Por Carlos Pagni - Es
posible que el domingo no termine de despejarse la incógnita sobre quién será
el próximo presidente. Tal vez haya que esperar al segundo turno del 19 de
noviembre. Sin embargo, las elecciones generales ayudarán a descifrar otros
enigmas. Por ejemplo, en la eventualidad de que haya un ballottage, estará
definido qué fuerza quedó fuera de juego. En medio de una espesísima bruma, los
encuestadores presumen que será Unión por la Patria o Juntos por el Cambio. Dan
por seguro que La Libertad Avanza seguirá en el primer puesto.
Si este fuera el
escenario, en pocas horas se podrá saber, entonces, cuál de las dos
agrupaciones que dominaron la escena en la última década ingresará en una
convulsión que tal vez determine su fractura. Otro acertijo relevante que se
podrá resolver este 22: ¿conservará el PJ la provincia de Buenos Aires? Se
supone que el triunfo de Axel Kicillof está fuera de duda. Pero, si no se
verificara ese lugar común, empezaría a escribirse una nueva historia. El
naufragio bonaerense de Unión por la Patria es lo más parecido al siempre
vaticinado y siempre desmentido colapso final del kirchnerismo. Quiere decir que
en los próximos comicios el poder tal vez no encuentre su destino definitivo.
Pero comenzarán a aparecer rasgos sobresalientes de su nueva configuración.
Javier Milei va
hacia esta encrucijada convencido de mantener el primer puesto. Se propone
mantener las líneas principales de su campaña, que fija su asesor Santiago
Caputo: seguir siendo el centro de la conversación, sobre todo en las redes
sociales, su territorio principal; eso quiere decir establecer temas y
mantenerlos varios días. El éxito de la primera vuelta inauguró otro problema:
el control del voto, la fiscalización. Es una preocupación central del
candidato porque esta vez no contará con la colaboración del peronismo. Sergio
Massa suele confesarse ante íntimos: “Lo apoyamos, le cuidamos la boleta y se
nos fue la mano”. Es verdad: el ministro de Economía pensó a LLA como un
instrumento para quebrar la base electoral de JxC. Los números plantearon otro
panorama. Milei socava también la plataforma del peronismo. “Esa mitología que
tiene el pueblo argentino”, según la definición de José Mujica, está siendo
desafiada. En el norte del país y en el conurbano bonaerense.
El imperativo de
custodiar el sufragio es una novedad para Milei. De allí deriva su vínculo con
Luis Barrionuevo, quien, con el sueño de inventar un nuevo Menem, puso a
disposición de esa carrera la estructura federal de su gremio. La “pureza del
sufragio”, por usar los términos del ultraliberal Leandro Alem, no está
asegurada para el candidato de la ultraderecha. Varias imprentas del Gran
Buenos Aires recibieron el fin de semana que pasó pedidos para producir boletas
de LLA con la alteración de algún detalle. Por ejemplo, el número de la lista,
un error que es fácil de identificar por los fiscales que pedirían la anulación
del voto. ¿Qué sucedería si se desatara una ola de impugnaciones? Nadie hasta
ahora lo ha previsto.
Milei se ha
convertido en el eje de una controversia internacional. Se había notado cuando
el polémico Tucker Carlson viajó a Buenos Aires para presentarlo ante su
audiencia en la red X. El lunes, en la agencia oficial Télam, se le sumó el
papa Francisco, quien no necesitó citar su nombre y apellido para
caracterizarlo. Habló de los falsos mesías que se ofrecen como la solución
inmediata a una crisis compleja. Jorge Bergoglio ve en Milei la encarnación
argentina de un proceso de fascistización que afecta a otras democracias y que
encuentra retratado en Síndrome 1933, el libro de Siegmund Ginzberg que él
regala a los líderes que suelen visitarlo.
La advertencia de
Bergoglio tiene un eco en la preocupación de Lula da Silva. El presidente de
Brasil advirtió a Joe Biden sobre el peligro que enfrenta la democracia en la
Argentina. Biden no podía ser más receptivo: entre los soportes internacionales
de Milei se encuentran sus rivales internos, con Donald Trump a la cabeza. El
de Lula no es solo un temor político. Hay una bandera de LLA que pone en tela
de juicio la armonía con los brasileños. Es la dolarización. No es una novedad.
A comienzos de 2002, Fernando Henrique Cardoso envió a Buenos Aires a su
ministro de Industria, Sergio Amaral, para examinar el terreno sobre el que
trataba de afirmarse el frágil gobierno de Eduardo Duhalde. Después de realizar
ese relevamiento, Amaral afirmó: “Vamos a dar a Duhalde todo el apoyo que necesite
porque la alternativa a su programa es la dolarización, y la dolarización para
nosotros significa el fin del Mercosur”. Palabras que vuelven.
