Por Walter Morales - Esperamos
que en 2022 la economía crezca 3,5%. Ahora no necesariamente es una
buena señal, ya que 2021 ha dejado un arrastre estadístico de 2 puntos. Además
el Gobierno deberá trabajar para que la Confianza del Consumidor mejore, ya que
en diciembre cayó 4,9% contra el mismo anterior, 4% contra el mismo mes de 2020
y 11,6% por debajo de los niveles pre pandemia. Esto puede hacer que haya
reasignación de partidas sociales, la búsqueda de incrementos positivos de los
salarios y una utilización en exceso de los precios máximos y cuidados.
El
estancamiento del Índice Líder y el hecho de que la utilización de la capacidad
instalada no supera 70% desde 2015 (se encuentra en 65%), demuestra que la
economía no necesita de inversiones para incrementar producción, ya que hoy
tiene activos subutilizados. Es más, como el dólar está atrasado
(la brecha cambiaria anticipa salto en el mayorista en el futuro), es difícil
que se hundan dólares en montos importantes para la realización de inversiones,
ya que hacerlo más adelante implicaría un ahorro en moneda dura. Más allá de
que se avanzaría en un escenario de mayor certidumbre.
Cuando
decimos que el dólar está atrasado, lo primero que tenemos que decir es que
mientras haya brecha cambiaria alta, se va a pensar que el dólar está barato.
Lo segundo es que actualizado por inflación (descontando la
norteamericana), el dólar mayorista debería de haber terminado
2021 en $122, con lo cual hay un atraso de casi 19%. Lo tercero es que
al actual valor, y a pesar del elevado superávit comercial, no se acumulan
reservas. Es más, a pesar de la inflación mundial y el salto en los fletes
marítimos, en muchos sectores continúa siendo buen negocio importar en vez de
producir.
Ahora: ningún Gobierno quiere devaluar y el de los Fernández no va a ser
la excepción. Esto no quiere decir que no habrá ajuste cambiario.
El dólar técnico hoy se encuentra en $135 (31% debajo del Mayorista), y es un
precio para comenzar a hablar. Las brechas en los dólares alternativos blancos
arriba de 80%, mandan porque traban el crecimiento económico. El bajo nivel de
Reservas no permite al BCRA ajustar el valor del dólar a un ritmo de 18% anual
cuando los Pasivos Monetarios se remuneran a una tasa de 38% anual.
Hay
dos alternativas de ajuste cambiario:
1)
Salto en torno al 20% ajustes mensuales en torno al 2%, lo que arroja una
aumento de 49% en el año.
2)
Ajustes mensuales en torno a 3,5%, lo que da un aumento de 51% en el año.
Con
ambos se llega a lugares similares pero el segundo exige un aumento de la tasa
Badlar a, aproximadamente, 42% anual. No
hacerlo es jugar con fuego porque los exportadores van a demorar la liquidación
de dólares y los importadores pagarán anticipadamente. Desde el punto de vista
político, si el Gobierno va por el ajuste, no sería de extrañar que lo haga
mensual pero sin aumentar la Badlar, lo que podría profundizar la escasez de
Reservas del BCRA. Lo mejor sería el salto cambiario, que a
juzgar por la inflación de 2021 y la estimada para este año, es discreto.
Si
suponemos un ajuste cambiario de 3% mensual y al 25% del aforo le exigimos una
ganancia de 3,2% mensual, comprar dólar futuro a febrero no generaría pérdidas,
por lo que cubrirnos es una buena medida ante la posibilidad de que hubiera un
one-shot.
La
meta de Déficit primario que pide el FMI (-2,5% del PBI) es alcanzable, pero es
imperioso que de manera clara se visualice que en 2025 habrá superávit o
equilibrio primario, de lo contrario la posibilidad de entrar en
default a partir de ese año será más palpable por la falta de financiamiento de
los vencimientos de deuda, en un contexto en el cual no hay acumulación
de reservas.
El
acuerdo con el FMI se va a cerrar ya que la escasez de Reservas no deja espacio
para pagar y no arreglar porque la brecha cambiaria no tendría techo, lo que
ocasionaría una fuerte recesión económica con inflación fuera de control; por
ende se paga y se llega a un acuerdo para refinanciar los vencimientos a partir
de abril. Incluso esperamos que el Fondo desembolse unos u$s5.000 millones
para recuperar los pagos efectuados con los DEG.
Continuar
con Déficit Primario es sinónimo de continuar con inflación alta. La historia
económica argentina demuestra que los elevados déficits son financiados con
emisión monetaria. Pensando en el rojo fiscal de 2022, en el punto de partida
que deja 2021 (en torno a 50%), aumento de tarifas de 20% y que este año habrá
que ajustar el tipo de cambio al menos 38%, que es la tasa que el BCRA paga por
los pasivos monetarios, cuesta pensar que la inflación vaya a ubicarse por
debajo a 58% anual. Ahora, si se comienzan a usar Precios
Máximos / Cuidados para medir el IPC, no tiene que extrañarnos que la inflación
del 2022 se ubique por debajo de 51%. El dato de diciembre nos va a dar
una idea sobre qué nos va a mostrar el Indec este año.
Pensando
en la chance de que el Indec muestre una inflación menor a la real, pero ante
la necesidad de ajustar el dólar a un ritmo de 3,15% mensual o más, tenemos que
tener Dollar Linked en nuestro portfolio; reducir la posición en Bonos CER a la
espera de ver la inflación de diciembre que reporta el Indec e incrementar la
tenencia de los que ajustan por Badlar (habrá que aumentar las tasas) y en los
bonos a tasa fija. Es clave tener una baja duration por la
volatilidad que los Fernández le imprimen al mercado.
Si
el acuerdo con el FMI es light, tal como esperamos, va a beneficiar más a la
deuda en pesos que a los bonos en dólares porque no va a servir para alejar al
fantasma del default que aparecerá en 2025 por la no acumulación de Reservas y
aparición, en ese año de vencimientos de deuda elevados y crecientes en
relación a los dólares en poder del BCRA. Es más, la mejor apuesta entre
los bonos en dólares la vemos en el Santa Fe SFE23, ya que tiene una duration
de sólo 10 meses y paga una TIR de 16,6% anual.
Wall
Street marcando récords parece caro pero no lo está. Es simple: la inflación es de 6,8% y la tasa de los T-Bond a 10 años se
encuentra en 1,7% anual. Con los aumentos que la Reserva Federal
proyecta para la tasa de interés en 2022, hacia fin de año el rendimiento de
los T-Bond podría escalar a 3% anual (exagerando). La brecha positiva entre
inflación y tasa, a favor de la inflación, es lo que nos dice que el equity
está barato. Esto, en un contexto en el que no hay justificativos para la caída
que tuvo el Dólar CCL (debería volver a $220), debería de impulsar a los
Cedears.
Contrariamente
a lo bonos en dólares, el acuerdo con el FMI aunque sea light, debería de
alentar a las acciones, máxime cuando generalmente suben en contextos
devaluatorios. El one-shot sí las afectaría por única vez, pero las
devaluaciones periódicas les juegan a favor. Creemos que a pesar de la fuerte
suba en dólares, el Merval sigue a precios de entrada.
(*) Presidente
de Wise Capital.
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