Por
Laura Serra - El nuevo año arranca con ajustes en el gasto público. Sin los
ingresos extraordinarios que percibió a lo largo de 2021 –entre ellos, lo
recaudado por el impuesto a la riqueza–, el gobierno de Alberto Fernández se
vio obligado a disponer para este año fuertes recortes en distintas partidas
presupuestarias de energía, salud y educación, incluso las más sensibles, como
las del gasto social. La magnitud del ajuste totaliza casi $225.000 millones,
según detalla el último informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso
(OPC). En el informe se analiza la decisión administrativa 4, que dictó el
Poder Ejecutivo la semana pasada y por la cual distribuyó los recursos y los
créditos correspondientes a la prórroga del presupuesto 2021, luego de que el
Congreso rechazara el proyecto de presupuesto que envió el Ejecutivo para este
año.
En
aquella decisión administrativa, el Ministerio de Economía admitió que en 2022
caerán los ingresos totales en poco más de $627.000 millones.
Esto
obedece, en primer lugar, a que ya no contará con los ingresos extraordinarios
que percibió el año pasado, entre ellos los derechos especiales de giro (DEG)
por $422.174 millones que recibió la Argentina de acuerdo con su cuota de
participación en el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Dicho
monto fue eliminado del rubro transferencias corrientes de organismos
internacionales, como así también de las aplicaciones financieras.
Además,
el ministerio que conduce Martín Guzmán también eliminó del rubro ingresos
otros $204.640 millones provenientes del llamado “aporte extraordinario y
solidario” -conocido como el impuesto a la riqueza-, un gravamen de emergencia
que impulsó el kirchnerismo en el Congreso por única vez en virtud de la
pandemia.
Dicho
aporte fue afrontado por aquellos contribuyentes con patrimonios superiores a
los $200 millones.
Según
los últimos datos del Ministerio de Economía, al último mes del año pasado
dicho gravamen había recaudado $247.503 millones.
Como
este aporte extraordinario ya caducó, las partidas que se nutrían de este
gravamen quedaron seriamente recortadas: la Secretaría de Energía, por caso,
tendrá una merma de $60.190 millones.
A
su vez, los ministerios de Salud, de Educación y de Trabajo, Empleo y Seguridad
Social perderán $48.150 millones respectivamente.
Sin
embargo, los recortes abarcarán también otras áreas.
El
Ministerio de Desarrollo Somillones, cial, un área clave que maneja partidas
millonarias para atender la urgencia social, tendrá una poda de $4847 millones.
En
tanto, el rubro “obligaciones a cargo del Tesoro”, desde donde se realizan las
transferencias a provincias y a empresas del sector público, tendrá una merma
de poco más de $3000 millones.
En
la decisión administrativa 4, el Gobierno también eliminó de los créditos
asignados al Ministerio del Interior los gastos correspondientes a las
elecciones primarias y generales que se realizaron el año pasado. Dicha suma
totaliza $19.532 millones.
La
única cartera que esquivó el ajuste y, por el contrario, recibió un aumento en
su partida es el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, que conduce
Juan Cabandié:.
Este
ministerio recibirá este año un extra de $4847 millones, con lo que la partida
totalizará $16.771 según el informe al cual accedió la nacion.
Así
las cosas, con la readecuación presupuestaria para este año, la estimación de
los ingresos arranca con un total de $7,9 billones (-627.025 millones respecto
del 31 de diciembre de 2021),
Por
su parte, los gastos primarios -esto es, sin contemplar el pago de intereses de
la deuda- totalizarían $10 billones (-$224.889 millones).
Por
lo tanto, se profundizaría el rojo fiscal primario en 2022, que se
incrementaría a poco más de $2 billones ( $402.136 millones respecto del cierre
del año fiscal 2021).
Margen de cambio
Estos
números no implican que, necesariamente, esta política de recorte en el gasto
se mantenga a lo largo del ejercicio actual. Muy por el contrario, la oposición
espera que, tal como hizo en los dos años anteriores, el Gobierno vaya
readecuando las distintas partidas por medio de decretos de necesidad y
urgencia conforme aumente la recaudación por efecto de la inflación.
Por
caso, a lo largo del año pasado, sobre todo durante el último cuatrimestre, el
Gobierno dio rienda suelta al gasto como consecuencia de la campaña electoral e
incrementó las partidas presupuestarias en 2,6 billones de pesos –un 31%-
respecto de los créditos iniciales.
Buena
parte de esta suba se explica por la fuerte expansión del gasto de capital
(obra pública principalmente) y de los subsidios económicos (en especial, los
energéticos) que, hasta noviembre pasado, se incrementaron en un 21% y un 29%
en términos reales respectivamente.
A
pesar de este fuerte incremento del gasto, el ministro Guzmán logró una mejora
en el déficit fiscal primario, que el año pasado se situó en torno al 3% del
PBI.
Ello
fue merced a los ingresos extraordinarios que percibió el Tesoro (los DEG del
FMI y el impuesto a la riqueza), que este año no se computarán.
También
es probable que el fisco recaude menos en concepto de retenciones al campo; si
bien este rubro fue clave en el aumento de la recaudación el año pasado por la
cosecha récord de la soja, la sequía podría jugarle una mala pasada al Gobierno
este año.
Según
la Bolsa de Comercio de Rosario, el Estado nacional dejará de recaudar derechos
de exportación por US$1038 millones por la caída en la producción agropecuaria.
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