El presidente Alberto Fernández confirmó la ampliación del swap con China a u$s11.500 millones de libre disponibilidad
a partir de la aprobación del segundo tramo, conformado por u$s6500
millones.
Así, desde el
Ministerio de Economía confían en que la utilización del recurso servirá para
llegar “hasta diciembre con el cumplimiento de todas las obligaciones”,
así como con poder de respuesta a las necesidades cambiarias.
El monto, de unos 47 mil millones de yuanes, tiene una tasa que es
menor a la mitad de lo que cobra el Fondo Monetario (FMI) y representa en el contexto electoral tres cuestiones centrales:
la primera, un refuerzo de las reservas del Banco Central (BCRA), que permitirá pagar importaciones pendientes, adelantar
pagos al Fondo y, sobre todo, intervenir con divisas el
mercado cambiario, en tiempo de tensiones lógicas en procesos
preelectorales.
En segundo lugar,
en caso de que el ministro candidato, Sergio Massa, llegue a
un balotaje, tendrá los recursos necesarios para enfrentar los movimientos del
mercado en el período posterior a las elecciones.
En tercer lugar, en
respuesta a la fuerte demanda de dólares y la depreciación
del dólar blue en los días previos, Massa demostró habilidad
política al utilizar los yuanes chinos y medidas en la City para lograr una
disminución significativa del valor del dólar blue, que había superó los $1.000
pesos y en la víspera cayó por debajo de los $910.
La letra chica
del acuerdo con el Banco Central de China
El intercambio de
monedas con China se prorrogó por tres años, sumando un total de 130.000
millones de yuanes o aproximadamente u$s19.000 millones. Esta ampliación se
logró en una reunión bilateral entre Fernández y el presidente chino
Xi Jinping en Pekín.
Esta ampliación se
suma a la prórroga previa obtenida por Massa en su visita a China, que amplió
los fondos de libre disposición en u$s5.000 millones o 35.000 millones de
yuanes. Esta cifra se sumó a otros u$s5.000 millones que estaban vigentes desde
el acuerdo anterior en 2020.
El Banco Central de Argentina y el Banco del Pueblo de China (PBoC)
confirmaron la activación de un segundo tramo del swap de moneda por 47.000
millones de yuanes, destinados al desarrollo del comercio bilateral y la
estabilidad de los mercados financieros en Argentina.
Estos fondos se
utilizarán preferentemente en los pagos relacionados con el comercio exterior
con China, lo que permitirá que las reservas en dólares del Banco Central se
utilicen para otros fines, como la prevención de corridas
cambiarias o la intervención en caso de variaciones en la cotización de los
dólares financieros. También se destinarán a pagar importaciones, un
aspecto que varias cámaras empresariales han estado solicitando.
Es importante
destacar que la tasa de interés que Argentina paga por este
préstamo es mucho más baja que la que se cobra en organismos como el FMI, la
Corporación Andina de Fomento (CAF), el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) y el Banco Mundial.
Mientras que el
préstamo con el FMI tiene una tasa de interés del 8.2%, el swap chino se basa
en la tasa Shibor, que se sitúa alrededor del 2.5%, más un
adicional de entre 200 y 400 puntos básicos, totalizando entre el 4.5% y
el 6.5%. Esta diferencia en las tasas representa un alivio financiero
significativo para Argentina en medio de sus desafíos económicos.
Los puntos más relevantes
del texto son los siguientes:
-La ampliación del
uso del swap de monedas con China hasta 6500 millones de dólares es un
importante respaldo financiero para el Gobierno argentino en el contexto
electoral.
-Este préstamo, que
tiene una tasa de interés menor a la mitad de lo que cobra el FMI, permitirá al
Banco Central fortalecer sus reservas, pagar importaciones pendientes y
adelantar pagos al Fondo.
-La ampliación del
swap también es un mensaje de confianza del gobierno chino en la economía
argentina.
-En el corto
plazo, la ampliación del swap de monedas tuvo un impacto positivo en el
mercado cambiario, provocando un desplome del dólar blue.
-Desde el BCRA,
presidido por Miguel Pesce, explican que el swap con
China se trata de un “puente”, un recurso de transición hacia un país que en
2024 incorporará las exportaciones de litio y en 2025 las de cobre. A su
vez, entienden que a partir del año que viene no se verá en la
necesidad de importar ni gas ni petróleo, al contrario, será exportador neto de
energía.
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