Domingo 19 - Por Pablo Wende - Sin estridencias, casi en voz
baja, el equipo económico definió cambios muy claros a la gestión luego de las
elecciones legislativas. Lejos quedaron aquellos temores que advertían
sobre una “radicalización” del Gobierno a partir de la derrota
electoral. Más por necesidad que por convicción, terminó sucediendo todo
lo contrario.
Las
nuevas señales admiten la propia fragilidad que sigue mostrando la economía,
más allá del rebote de 10% de este año. Pero además están claramente alineadas
con las exigencias del Fondo Monetario. El diálogo que mantuvieron el
viernes el Presidente y Martín Guzmán con la titular del Fondo, Kristalina
Georgieva, dejó en claro que las negociaciones continúan y sobre todo que ambas
partes están interesadas en finalmente arribar a un acuerdo.
Aunque
no se deshizo en elogios por la situación actual ni mucho menos, el número uno
de Techint, Paolo Rocca, procuró dar un mensaje optimista respecto a lo
que se viene durante el clásico encuentro Propymes. “Tenemos que trabajar entre
todos para que las dificultades se vayan resolviendo, no es momento de
dejar la Argentina”, fue una de sus frases, en un diálogo público que mantuvo
con el jefe de Gabinete, Juan Manzur.
La
relación estrecha entre el kirchnerismo y el sector industrial viene de larga
data, aún cuando el propio Rocca supo tener enfrentamientos con Cristina
Kirchner durante su presidencia. En cambio, sí resultó una novedad que el
Gobierno se acerque a la Sociedad Rural, posiblemente el eslabón históricamente
más beligerante del Grupo de los 6″, donde también participan la Bolsa de
Comercio, la Cámara Argentina de la Construcción, las cámaras bancarias y la
propia UIA.
La
decisión de ponerle fin a la mayor parte de las restricciones a las
exportaciones para “cuidar la mesa de los argentinos” significó un importante e
inesperado giro. Más aún teniendo en cuenta el contexto, ya que ocurrió en
medio de otra disparada en el precio de la carne. Sólo en noviembre el asado
subió casi 13%. Pero esta vez no hubo castigo para los productores como sí
había sucedido en otras oportunidades.
Feletti, desempoderado, y
brindis con la Sociedad Rural
El
secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, quedó desautorizado, tras
haber mencionado la posibilidad de aumentar las retenciones y la idea de
insistir con cupos para las exportaciones de carne. Finalmente, se optó por una
solución mucho más amigable, que apunta a normalizar el mercado de exportación
y sólo preservar algunos cortes que se consumen en el mercado interno pero que
a su vez tienen baja demanda en el exterior. Por primera vez en la
historia del kirchnerismo, una reunión entre el ministro de Agricultura y
Ganadería con la Mesa de Enlace, y en particular con la Sociedad Rural, terminó
con un brindis en vez de la convocatoria a medidas de fuerza.
Feletti,
micrófono en mano. Pero sus ideas de aumentar las retenciones e insistir con
cupos a la exportación de carne fueron desechadas
Feletti
reconoció además que no seguirá el congelamiento de precios de alimentos, pese
a que él mismo festejó por sus supuestos buenos resultados. “Sería un éxito que
la inflación se ubique debajo del 3% en noviembre”, había festejado. Sin
embargo, apenas un día después tuvo que admitir tras negociar con las compañías
alimenticias y supermercados que ya no hay margen para continuar con los
congelamientos. El esquema será reemplazado por un programa “voluntario” de
fijación de precios a partir de enero, en el marco de Precios Cuidados.
Esta
semana hubo otro guiño importante para un sector que el Gobierno también ubicó
históricamente en las antípodas de su ideología: los bancos. El BCRA
anunció el jueves que aún en medio de la fuerte escasez de dólares le permitirá
a las entidades volver a girar dividendos a sus casas matrices. Se trata de una
medida que apunta especialmente a los bancos extranjeros, aunque también es
relevante para las entidades locales que cotizan en Wall Street.
Hace
tres años que los bancos tenían prohibido girar dividendos, algo que se enmarca
en la lógica del cepo. El objetivo es que los pesos acumulados no tengan
“salida” y a la fuerza se reinviertan en el mercado local. Durante el cepo que
impuso Cristina entre 2011 y 2015, algunos bancos optaron por construír nuevas
torres corporativas para cambiar esa montaña de pesos por ladrillos.
El
titular del Central, Miguel Pesce, ahora los rehabilitó para volver a girar sus
ganancias, aunque de manera limitada. Apenas podrán disponer del 20% de lo que
generen y tendrán que hacerlo en 12 cuotas mensuales y consecutivas. Sin
embargo, no es menor el gesto de avanzar en un descongelamiento de aquella
restricción.
