impositiva para mejorar el resultado de
las cuentas nacionales.
El presupuesto
2024, sin embargo, ya quedó desactualizado, porque el déficit para este año
será mayor a 1,9% del PBI y porque luego de las elecciones primarias, Massa
envió al Congreso dos proyectos de ley que reducirán los ingresos fiscales del
año próximo: la suba del mínimo no imponible de Ganancias y el reintegro del
21% de algunos productos de la canasta básica.
“El presupuesto
parte de una proyección que no es creíble, que es el déficit de 0,9%, y de
supuestos macro que quedaron viejos. Es un punto de partida que no se va a dar,
porque en el medio cambiaron dos cosas que afectaron el resultado fiscal, como
los proyectos de Ganancias y la devolución del IVA”, dijo Gabriel Caamaño,
economista de la consultora Ledesma.
En la separata, la
propuesta de Massa es elevar la carga de IVA del 10,5% que tienen algunos
productos al 21%. “Podría argumentarse que el beneficio aumenta la regresividad
del impuesto (por ejemplo, sería aceptable que se aplique una alícuota reducida
a productos de la canasta básica o a la construcción de viviendas, aunque
revisable si corresponde su aplicación a las obras de arte, como actualmente
sucede)”, dice el proyecto de Economía, en donde espera una recaudación extra
de 0,62% del PBI.
Otra de las
propuestas del ministro es ampliar el alcance del impuesto a las Ganancias a
todos los magistrados de los Poderes Judiciales nacional y provinciales, aunque
la ley 27.346 ya estableció que solo lo pagarán aquellos que ingresaron a
partir de enero de 2017. “Si bien desde un punto de vista de la igualdad y la
capacidad contributiva todos los magistrados deberían pagar impuesto a las
ganancias, la Corte Suprema ya se ha expresado respecto a la intangibilidad de
sus sueldos. En consecuencia, no tiene sentido revisar cuestiones ya resueltas
y volver a abrir debates que llevarán al mismo lugar de siempre: la Corte
volverá a indicar que no se puede gravar con impuesto a las Ganancias los
sueldos de los magistrados que ingresaron con anterioridad a 2017”, dice el
tributarista Sebastián Domínguez.
La separata también
propone eliminar o disminuir la exención de inmuebles rurales en el impuesto
sobre los Bienes Personales, que le permitiría un ingreso de 0,48% del PBI, y
la dispensa del IVA que recae sobre los honorarios de los directores de sociedades
(0,29% del PBI). Además, sugiere aumentar la alícuota a la que están alcanzadas
las Ganancias provenientes de las acciones de empresas argentinas que cotizan
en Nueva York (ADR), del 7% al 35%.
“Dentro de esos
gastos tributarios (exenciones impositivas), que son 2,3% del PBI, 0,6% del
producto está destinado a regímenes de promoción en distintas industrias. El
restante 1,7% del PBI es puramente reducción de impuestos finales. Dentro de
esto, lo que tiene más peso es el IVA (1,2% del PBI), que está concentrado en
su mayoría en exenciones a alimentos básicos, como carnes y legumbres. Después
hay alícuotas reducidas en prepagas y medicamentos. Es decir, lo más importante
está concentrado en productos muy sensibles, lo que hace difícil avizorar por
donde vendría la reducción de los gastos tributarios”, opinó el economista
Matías De Luca, de la consultora LCG.
“El presupuesto
nace de supuestos macro que quedaron viejos y no son creíbles”
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