Por
Sofía Diamante - Los representantes de la Federación Argentina de Prestadores
de Salud (FAPS), que agrupa a clínicas, sanatorios y hospitales privados, entre
otras instituciones, anunciaron una marcha atrás con el cobro del copago de 9% a
partir del próximo mes, luego de una reunión que mantuvieron ayer a la mañana
en el Ministerio de Salud.
La
entidad explicó en un comunicado que la cartera que conduce Carla Vizzotti y la
Superintendencia de Salud le garantizaron que las empresas de medicina prepaga
y obras sociales de dirección –entre las que se encuentran Cemic, Galeno,
Medife, Swiss Medical, Medicus, Omint y OSDE– deberán trasladarles los mayores
ingresos que obtendrán desde el próximo mes por el incremento de 9% en sus
cuotas, que ya había sido autorizado en julio pasado.
Sucede
que en las últimas semanas las prepagas y obras sociales le habían enviado tres
cartas a la FAPS para anunciarle que, debido a que se encuentran “drástica y
peligrosamente desfinanciadas”, era “imposible” pagar el 9% de incremento de
enero próximo, según un documento al que accedió la nacion.
Ante
esta situación, la FAPS comunicó el domingo pasado que aplicaría un copago de
9% para que sanatorios, hospitales, clínicas y centros de diagnóstico pudieran
hacer frente a la paritaria salarial ya acordada en el año, de 45%.
Sin
embargo, en la tarde del lunes, la superintendencia intervino y comunicó que
aplicaría sanciones a las empresas de medicina prepaga y obras sociales si no
trasladaban el incremento del 9%.
En
los últimos dos años, los incrementos autorizados por la Superintendencia de
Salud fueron de 52%, mientras que la inflación acumulada fue del 100%.
“Las
numerosas resoluciones y decretos de todo tipo de autoridades administrativas
que regulan la medicina en la Argentina han generado una gigantesca maraña
normativa y un desfase económico tan grande entre los ingresos y los egresos de
nuestras entidades que dificulta enormemente nuestra actividad, que hoy, a
causa de ello, se encuentra drástica y peligrosamente desfinanciada”, dice la
carta que le enviaron a la FAPS la Asociación de Entidades de Medicina Privada
(Ademp) y la Cámara de Instituciones Médico Asistenciales (Cimara).
Las
empresas de medicina prepaga y obras sociales no fueron convocadas a la reunión
con el Ministerio de Salud. En el Gobierno dicen que no fueron invitadas porque
“quienes sacaron un comunicado fueron los prestadores” y porque “las empresas
de medicina prepaga no les informaron formalmente de nada”. Sin embargo, las
financiadoras sostienen que el lunes hubo contactos para ser incluidas, pero
que, finalmente, “por orden de Presidencia”, quedaron afuera. Cerca de Vizzotti
desmintieron esta afirmación y dijeron que igualmente siempre están en contacto
con las empresas de medicina prepaga y obras sociales.
“Las
autoridades nacionales ratificaron a los representantes de la FAPS la plena
vigencia del incremento vigente del 9% a partir del 1º de enero de 2022 y
garantizaron al sector que arbitrarán las medidas para que se cumpla con el
traslado del 9% correspondiente a enero por parte de las empresas de medicina
prepaga y obras sociales de dirección”, señaló la FAPS en un comunicado.
“Los
representantes de la FAPS informaron una vez más a las autoridades nacionales
la crítica situación económica de las empresas del sector prestador y la
necesidad de implementar medidas de fondo que permitan sortear esta situación y
construir las bases para un sistema sostenible”, agregó.
Por
el lado de las financiadoras existe una enorme preocupación ante la decisión
oficial. Fuentes del sistema privado de salud comentaron a la nacion: “Si el
Gobierno piensa que esto que hizo la Superintendencia arregló el problema, está
completamente equivocado. Solo hicieron un paréntesis de días antes de que esto
vuelva a explotar, pero más agravado. Quizá dentro de 15 días haya empresas que
ya hayan quebrado”.
Las
mismas fuentes, que confirmaron que tienen en elaboración un comunicado sobre
el tema, dijeron que las empresas se van a someter a derecho, pero muchas no
van a poder pagar lo que se les pide. “Si el Gobierno mira a los prestadores y
a los financiadores por separado, ayudando a los primeros y poniéndoles la
carga a los segundos, está errado, porque uno sin el otro no existe; esto es un
sistema”, concluyeron.
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