Por
Matías Barbería - Las experiencias pasadas en materia de mediciones de
inflación intervenidas hicieron que expertos y legos recibieran con
descreimiento el dato de inflación de noviembre, publicado ayer por el Indec. Fue un 2,5% de variación mensual del Índice de Precios al Consumidor
(IPC) el que informó el instituto estadístico, la variación más
baja desde agosto último que se produjo luego de una importante aceleración de
los precios en los meses de septiembre y octubre. Las expectativas de consultores
que estimaban la cifra en 3,1% y, en ese contexto, el númerom hizo levantar
algunas cejas.
La
rareza hizo que los especialistas revisaran debajo del capó del IPC para
entender qué había pasado. ¿Hay que volver a desconfiar del Indec como durante
el apagón estadístico de 2007 a 2015? Para resumir la historia, la
respuesta es que no hay manipulación.
Los
analistas acuerdan en que el IPC no está siendo “dibujado”, sino que
la combinación de decisiones metodológicas heredadas de la época en que
Guillermo Moreno conducía Comercio Interior, el congelamiento de precios
decidido por el Gobierno en octubre y una variación de precios estacionales muy
favorable se combinaron para arrojar un número que no tiene nada de manipulado,
aunque es cierto que aporta poco para seguir la dinámica de los precios de acá
en adelante.
Como
muestra la consultora LCG, el peso de precios cuidados relevados para la
confección del IPC se disparó en noviembre
El
principal factor que influyó en la reducción de la cifra mensual de inflación
fue el congelamiento de precios impuesto por el actual secretario de
Comercio, Roberto Feletti, a fines de octubre. Los más de 1.400 productos cuyos
precios se retrotrajeron a principios de ese mes a través de la resolución 1050
impactaron en las mediciones en las góndolas, frenando subas de muchos de los
items que mide el IPC.
“Alimentos
y Bebidas reflejó un incremento del 2,1% mes a mes, marcando una caída de 1,3
puntos porcentuales con respecto a octubre, presumiblemente explicada por
efecto congelamiento”, resumió la consultora LCG.
Pero
el congelamiento por sí sólo no alcanza para explicar semejante recorte a la
variación mensual del IPC. El Indec releva cada mes unos 90.000 precios de
bienes y servicios para elaborar el índice, según su página Web, seguramente el
congelamiento de 1.400 precios debería tener un efecto marginal.
Sin
embargo, los precios que forman parte de la canasta de productos
congelados ganaron mucho peso en la medición. Esto, explican los especialistas,
se debe a una característica metodológica del IPC que viene de la época en que
Moreno era el zar de los precios y que las administraciones sucesivas,
tanto este Gobierno como el anterior, no modificaron.
“La
proporción de precios cuidados en el índice se duplicó. Pero además se arrastra
desde la época de Moreno una cuestión metodológica que no se modificó en la
gestión de Jorge Todesca [titular del Indec durante el gobierno de
Mauricio Macri] en la que en lugar de medir varios precios de un mismo
bien se toma uno solo. Y ese único precio tiene que ser el más vendido, que
siempre es el de precios cuidados. Eso te provocó, por ejemplo, que el rubro
leche en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires caiga 4%. Eso es porque en octubre
no había leche en precios cuidados”, explicó Francisco Mattig de
Consultatio.
Alimentos y bebidas se
movieron menos que el índice general
Así,
los precios cuidados y la selección de bienes incluidos en el programa tuvo
mucho que ver con la desaceleración. Pero además, el detalle metodológico en
cuestión hizo que ese efecto del congelamiento se potenciara en la medición.
Por
último, un factor más contribuye a explicar el por qué del recorte de un
punto porcentual de la inflación de noviembre en comparación con la de octubre.
Y es un elemento que está totalmente fuera del control del Indec, del Gobierno
o de cualquier variable metodológica. Y es la variación de precios
estacionales.
Los
estacionales son generalmente precios muy volátiles y, en noviembre, los
sacudones de esa categoría jugaron a favor de una baja. Justo después de haber
saltado en octubre. Con lo cual la diferencia se volvió más notoria.
“Luego
de su pico en octubre, los productos Estacionales vuelven a un mínimo de 0,5%
mes a mes, traccionando, explicado por una baja en la categoría Verduras (-12%
mensual)”, resumió LCG.
En
resumen, el consenso es que no hay ninguna manipulación. Pero también, que la
mayor parte de los factores que explicaron la desaceleración de la inflación
tienen efecto una sola vez.
La
medición de noviembre siguió al recalentamiento de septiembre y octubre
“Si
bien dichos factores podrían morigerar la desaceleración inflacionaria, buena
parte de la desaceleración sería producto de medidas que simplemente postergan
el fenómeno inflacionario. Para el mes de diciembre prevemos un retorno de la
inflación al alza”, aseguró un informe de ACM.
Los
analistas, en cambio, prefieren señalar que la inflación núcleo -una
medida de inflación que no incluye precios regulados ni estacionales- marcó de
todas formas 3,3%, y que indica que de no ser por anclas que no se pueden
sostener todo el tiempo, la dinámica de precios sigue igual de caliente. El IPC
no miente, pero conviene leer bien el significado de sus números.
“El
índice no está dibujado”, concluyó Gabriel Caamaño de Consultora
Ledesma. “Pero hay efectos puntuales que no se van a repetir, algunos más
discutibles que otros y estan usando precios cuidados para aprovechar cada
pequeño margen que les de la metodología”, agregó.
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