Por Juan Strasnoy
Peyre
- Si bien los números del proyecto de Presupuesto que comenzaron ayer a
tratarse son en términos generales los mismos que había proyectado el Gobierno
tres meses atrás, la negociación con el Fondo Monetario Internacional tuvo un
primer impacto en la hoja de ruta económica para el próximo año.
En
particular, en la política para intentar reducir la muy elevada inflación. Martín Guzmán anunció ayer un nuevo
tope para la expansión de la base monetaria (BM) en 2022: se mantendrá estable
en relación al PBI y su evolución dependerá del ritmo
de crecimiento de la actividad económica y la demanda de dinero.
La
decisión fue comunicada por el ministro de Economía durante su exposición en la
comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, junto con la ratificación de
que se avanzará a partir del 7 de enero en un acuerdo de precios con el sector
privado que reemplace al actual congelamiento de cerca de 1.400 productos.
Como
señaló el staff del FMI en su comunicado del
viernes pasado y señalaron fuentes oficiales, ambos puntos fueron parte de las
políticas para reducir la inflación que se discutieron en Washington durante la
visita de la delegación del Ministerio de Economía y del Banco Central.
En el Gobierno celebraron que
la declaración del staff volviera a admitir que para atacar el proceso inflacionario
se requiere un enfoque múltiple y que incluyera entre las medidas necesarias
“una coordinación de precios y salarios”. Aunque el Fondo también hizo
hincapié, acorde a su habitual recetario, en “una reducción del financiamiento
monetario del déficit fiscal” y “una política monetaria adecuada con tasas de
interés reales positivas”.
Los
tres aspectos quedaron plasmados en la presentación de Guzmán. Por un lado, el
funcionario ratificó las proyecciones macroeconómicas para 2022 incluidas en el
proyecto hace tres meses (ver aparte), como un crecimiento de la actividad del
4%, que era un punto de debate con el organismo. Pero, por otro, sostuvo que la
inflación fue el principal problema económico del año (había proyectado un 29%
pero se encamina a cerrar en torno del 50% anual) y aseguró que atacarlo “es un
objetivo central” del Gobierno. Al respecto, planteó que la hoja de ruta para
el año próximo “asume hipótesis diferentes a 2021 para la nominalidad”, que van
en línea con algunos de los pedidos del Fondo.
En
concreto, el ministro recordó que para 2021 se supuso un crecimiento de la base
monetaria (los pesos en circulación más las reservas de los bancos comerciales
en el BCRA) de 1 punto porcentual sobre el PBI en consonancia con una previsión
de crecimiento de la demanda de dinero también de 1 punto, algo que admitió que
no ocurrió ya que en la práctica se registró una caída. Y señaló que, junto con
el salto de precios de los commodities y la inercia, eso “también puso
presiones adicionales” sobre la inflación.
“Para
2022, supusimos estabilidad: un no crecimiento de la BM, partiendo de una base
menor. Lo consideramos una hipótesis conservadora, que tendrá que ver con la
evolución de un conjunto de condiciones financieras en las que estamos
trabajando”, expresó Guzmán. Una fuente oficial consultada por Ámbito explicó
que este agregado, que sintoniza con planteos del FMI, implicará que la
expansión monetaria ahora dependerá del crecimiento del PBI nominal y que la
idea es que la base crezca en la misma proporción.
En
noviembre, de acuerdo al informe monetario del Banco Central, la BM se ubicó en
6,2% del PBI, un valor similar al de fines de 2019 y muy por debajo del
promedio de 2006-2017, cuando rondó el 8% ó el 9% del producto, y también de
2020, cuando llegó a tocar el 10% en los meses de cuarentena más estricta y
plena vigencia del IFE y del ATP.
Es
decir que, en los hechos, hubo una contracción del peso relativo del dinero en
circulación, a caballo de la fuerte esterilización que realizó el BCRA a través
de la colocación de Pases y Leliq para evitar recalentar aún más las presiones
cambiarias. En ese sentido, el analista financiero Christian Buteler sostuvo
que “lo que intenta hacer este agregado es generar algún tipo de ancla para la
emisión (en este caso el PBI) y de esa forma también busca anclar la
expectativa sobre la inflación”. Buteler lo consideró “positivo”, aunque
advirtió que la absorción de liquidez vía pasivos remunerados del Central
tampoco es inocua para los precios.
Fondeo y tasas
Respecto
de la reducción del financiamiento del déficit fiscal con asistencia monetaria
del BCRA, uno de los reclamos principales del Fondo (que también busca un
ajuste más veloz), Guzmán ratificó el plan financiero original para 2022. Este
plantea cubrir las necesidades de fondeo (4,9% del PBI) con 1,8% del PBI de
emisión monetaria, 2% de endeudamiento neto en pesos y 1,1% de recursos netos
provenientes de organismos internacionales o préstamos bilaterales. “Estamos trabajando con la comunidad internacional
para obtener el mayor apoyo posible de otros organismos multilaterales de
crédito multilaterales de desarrollo para poder reducir algo más la emisión
monetaria en 2022”, dijo. y bancos
En
relación a la tasa de interés, el ministro convalidó la necesidad de mantener
un rendimiento real positivo para desincentivar la dolarización. Un eventual
movimiento de tasas es algo en lo que el equipo económico ya piensa, en línea
con la suba del ritmo de depreciación para acercarlo a la evolución de la
inflación que había adelantado Ámbito y confirmado Miguel Pesce. En ese
sentido, Guzmán ratificó que se abandonará en 2022 el ancla cambiaria y que se
buscará mantener estable el tipo de cambio real, pero descartó de plano un
salto devaluatorio.
Más
allá de estos gestos y de los avances que mencionaron tanto el Fondo como el
Gobierno, aún no está cerrado el entendimiento técnico con un FMI que no
abandona su espíritu ajustador. La declaración del staff ya adelantó que “serán
necesarias más discusiones” y fuentes de Economía ya reconocen que, si bien
sigue siendo un objetivo alcanzar antes de fin de año un acuerdo para
refinanciar los u$s45.000 millones de deuda que tomó Mauricio Macri, tal vez se
dilate hasta los primeros días de enero. El próximo paso será la presentación
del plan plurianual, para el cual Guzmán pidió el apoyo de la oposición.
Además, volvió a prometer que el programa incluirá un recorte del rojo primario
pero sin ajuste, y que apuntará a dar continuidad a la reactivación. Mientras,
el oficialismo buscará aprobar el Presupuesto esta semana en Diputados y que el
Senado lo trate antes de Navidad.
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