Aquí es donde hay
que buscar la explicación sobre la intensa participación brasileña en la
campaña de Massa. El PT lo niega con comunicados oficiales. Pero es
dificilísimo descartar que los expertos en marketing político Sidônio Palmeira
y Raul Rabelo colaboren con el candidato del Gobierno como lo están haciendo
sin una recomendación del presidente de Brasil, para cuya campaña trabajaron en
2022. El puente entre los oficialismos brasileño y argentino lo estableció
Edinho Silva, quien estuvo al frente del proselitismo de Lula. Massa lo visitó
en San Pablo. A este equipo hay que sumar los análisis de la española Esther
Solano, quien ha estudiado la competencia con Jair Bolsonaro. Ellos aconsejan a
Massa no repetir el error que cometió Fernando Haddad con Bolsonaro en 2018: lo
hostigó, lo ridiculizó y perdió, debido a que los simpatizantes del exmilitar
se sintieron hostigados y ridiculizados. “Hay que refutar los argumentos, no
atacar a la persona”, recomiendan estos expertos, defendiendo la receta que
hizo ganar a Lula en 2022.
La otra regla que
los brasileños inculcaron en Massa es ignorar a Patricia Bullrich. Para JxC
solo cabe la campaña sucia. Bullrich ordenó su campaña a partir de dos
vectores. Uno es reforzar su potencial territorial. Debe mejorar sus chances en
Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Entre Ríos y el interior de la provincia de Buenos
Aires para compensar la dificultad que presenta el conurbano bonaerense. La
compañía de Mauricio Macri es crucial en este empeño, porque son territorios
donde el expresidente conserva su atractivo. El otro objetivo de Bullrich ha
sido seducir a los que no la votaron en la interna. Había dudas sobre la
adhesión de los simpatizantes de Horacio Rodríguez Larreta y de la UCR. Por eso
la incorporación del jefe de gobierno como eventual jefe de Gabinete y la
aproximación de Gerardo Morales. Son las recomendaciones de Derek Hampton, el
estratega de campaña de la candidata. ¿Con Larreta llegó también el caudal de
información sodista ciológica recopilada durante años por Federico Di
Benedetto? Hasta ahora no. Esos valiosísimos archivos sostienen un
emprendimiento privado de Di Benedetto, fundador del que promete ser el call
center más potente del país.
La necesidad de
componer un cuadro homogéneo con las figuras de JxC pretende neutralizar un
argumento principal de la campaña de Massa: la convocatoria a un gobierno de
unidad nacional con integrantes de la coalición que postula a Bullrich. Es el
preludio del discurso que desplegará el ministro de Economía, aconsejado por
sus gurúes brasileños, si le toca enfrentar a Milei: debe formarse un frente
para defender a la democracia, amenazada por la ultraderecha. Fue la bandera de
Lula frente a Bolsonaro.
La cooptación
El gobierno de
unidad nacional de Massa no es un acuerdo entre partidos. Es una cooptación de
estilo kirchnerista, que promete blanquear túneles que existen hace tiempo.
Entre numerosos dirigentes de JxC el candidato de UP obtiene más lealtades que
Bullrich. Una transversalidad alimentada por amistades compartidas en el mundo
empresarial y de lobbying. Una demostración la acaba de dar el gobierno de la
ciudad de Buenos Aires, que concedió a la familia Eskenazi, a través de una
subasta pública, dos codiciadísimas parcelas de 18.000 metros cuadrados en lo
que fueron las tierras del Tiro Federal, por 24,55 millones de dólares. Las
autoridades porteñas estaban ayer orgullosas: “Hubo 35 pujas a lo largo de tres
horas, que hicieron subir el precio de base en 35%”.
Según los términos
del remate, los Eskenazi, cercanísimos a Massa, podrán pagar ese monto en
pesos, con la cotización oficial del Banco Nación. Está previsto que lo hagan
en cuotas: 20% al cabo de los 10 días hábiles corridos desde que se adjudicó la
propiedad, y el 80% restante durante los 15 días siguientes al vencimiento del
plazo anterior. Festejan los Eskenazi, beneficiarios del litigio del fondo
Burford por la estatización de YPF y generosos facilitadores de aviones
privados para la campaña de Rodríguez Larreta, según consignó en su momento en
Clarín el perioejerce Ricardo Roa. A propósito de Burford, ayer reclamó a la
Justicia neoyorquina que involucre a YPF y no solo al Estado en la satisfacción
de su reclamo de 16.000 millones de dólares.
