Por Claudio
Zlotnik - El Fondo Monetario no quiere volver a tropezar con un fracaso en la
Argentina. Algunos creen que ese es uno de los motivos de la
demora en el acuerdo: "el FMI se puso puntilloso", aseveran fuentes
oficiales.
Se
refieren a que, a diferencia de lo sucedido en 2018 tras el mega préstamo
otorgado durante el gobierno de Mauricio Macri, esta vez, no quieren que
"la política" meta la cola y defina el acuerdo.
Así
lo piensan en el staff del FMI y, probablemente también, sea la postura de Ilan
Goldfajn el designado Director del Departamento del Hemisferio Occidental que
asumirá la próxima semana en Washington, la firma clave para que se cierre el
acuerdo con la Casa Rosada.
Goldfjan
se considera un "moderado", pero en el Gobierno creen que es un
"duro" a la hora de hablar de cuestiones fiscales y monetarias.
Se
vienen semanas claves en la relación Argentina-FMI porque la
Argentina se quedó sin los dólares suficientes para seguir pagando los
vencimientos, y es necesario sellar un arreglo antes.
Una
pista de lo que se está discutiendo en esta recta final hacia el acuerdo la dio
el propio FMI en su reporte crítico sobre el acuerdo firmado con Nicolás
Dujovne y con Mauricio Macri.
Esa
autocrítica del FMI dice textualmente: "No hubo un 'Plan
B' acordado con las autoridades desde el principio".
Menciona
esa cuestión en el mismo párrafo que critica a la administración anterior por
no haber sido previsora y tomado medidas de control de capitales y una
reestructuración de la deuda tomada con inversores particulares y fondos.
¿Cuál
será el "Plan B" que ahora pretende el FMI?
La cuestión central, cuentan
fuentes del gabinete económico, refiere a las reservas del Banco Central.
Concretamente,
el FMI admitió que la Argentina no está en condiciones económicas y sociales
para condicionar el acuerdo a una devaluación abrupta del tipo de cambio, que
intente achicar la brecha cambiaria, que ahora está en el 100%.
Eso
sí, los técnicos del Fondo ponen como condición que en los primeros meses de
vigencia del "stand by", el BCRA logre lo que no pudo hasta ahora:
juntar dólares en sus reservas. La cuestión central es cuánto tiempo le dará el
FMI al Gobierno para cumplir con el "Plan A’.
La
Argentina atraviesa un problema crítico: goza de un superávit comercial récord,
pero no logra que esas divisas se queden en el país. Sólo tres de cada diez
dólares se atesoraron en el Banco Central.
El
acuerdo con el FMI pondrá
un objetivo de acumulación de reservas. Un dato que
por ahora se mantiene en estricto secreto: es la llave maestra del plan.
¿Cómo
hacer para dar vuelta las expectativas y lograr -ya no sólo que los chacareros
liquidez su producción- sino que esos dólares no se vayan?
La
economía necesita, además, dólares para funcionar. Sin un buen ritmo de fluidez
de importaciones, resulta imposible que el rebote económico de este año sea
perdurable.
Desde
el Palacio de Hacienda se muestran confiados: "Ninguna consultora previó
que este año creceríamos al 10%. Varios economistas afirmaban que demoraríamos
un par de años en recuperar el derrape por la pandemia. Y, acá estamos, con
niveles mejores incluso a 2019 en varios sectores", dice la fuente.
Las dudas aparecen si el
Gobierno no logra cumplir con el objetivo de acumulación de reservas.
Ninguna
fuente oficial consultada por iProfesional lo admite. Pero la cuestión es una
posibilidad real: el FMI presionará, ahí sí, por una devaluación del tipo de
cambio oficial que sirva para achicar la brecha.
Para
impedir ese trance, el BCRA acelerará las minidevaluaciones diarias, tal como
ya lo adelantó Miguel Pesce. Irán al ritmo de la inflación, al menos en una
primera instancia. Una vez que se concrete el ansiado acuerdo con el organismo
internacional.
La
decisión será un enorme desafío para el Gobierno, que viene atrasando el tipo
de cambio (desde marzo último viene subiendo a un ritmo del 1% mensual cuando
la inflación más que triplica esa magnitud). Se calcula que el atraso desde ese
momento fue de un 20% aproximadamente.
Esa
estrategia de retrasar el dólar no impidió que la inflación
se mantuviera cerca del 3% mensual.
Guzmán
mantiene su idea de que la única manera de cumplir con el acuerdo es con una
economía en expansión. Cualquier iniciativa pro ajuste está descartada,
insisten cerca del ministro.
De
todas formas, y el propio Guzmán ya lo demostró a lo largo de este año, tiene
la idea de ser muy prolijo en materia fiscal.
Es
que más allá de las convicciones, en el gabinete económico están convencidos de
que ese emprolijamiento es el único camino posible para mejorar el nivel de
confianza.
Aún así quedan muchas dudas
por revelar. Qué hacer con las Leliq, por ejemplo. Una verdadera
"bola de nieve", que empeoraría y se convertiría en
inmanejable si -como se espera- dentro del acuerdo con el FMI se incluye una suba de
las tasas de interés.
"Lo
peor sería un acuerdo de ajuste con el FMI que detenga el crecimiento",
dijo el ministro en su última presentación en el Congreso, cuando defendió el
Presupuesto 2022 que luego quedó bloqueado por la oposición.
"El
problema principal de este año fue la dinámica inflacionaria. Es un objetivo
central atacar este proceso inflacionario", aseguró el ministro en esa
visita.
Con
Plan A o Plan B, ahí está uno de los nudos que deberá desatar el Gobierno si
quiere cumplir con la premisa de un crecimiento "que se note" para el
inminente 2022.
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