Por Nico
Pertierra y Andrés Asiain - Es recurrente escuchar reclamos sobre la
necesidad de que distintas corrientes políticas lleguen a acuerdos y consensos
para sacar a la Argentina del estancamiento de la última década. Sin embargo,
aunque los distintos espacios políticos prefieran resaltar sus diferencias,
consideramos que es posible definir un consenso entre las
principales fuerzas políticas (Frente de Todos y Juntos por el
Cambio) que incluye también al Fondo Monetario Internacional en algunos puntos
clave. Ese consenso se puede resumir en cinco puntos:
-Necesariamente
hay que acordar con el FMI
-Ausencia
de un programa antiinflacionario definido
-Búsqueda
de equilibrio fiscal
-Ingreso
de dólares por la explotación de recursos naturales
-Necesidad
de controles cambiarios
La
principal discusión de las fuerzas políticas en torno al acuerdo con el Fondo
no es la necesidad de un acuerdo - que ambos consideran indispensable- sino
quién paga los costos políticos de ese eventual acuerdo que nadie espera mejore
las condiciones de acceso al financiamiento externo de la economía, pero que
ambas fuerzas ven como un mal menor frente a quedar “aislados”. Sin embargo, la
experiencia de los últimos acuerdos parece contradecir ese consenso, ya que se
tradujeron en un deterioro de las condiciones económicas. Por el contrario, la
etapa de fuerte crecimiento 2003-11, se dio con una economía “aislada” de los
mercados financieros internacionales.
Respecto
a la inflación, después de los fallidos experimentos monetaristas y los
acuerdos de precios heterodoxos de bajo impacto, los programas
antiinflacionarios que corten la inercia del 50% siguen pendientes. En ese
sentido, el consenso es la imposibilidad de aplicar un programa de
estabilización y enfrentar los costos si no funciona.
El
equilibrio fiscal, a distintas velocidades, apunta a ser un objetivo en común
de oficialismo y oposición, que se resume en el planteo de Guzmán respecto a
que el superávit fiscal “no es de izquierda ni de derecha”. Así las cosas, una
fuerte suba de tarifas y del dólar pueden plantearse como una política de
reducción de la demanda de dólares, por la vía de su impacto fiscal y sobre el
poder de compra de la población. Pero esas impopulares medidas corren el riesgo
de fracasar si, al acelerar la inflación y la incertidumbre cambiaria, terminan
generando una mayor demanda de divisas para atesoramiento. Es decir, si el
efecto sustitución en las carteras de los agentes, termina superando el efecto
menores ingresos dolarizables.
El
rol de conseguir dólares para desplazar la restricción externa queda reducido,
para ambas fuerzas, a la expansión del sector primario (agropecuario,
hidrocarburífero y minero). A las históricas tensiones entre exportación y
distribución del ingreso ocasionadas por el impacto del precio internacional y
el dólar sobre la mesa de los argentinos, se suman las tensiones ambientales.
La pueblada en Chubut contra la megaminería y el cuestionamiento a la
explotación offshore de petróleo, muestran que las tensiones ambientales
ligadas al extractivismo, no deberían ser consideradas una problemática de
segundo orden.
Los
controles cambiarios, aunque son criticados por los efectos nocivos de la
brecha cambiaria por estos mismos sectores, son una restricción que nadie se
anima ya a levantar de un día para el otro, como hicieron Macri, Sturzenegger y
Prat Gay en 2015, so pena de una disparada del dólar oficial que espiralice aún
más la inflación.
Estos,
sintéticamente, son los puntos de un consenso entre los dos grandes polos que
hoy organizan la oferta política argentina. Lo delicado de un programa fallido
con estas características es que no afecta sólo a una de las fuerzas políticas
sino que involucra a toda la dirigencia protagonista desde la post
convertibilidad. Ese escenario intensifica el desencanto de la población con la
“política” facilitando la expansión de versiones extremas por derecha y por
izquierda, en el caso de que el Frente de Todos no pueda dar respuesta a la
crisis iniciada por Juntos por el Cambio.
(*)
Centro de Estudios Scalabrini Ortiz
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