Massa hace sonar
una música parecida a la que ejecutaba Larreta cuando proponía una alianza del
70% de la dirigencia política. La ocurrencia más reciente de esa operación es
conceder a la oposición la mitad del directorio del Banco Central, que sería
semiindependiente. El control de esa institución acaso no sea tan indispensable
para Massa, quien ha demostrado tener otras palancas para dominar al que
durante esta campaña ha sido su rival más peligroso: el dólar. Como explicó
ayer un conocedor del submundo financiero, “el Gobierno habló con las cuatro
grandes cuevas para limitar las operaciones en la última semana de campaña. A
las chicas es imposible controlarlas”. El experto agregó: “Esas cuatro grandes
pertenecen a amigos de los funcionarios”.
El movimiento del
mercado de cambios está conectado por distintas interfases con el oficialismo.
Una cantidad llamativa de fuentes coincide en señalar como uno de los
operadores principales del sistema a Elías David Piccirillo, el magnate que
saltó a la fama por haber alquilado en 1,3 millones de dólares el yate Bold,
con el que paseó junto a Jesica Cirio por Ibiza y Formentera durante el mes de
julio. Una costosísima travesía de la que la exesposa de Martín Insaurralde
dejó constancias fotográficas. Más allá de Piccirillo, en el circuito
financiero insisten con un interrogante: ¿es verdad que existe un mecanismo por
el cual algunas agentes tienen acceso al dólar oficial, acaso simulando
operaciones de comercio exterior, para después intervenir con esos dólares en
el mercado paralelo, ayudando al Gobierno y, a la vez, obteniendo una renta
extraordinaria? Son las que la técnica macroeconómica denomina “manos amigas”.
Arcanos del bimonetarismo que tanto interés despierta en Cristina Kirchner.
Massa celebraba
ayer haber conseguido una baja del 8% en la cotización del dólar blue. Ese
retroceso cuenta con una característica que sobre él una fascinación hipnótica:
el cortoplacismo. Porque la brecha entre el contado con liquidación y el dólar
oficial siguió superando el 140%. Y la UIA, que jamás podría ser confundida con
una entidad opositora, levantó la voz para quejarse de la deuda de 40.000
millones de dólares que mantiene el Banco Central con las empresas que han
realizado importaciones productivas. Entre ellas, las pymes que tanto aprecia
Massa.
Una de las
peculiaridades más asombrosas de la campaña electoral en curso es la prodigiosa
capacidad del ministro de Economía para evitar carbonizarse con el incendio que
él mismo provoca.
Insaurralde sigue
siendo una cruz para la campaña oficialista. Sobre todo, porque aparecen las
ramificaciones de su sistema en el orden bonaerense. Su alter ego, vicejefe de
Gabinete provincial durante su gestión, Juan Pablo de Jesús, aporta sus propias
andanzas inmobiliarias. Por ejemplo, consiguió que la ministra de Gobierno de
Kicillof, Cristina Álvarez Rodríguez, regularizara el 13 de agosto último el
country Costa Esmeralda del Partido de la Costa, plagado de irregularidades por
la ocupación de espacios públicos. El gobierno comunal aprobó también con
licencias similares en 2014, cuando De Jesús era intendente, la expansión del
barrio Northbeach, donde se levantaron varias torres de 180 departamentos sobre
la línea costera, a escasos 300 metros del mar. Iniciativas que ahora serán
investigadas en las infinitas ramificaciones de la causa por enriquecimiento
ilícito que abrió la Justicia por impulso de la concejal Evangelina Cordone.
Northbeach es un
desarrollo que interesa a la Justicia porque allí tendría intereses Marcelo
Bonavita, exjefe de Gabinete del Partido de la Costa, que sigue siendo el reino
de De Jesús. En el organigrama provincial se repite esta cadena de intereses.
Cuando Insaurralde ingresó al gobierno de Kicillof, se garantizó que en el área
de medio ambiente fuera designada Daniela Vilar, la esposa de Federico Otermín,
presidente de la Cámara de Diputados, protector superior de Chocolate y su
delfín en Lomas de Zamora. Reclamó también la autoridad del Agua para Héctor Olivera,
el intendente de Tordillo. Son áreas cruciales en la aprobación de
emprendimientos inmobiliarios.
Ese afán de
Insaurralde compite con el que lo vincula al juego. Allí ubicó a su leal Omar
Galdurralde y, subordinado a él, a Ricardo Baubagna, expresidente del Concejo
Deliberante del Partido de la Costa. Desde esa plataforma administrativa el
exesposo de Jesica Cirio lanzó sus iniciativas más audaces. En el mundo de las
apuestas afirman que la última fue un acoso a la empresa Codere para que venda
sus numerosos bingos a Federico de Achával, padre del intendente de Pilar y
socio, en el casino de Palermo, de Cristóbal López, uno de los empresarios más
leales a la señora de Kirchner. La operación se frustró por un factor
inesperado. Ya estaban fijando precio a la sala de juego de San Martín y a
Sofía Clerici se le ocurrió, desde Marbella, apretar enter en su cuenta de
Instagram para que se sacuda todo el peronismo.ß |