En
el medio también se produjeron algunos movimientos dentro del gabinete
económico. Débora Giorgi, que había llegado como mano derecha de Feletti y
funcionaria de confianza de la ex presidenta, dejó su puesto como número dos de
Comercio Interior sin haber llegado a asumir. Fue virtualmente ninguneada por
el Presidente. Quien emergió con mayor presencia fue el ministro de Desarrollo
Productivo, Matías Kulfas, a quien muchos daban como renunciado previo a
las elecciones. Se trata de uno de los miembros del Gabinete más cercano a
Alberto Fernández y es hoy quien intenta aportar una visión más racional para
encarar los graves problemas que enfrenta la economía.
Kulfas
fue protagonista esta semana de un episodio que en otra circunstancia no
merecería mayor atención. El ministro fue junto a buena parte de su
gabinete a las oficinas de Mercado Libre para entregar diplomas para los
empleados contratados dentro del plan “Argentina Programa”.
Se
trató de un intento muy claro de acercamiento a la compañía número uno de la
Argentina (tiene un valor bursátil superior a los USD 60.000 millones), luego
de dos años de tensión permanente con su número uno. Marcos
Galperín había apoyado explícitamente a Mauricio Macri en 2019 y ni bien
pasaron las elecciones decidió irse a vivir a Uruguay. Sin embargo, el
presidente de la compañía almorzó hace un mes con Alberto Fernández y ahora
Kulfas elogió la “creación de empleo genuino” que promueve la empresa.
También con los bancos
No
fueron solo gestos. El Central además intimó esta semana a los bancos a
regularizar la relación con las billeteras digitales, con el objetivo de
ponerle fin a las restricciones que existen para el envió de dinero a las
cuentas de los clientes, a través de la Clave Virtual Uniforme (CVU). El
principal jugador del sector es Mercado Pago, la “joya” del gigante de comercio
electrónico.
Después
de las legislativas también hubo otras medidas oficiales que apuntan a
recuperar cierta normalidad en el manejo de la economía. Allí aparece la
decisión del Banco Central de ponerle fin a su intervención para controlar los
distintos tipos de cambio bursátiles. Durante un año dedicó más de USD
3.000 millones de sus reservas para controlar el “contado con liquidación”,
pero sin resultados.
Ahora
si bien se mantienen fuertes trabas para operar las distintas variantes del
dólar bursátil, al menos dejó de quemar las escasas reservas que quedan. La
medida reconoce dos situaciones: la compleja situación que enfrenta el Central
en materia de administración de divisas, pero también es una respuesta a la
exigencia del FMI de ir hacia un programa de acumulación de reservas en 2022.
La medida complementaria que madura en enero es un aumento de las tasas de
interés para favorecer el ahorro en moneda local y suavizar la presión
cambiaria. El mercado espera que el incremento sea al menos de 3 puntos
porcentuales.
Para
fin de año, el Gobierno tendrá que tomar otra decisión clave para las
expectativas empresarias: sostener o dejar sin efecto la prohibición de despido
y doble indemnización. El propio Alberto Fernández había señalado que se
trataba de una medida temporal y se dejó trascender que no sería prorrogada
después de fin de año. Por supuesto también se enmarca dentro de los pedidos
ineludibles del FMI.
áximo
Kirchner, durante su intervención en el debate por el presupuesto. La oposición
se molestó y "volteó" el proyecto oficial (Maximiliano Luna)
¿Cómo
debe leerse la derrota del gobierno por aprobar el Presupuesto 2021? En
principio en clave política. El resultado reflejó el nuevo mapa del poder
legislativo, tras la derrota del oficialismo en las elecciones de noviembre.
No
parece que el fracaso de las discusiones legislativas vaya a entorpecer la
marcha de las negociaciones con el FMI. Al contrario, ya de entrada estaba
claro que el proyecto elaborado por Guzmán era un “dibujo”, con metas
totalmente incumplibles y una subestimación escandalosa de los ingresos para el
2022. Es decir lo mismo que el kirchnerismo viene haciendo desde la época de
Roberto Lavagna hace más de 15 años.
Los
verdaderos compromisos que asuma el Gobierno estarán plasmados eventualmente en
la carta de intención que se elevará al directorio para llegar a un acuerdo.
Hasta que eso no suceda tampoco el equipo económico podrá avanzar con el Plan
Plurianual que Alberto Fernández prometió para “los primeros días de
diciembre”, sin que hasta ahora se produjeran novedades.
Un
eventual acuerdo con el Fondo, sin embargo, despierta cada vez menos
entusiasmo. Un banquero lo explicaba así esta semana en un brindis de fin de
año: “Si no hay acuerdo se viene el incendio. Pero un arreglo no va a cambiar
nada de la noche a la mañana”. Por lo pronto, en otra muestra de la voluntad
de acordar esta semana se desembolsarán otros USD 1.900 millones para seguir
cancelando deuda con el FMI. Otra señal de un Gobierno empeñado en hacer buena
letra, nadie sabe a ciencia cierta por cuánto tiempo.
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