Por
Daniel Blanco Gómez - El Gobierno de Alberto Fernández deberá contar en el
corto plazo con el apoyo del presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, para
cerrar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un acuerdo de refinanciación
del crédito stand by por USD 44.000 millones que contrajo la
gestión de Cambiemos en 2018. Para eso tomó distintas decisiones. Por el
lado de la macroeconomía, ya dio pequeñas señales como el reciente aumento de
la tasa de política monetaria –algo que reclamó el Fondo- mientras que por el
costado político decidió enviar al canciller Santiago Cafiero a EEUU para
acercar posiciones con el socio más influyente del organismo. No obstante,
desde ese país afirmaron a Infobae que la misión diplomática no
conseguirá el apoyo necesario dado que la Argentina no ha puesto sobre la mesa
un plan consistente de reducción del déficit, punto por el cual pasan todas las
discusiones.
“La
Argentina gasta demasiado y mal”, afirmó a este medio Diego Ferro, CEO del
Fondo de Inversión M2M Capital. Según el analista, la Argentina busca un
acuerdo excepcional que implique un mínimo ajuste fiscal y monetario, que
aunque fuera aceptado “no generaría mucha confianza inversora para conseguir
financiamiento e inversión privada”.
“El FMI tiene políticas bastante claras, y aún
el préstamo de 2018, si bien fue excepcional en tamaño, no lo fue en las
restricciones de política económica. En ese contexto, el país está desesperado
por poder presentar una victoria política consiguiendo condiciones especiales.
Pero no hace nada políticamente para alinearse con Estados Unidos”, remarcó.
Consultado
sobre la posibilidad de que Cafiero logre acercar a las partes, dijo: “No es
que en este momento la relación sea mala, es que no representa nada especial.
De ahí que no creo que Cafiero pueda prometer nada que lleve a Estados
Unidos a poner presión inusual para llevar al Fondo a hacer algo que realmente
no tiene lógica”.
Y
añadió: “El problema argentino es claro. Gasta demasiado y mal. Y no tiene
credibilidad. ¿Para qué ayudar especialmente a un país que no se ayuda a
sí mismo? De ahí que suena más a consolidar una narrativa doméstica que
realmente conseguir un cambio sustantivo”, sentenció.
Respecto
a la deuda con el organismo de crédito internacional añadió: “Los países tratan
esto de manera más seria. Y si hubieran enfocado la negociación en el FMI en
2020 en vez de con el sector privado, tal vez la pandemia hubiera ablandado más
a la comunidad internacional, que estaba obsesionada con el tema. Todo
improvisado y mal hecho desde el principio”.
Cabe
recordar que el 18 de enero, en un horario aún a determinar, Cafiero se
encontrará con su par de los Estados Unidos para tratar de disipar las dudas
que tiene Biden respecto al plan que propuso el ministro de
Economía, Martín Guzmán, para renegociar con el Fondo.
Asimismo, Jorge
Argüello, embajador de Argentina en Estados Unidos, trabaja contra reloj para
lograr una reunión entre Cafiero y Jake Sullivan, asesor de Seguridad
Nacional de Biden.
El
Gobierno deberá contar en el corto plazo con el apoyo del presidente de Estados
Unidos, Joseph Biden, para cerrar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un
acuerdo de refinanciación del crédito stand by por USD 44.000 millones
REUTERS/Johannes P. Christo/Archivo
En
ese marco, Benjamin Gedan, vicedirector del Programa América Latina del
centro de estudios Wilson Center, con sede en Washington dijo a este medio que
la visita del canciller tiene sentido, teniendo en cuenta el gran peso que
tiene Estados Unidos en el directorio del FMI, aunque reconoció que “no queda
claro que la Cancillería puede resolver este estancamiento peligroso entre
Argentina y el Fondo”.
Para
el economista, es innegable que el apoyo que logró Mauricio Macri para el
préstamo que otorgó el FMI en 2018 fue una muestra del apoyo diplomático en
Washington y en otros capitales extranjeros que él había generado.
Por
esa razón considera lógico el esfuerzo político del Gobierno. En ese sentido,
remarcó que lo que “el liderazgo del FMI y el Departamento del Tesoro de
Estados Unidos necesitan escuchar es un plan económico razonable para eliminar
el déficit y reducir la emisión monetaria que está generando una inflación
brutal, algo que no vislumbra que suceda”.
“No lo veo. Tal vez las herramientas
diplomáticas parezcan menos costosas en términos de capital político que algún
tipo de ajuste fiscal. Pero lo necesario ahora es una muestra del compromiso
del Gobierno en el control del gasto público para que la deuda sea más
sostenible”, afirmó.
En
tanto, los entendimientos entre el staff del FMI y el Gobierno aún están
lejos. Tal como reconoció Guzmán ante gobernadores la semana pasada, el
principal punto de conflicto es el sendero de las finanzas públicas. Mientras
el oficialismo pretende alcanzar el equilibrio recién en 2027, el organismo
solicita llegar al déficit cero en 2024.
“Este
mayor esfuerzo es incompatible con la idea de Guzmán de aumentar el gasto
en términos reales cimentada sobre supuestos de crecimiento”, destacó la
consultora GMA Capital.
En
cuanto al resto de los puntos esenciales vinculados a la política monetaria y
las reservas, la visión del Ejecutivo se encuentra más alineada con lo que se
espera en Washington.
|