Por Juan Strasnoy
Peyre
- Como era de esperarse, la emisión para financiar al Tesoro se
aceleró en diciembre ante las típicas necesidades fiscales de fin de año. Esto
ocurre en un mes en el que la estacionalidad juega a favor de una mayor demanda
de pesos por parte de las empresas y de las personas,
lo que le ofrece una tregua a las presiones cambiarias. Esto se ve en el
retroceso de los dólares paralelos (a excepción del blue) y en la racha de once
ruedas consecutivas que acumula el Banco Central sin venta de reservas en el
mercado oficial.
Pero
con la fragilidad actual y un primer bimestre desafiante que asoma en el
horizonte, el Gobierno busca mantener cierta cautela en su política monetaria.
Así, tras darle un descanso en noviembre, el BCRA volvió a prender
la aspiradora de pesos para acotar el nivel de circulante de cara a enero y febrero. Con datos al
lunes 27, el Central esterilizó $262.948 millones a través de la colocación de Pases
a los bancos.
En
las primeras tres semanas de diciembre, el Palacio de Hacienda le pidió a la
entidad que preside Miguel Pesce $345.000 millones en concepto de adelantos
transitorios para costear las necesidades del fisco, incluso a pesar de que en
la primera licitación del mes la Secretaría de Finanzas terminó con un
endeudamiento neto de $105.000 millones.
Diciembre
es, por factores estacionales, el mes de mayor déficit del Tesoro: en los
últimos cinco años el rojo primario mensual promedió 0,9 puntos del PBI, según
un informe de Equilibra. Para 2021,
la consultora estima que será del 1%, es decir, de $452.000 millones, la mitad
de lo acumulado en los once meses previos. De concretarse, la necesidad de
algún giro adicional del BCRA dependería del resultado de la licitación de hoy,
que será exigente ya que vencen más de $280.000 millones de deuda en pesos.
Al
dinero emitido para fondear al fisco, se suman más de $100.000 millones
provenientes del pago de intereses a los bancos por las Leliq y los Pases. Con
todo, así como las necesidades del fisco son mayores en diciembre, también
aumenta la demanda de dinero: el pago de aguinaldo, vacaciones, impuestos que
expiran a fin de año y las compras de las fiestas hacen que el público necesite
más pesos. Esto trae un respiro estacional a la demanda de dólares e incluso
algo de oferta, como se observa en el contado con liquidación a raíz de los
millonarios que ingresan parte de sus divisas al país antes del vencimiento de
Bienes Personales para pagar una menor alícuota.
Aspiradora prudencial
Pero
a pesar del corto veranito cambiario de diciembre, el BCRA no quiere bajar la
guardia. En enero y febrero, la dinámica se revierte y la demanda de dinero
retrocede. En otras palabras, la presión sobre el dólar vuelve a la normalidad.
Fuentes del equipo económico le explicaron a Ámbito que la intención es evitar
que el grueso de los pesos emitidos “queden en la calle” para no alentar
complicaciones cambiarias extra durante el primer bimestre. “La idea es
mantener el control de los pesos”, señalaron.
Por
eso, el Central volvió a encender la aspiradora de pesos, que había permanecido
apagada en noviembre. Le colocó a los bancos $262.948 millones entre el 1 y el
27 de diciembre, y retiró de circulación el grueso del dinero emitido para
financiar al Tesoro. Así, el stock de pasivos remunerados de la entidad (Pases
más Leliq) escaló 5,9% respecto del cierre del mes pasado hasta alcanzar el
récord de $4,7 billones.
La
fuerte absorción de liquidez vía Pases y Leliq es la estrategia que mantuvo
BCRA durante la mayor parte del año, a la que definió como de “prudencia
monetaria”. Si bien esta política
disparó los pasivos remunerados, hizo que los agregados monetarios mantuvieran
una contracción superior al 10% en términos reales respecto del shock de 2020.
La premisa fue que una mayor inyección de pesos en la economía recalentaría aún
más la presión sobre el dólar.
La
de diciembre se trata de una esterilización en parte preventiva. La reversión
de la demanda de dinero se dará en un contexto desafiante en materia cambiaria,
con presión sobre las reservas internacionales, más vencimientos de deuda y la
negociación con el FMI como telón de fondo. Tras el último pago al organismo
por u$s1.855 millones, las reservas internacionales perforaron el nivel de
fines de 2020 y ayer cerraron en u$s39.182 millones. Estimaciones privadas
ubican las tenencias netas (descontados los pasivos en divisas del BCRA) en
torno a u$s2.200 millones.
En
el equipo económico monitorean este cuadro con atención, aunque esperan poder
capear el primer bimestre sin sobresaltos cambiarios. Con una aceleración del
ritmo de depreciación que ya comenzó, la prioridad oficial es evitar un salto
devaluatorio. El elemento favorable es la liquidación récord de la cosecha de
trigo, que ya se observa este mes.
Entretanto,
todo este cóctel de variables forma parte de la negociación con el FMI, que
presiona por una menor emisión, mayor acumulación de reservas y, por ende, un
ajuste fiscal más acelerado y un crecimiento más acotado para el próximo año.
|