Por Pilar Wolffeltb - En diciembre del año
pasado, el Gobierno comenzó a acelerar el ritmo de devaluaciones diarias
(crawling-peg), tal como lo había anticipado el presidente del Banco Central,
Miguel Ángel Pesce, en la 27° Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA),
donde adelantó que cambiaría la política que venía aplicando para el tipo de
cambio.
Según
anticipó en ese momento, desde el mes pasado, se comenzó a monitorear el proceso inflacionario y el
dólar acompañará, en la medida de lo posible, los índices mensuales de suba de
precios.
Razones de la medida
El
fin de esta política es evitar un
salto devaluatorio, sabiendo el efecto que eso puede tener eso en los
precios y en la economía hogareña de los argentinos.
A
partir de enero de este año, se observa una aceleración algo mayor de este
ritmo devaluatorio y se espera que se siga apurando.
Según explican algunos
economistas, esta decisión está en línea con lo que se está negociando con
el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que, en su último informe anual
sobre Regímenes de Tipo de Cambio y restricciones cambiarias, el organismo marcó un punto de
quiebre en la Argentina en agosto de 2019, cuando abandonando un régimen de
flotación para pasar a ‘otro tipo de administración’, que es el control de
cambios.
Pero,
además, el retraso de las microdevaluaciones diarias del dólar
mayorista en relación a la inflación que se venía dando hasta noviembre de 2021
no podía perdurar mucho tiempo más, teniendo en cuenta que ritmo mensual del
primero era cercano al 1% y el de la segunda, de entre el 3% y 4%.
Esta
situación, según analistas económicos, está forzando al Gobierno a encarar un
cambio en su política monetaria por estos días, que se ve reflejada en una leve
aceleración del tipo de cambio y un cambio en las tasas de interés.
¿Cómo avanza el crawling peg?
La expectativa es que el
crawling peg podría pasar a un ritmo del 3% ó 4% mensual, buscando recuperar el terreno
perdido, pero sin meter presión sobre la inflación. Asimismo, algunas
fuentes apuntan que la evolución del oficial para enero-marzo de 2022
estará entre el 2,8% ó 3%.
Mateo Reschini, Senior
Research Analyst de la consultora Inviu, señala que "en enero, la tasa
mensual de devaluación casi se
duplicó respecto de mediados del año pasado, porque teniendo en cuenta la
evolución diaria, da un promedio del 2% en el mes y venía siendo del 1%". Sin embargo,
advierte que, por el momento, sigue detrás de la inflación, por lo que aún falta para que no
se atrase más el tipo de cambio mayorista.
Esto
se debe a que el Gobierno tiene que manejar un equilibrio muy delicado en este
proceso porque, si bien hay una necesidad concreta de actualizar el tipo de
cambio mayorista, entre otros motivos, porque las reservas netas del BCRA
no alcanzan para sostener ese ritmo de devaluación y porque el comercio exterior requiere cada
vez más de un dólar que siga siendo competitivo, también puede sufrir algunos efectos rebote de
esta medida, sobre todo, en los otros tipos de cambio, generando un
recalentamiento de las brechas con el oficial.
Los riesgos del crawling peg
"Por un lado, la
aceleración del ritmo de devaluación puede desincentivar la liquidación de
divisas, lo que haría recalentar los
dólares paralelos. Este escenario sucedería si el Banco Central mueve el dólar
oficial por encima de la tasa de interés (que se actualizó hace unas semanas) y
el campo le encuentra rentable apalancarse en pesos y posponer la
liquidación", advierte el analista de Eco Go Lucio Garay Méndez.
Así,
anticipa que una baja liquidación de
divisas complicaría el balance en dólares del Central y ese desequilibrio
podría generar una mayor brecha con
los otros tipos de cambio.
Y,
por otra parte, indica que, si el Banco Central mueve el dólar oficial
demasiado rápido, eso probablemente se trasladaría a la inflación y así, aumentaría la demanda de
los dólares paralelos (MEP, CCL, blue y SENEBI), lo que también recalentaría su
precio.
"Creo
que esos son dos riesgos que surgen a partir de la aceleración del ritmo de
devaluación. Eso explica en parte porque el Banco Central se mueve tímidamente
en apurar el crawling-peg desde el 1% al 3%, piso que pareciera mostrar la
inflación", sostiene Garay Méndez.
En
igual sentido, el economista Federico Glustein indica que "la aceleración
del crawling-peg afectará los tipos de cambio alternativos con algunas
implicancias, por ejemplo, si sube por sobre la inflación mensual, como señal
de depreciación constante del tipo de cambio".
En
un escenario semejante, considera que la demanda de dólares blue y financieros estarían supeditados a
las expectativas en torno a los ingresos por exportaciones y al resultado de la
balanza comercial.
"Si sube el tipo de
cambio oficial e ingresan muchos dólares, probablemente se estabilicen los
alternativos. Sin embargo, si aumenta
menos que la inflación, serán ascendentes las cotizaciones, porque seguirá muy
por debajo de un valor apetecible
para el mercado, amén de que habrá más demanda por estar bajo", explica.
Sin
embargo, por estos días, Reschini señala que los tipos de cambio por fuera del
oficial mayorista muestran una aceleración también, pero considera que no está
tan relacionada al crawling peg, que ha aumentado muy poco su ritmo, sino que
señala que "está muy relacionada con la cantidad de dinero disponible en
el mercado".
Asimismo,
observa que, más allá de que se dé un proceso de aceleración mayor en el
mayorista que pueda redundar en una suba de los otros tipos de cambio,
hay que tener en cuenta que estos últimos también están retrasados respecto del
nivel inflacionario que hubo el año pasado. "Creo que todos tienen espacio para la suba y hay que
ver qué nivel de crawling-peg se fijará hacia adelante", concluye.
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