Por Jorge Herrera - Con el
inicio del año ha comenzado un nuevo round de la “batalla” entre los titanes
de Wall Street, Warren Buffett y
Cathie Wood. Podría simplificarse que se trata de la puja entre la vieja
escuela, encaramada en la figura del célebre “Oráculo de Omaha” y líder del
fondo Berkshire Hathaway y la nueva estrella del firmamento neoyorkino, Catherine
Wood, y su emblemático buque insignia, el fondo ETF ARK Innovation.
Lo
cierto es que el mercado y gran parte de los analistas disfrutan, y exacerban,
la puja de rendimientos entre ambos oponentes, aunque para ellos sea algo
natural buscar el máximo retorno para sus inversores y accionistas. Sus
estrategias de inversión fueron así puestas bajo análisis y examen, por parte
de analistas e inversores.
Para
algunos Buffet encarna lo fundamentalista y anticuado, en cambio, Wood es el
futuro. Sin embargo, los últimos números desplazaron a Cathie y reposicionaron
a Warren. Es más, muchos advirtieron que Cathie, en su última carta a
inversores, además de reafirmar sus conceptos y estrategias a favor de las
acciones de innovación argumentó que no había ninguna burbuja sino que estos
papeles, después de corregir 11 meses, estaban en “territorio de valor
profundo”.
Tras
tener un penoso 2021 donde perdió más del 24%, Cathie se dirigió a sus
inversores prometiendo retornos del 40% anual, pero claro sabiendo que el
horizonte temporal de inversión es de 5 años promedio. En el mercado algunos
consideran que está jugando con fuego. Pero
ella reafirma que la transformación tecnológica sigue firme y revolucionará aún
más la vida y los negocios. Cathie vino deslumbrando a Wall Street con sus
retornos. Por ejemplo, en los últimos cinco años, según Seeking Alpha, el fondo
ARK de Cathie ganó más de 500% mientras que la acción de Warren solo avanzó
poco más de 100%.
Claro
que mirando en perspectiva, no puede soslayarse que el “Oráculo de Omaha”
acumula desde su advenimiento a mediados de los ’60 un retorno que supera
ampliamente, con creces, al S&P500. Buffett es visto como un inversor de
valor conservador, que busca acciones infravaloradas y subvaluadas según
algunos análisis fundamentales. Cree en invertir a largo plazo e invertir en
empresas que puede estimar razonablemente que generarán dinero en los próximos
años.
Sin
embargo, también asume un riesgo de concentración colosal, como lo demuestra la
gran asignación a Apple a partir de junio de 2021. Mientras que Wood invierte en empresas innovadoras,
buscando las últimas y brillantes empresas nuevas para triunfar. Considerada
una inversora en crecimiento, Wood ha arrasado en el mundo de las inversiones,
invirtiendo en lo que muchos consideran empresas divertidas y es persuasiva en
sus creencias sobre sus selecciones de acciones. Sin embargo, no asume casi el
mismo riesgo de concentración que Buffett.
Atrapada
Pero
el fondo insignia de Cathie quedó atrapado en el epicentro de la venta de
tecnología. Así perdió casi la mitad de su valor desde el máximo intradiario
histórico de febrero pasado. Esta caída es peor que la que vio el fondo en
marzo de 2020 (año en el que se destacó al ganar más de 150%) durante el mínimo
de la debacle del mercado pandémico. Pero las señales de que algo no funcionaba
del todo bien, la dieron los propios fundadores y altos directivos de las
empresas del fondo insignia de Ark Invest al vender aceleradamente acciones en
los últimos meses, lo que puse de relieve la creciente angustia del mercado por
las empresas tecnológicas especulativas.
Según
StoneX, los allegados a la compañía vendieron u$s13.500 millones en acciones, y
compraron solo u$s11 millones, en el último semestre de 2021, mucho más que en
cualquier período anterior. Hoy Cathie redobló la apuesta y salió, con diversos
fondos, a comprar papeles de su paladar como Ginkgo Bioworks, Palantir
Technologies, Zoom y otros más del mundo de la biotecnología y la tecnología.
¿Llegó
el ocaso de otra fulgurante estrella de Wall Street? ¿O todavía no está dicha
la última palabra? El mercado y el tiempo dirán si tuvo su apogeo en 2020, si
Ark Investment Management financió la próxima revolución industrial u organizó
una transferencia histórica de riqueza del público a los iniciados y los
primeros inversores. Por lo pronto, hay entre los muchos factores que explica
el andar de uno y otro, no puede soslayarse que a pesar de ir contra su sagrado
dogma diversificador, Buffet logró desbancar a Cathie en estas últimas semanas
a raíz de su fuerte posición en Apple, que según estiman en el mercado
representa entre 48% y 50% de la cartera del fondo de Omaha.
No cabe duda que cuando Apple
superó los u$s3 billones de capitalización ello impactó en los números de
Warren. En cambio, Cathie sufre su alta exposición al sector tecnológico
teniendo más de un 12% de la cartera posicionada en Tesla, lo cual explica, en
parte, su derrotero reciente, y de la mano de extrañas operaciones de Elon
Musk.
Cathie
se defiende explicando que estas visiones contrarias a su tesis serán tan
erróneas como las de los primeros días de la crisis del coronavirus: “son
retrospectivos y no reconocen que las empresas que invierten agresivamente hoy
están sacrificando la rentabilidad a corto plazo por una razón importante:
capitalizar una era de innovación como la que el mundo nunca ha presenciado”.
Pero los inversores al parecer están reduciendo su exposición a las acciones de
crecimiento a raíz de ver una Fed cada vez más agresiva y expectativas de tasas
de interés más altas. Días atrás, BofA Securities señaló en un informe que el
sector tecnológico ahora cotiza a valoraciones comparables a las que existían
antes del estallido de la burbuja de las puntocom de 2000-2001.
Las
divergencias en el sector tecnológico son “épicas” y el equipo de BofA señaló
que el 64 % de las ganancias anuales del Nasdaq se deben a solo cinco de las
3.780 acciones que componen el índice tecnológico. Esas acciones son Microsoft,
Alphabet, Apple, Nvidia y Tesla. Veremos.
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