Por Claudio
Zlotnik - Se trata de un escenario cada vez más probable: que la Argentina,
al final del camino, entre en atraso con el Fondo Monetario Internacional. Que
no haya un acuerdo a tiempo y que, a mediados de marzo, no pueda pagar el
vencimiento de casi u$s3.000 millones. Un esquema de ese tipo ya está tipificado en el reglamento del
FMI. ¿Cuáles serían las consecuencias? ¿Qué pasos deberían seguir a partir
de ese momento?
Lo
primero que hay que afirmar es que las consecuencias serían inmediatas. El
último informe de la consultora Quantum -que dirige el economista Daniel Marx-
da precisiones al respecto: "Desde el momento
del incumplimiento, el país es automáticamente excluido de cualquier línea
de financiamiento del FMI hasta tanto cancele los atrasos incurridos.
Deberá cancelar el atraso antes de cualquier nuevo desembolso del FMI", afirma Marx.
Por
otra parte, el país queda prácticamente imposibilitado de recibir asistencia de
otros organismos internacionales -tipo BID y Banco Mundial-, "salvo y
eventualmente para asistir en proyectos sociales, aunque restrictivos", informa
la consultora Quantum.
También
se afecta el financiamiento comercial
para compañías. Dice Marx:
"Se restringe el acceso a financiamiento comercial de empresas para pago
de importaciones, dificultades adicionales para acceder a crédito bancario,
proveedores (empresas vinculadas o no), previsiones de empresas vinculadas,
etcétera".
El
siguiente punto también es relevante, y tiene que ver con lo sugerido más
arriba: el FMI no permite que la salida
del atraso ("arrears", en inglés) sea posible con fondos propios. Es
decir, la Argentina debería conseguir el dinero en otro lado para afrontar
el vencimiento del impago.
En
concreto, si el Gobierno no llega a un acuerdo y no puede pagar el compromiso
del próximo 22 de marzo, por unos u$s2.900 millones, tendrá que pedir prestado a terceros países para
cumplir el día que haya finalmente acuerdo con el organismo.
La
pregunta, ante esa instancia, es quién
le prestaría dólares a un país que se quedó prácticamente sin
reservas. ¿Alberto Fernández hablará de esta posibilidad en su próximo viaje a
Rusia y a China?
Por
ahora, ambos países tienen la postura de que, antes de prestarle a la
Argentina, el Gobierno debería llegar a un acuerdo con el FMI.
¿Qué
sucede a medida que va corriendo el tiempo y no salda la deuda, y el país
continúa en atraso? "Llegados los atrasos hasta los meses 18-24, el FMI
decide primero la suspensión del derecho de voto del país miembro y finalmente
su exclusión como miembro de la institución", refiere el informe de
Quantum.
"Para el FMI, si el incumplimiento
supera los 6 meses, entra en la categoría de 'atrasos
prolongados ("protracted arrears"). En su historia, 31 países
entraron en esta categoría, la mayoría de bajos ingresos, con severos conflictos
políticos y sociales (por ejemplo: revoluciones como fue el caso de Cuba), o
inclusive con guerras".
El
informe de Marx destaca que en las últimas décadas hubo sólo dos casos (entre
países de ingresos medios) de retrasos en los pagos con el FMI.
Uno
es el caso de Perú, en
el año 1985. El otro ejemplo es Grecia,
más reciente, en 2015.
Recuerda
el reporte de Quantum: "En 2015 Grecia entró en atrasos con el FMI por un
impago de u$s1.600 millones y mantuvo su política económica. A los 8 días del
incumplimiento se votó un plebiscito para indicar si la población quería un
salvataje del FMI y la Unión Europea (UE), que exigía ajustes. El 61% votó que
no lo querían, pero la situación era compleja (corralito, default, etc). A
pesar del resultado, a los pocos días el Ministro de Finanzas, Yanis Varufakis,
renunció. Su renuncia significó un cambio en la actitud de Grecia y se decidió
un cambio de política, que incluyó medidas de ajuste (reforma pensiones,
mercado laboral, etc). En ese contexto, se armó la operación de financiamiento
para levantar los atrasos con el FMI, con fondos provenientes de la UE".
Lo que está claro es que
entrar en atraso con el Fondo no es gratuito. Pegaría sobre las ya desgastadas expectativas
en el futuro de la economía. También hay cuestiones puntuales pero concretas,
como la falta de financiamiento para las empresas y la suspensión de las otras
líneas de crédito.
Por
no entrar en detalles de la relación política del país con la Unión Europea,
cuyos créditos habían quedado atados a una resolución positiva con el Fondo.
No
está en claro la manera en que se saldría de todas estas trabas, en un país que
de por sí ya está sediento de reservas.
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