Por S.R.
- "Sin acuerdo con el Fondo no hay 2023", explica con meridiana
claridad un referente del Gobierno muy cercano al presidente Alberto Fernández.
Es lógico lo que plantea. El oficialismo no tiene
sucesores a la vista y, hoy, la mayoría, sea del sector que sea del
oficialismo, piensa que la relección de Alberto es la única chance a
la vista.
Para
llegar en condiciones de concretar este objetivo, hay que mejorar la situación
económica. "Los resultados electorales estuvieron relacionados con la
crisis económica, lo que dijo (Daniel) Gollan de la platita, no era solamente
repartir, sino que si la situación general era diferente el resultado era
diferente. Entonces, ahora, a nivel país, tenemos que recuperar 8 puntos y eso
se hace mejorando la economía", explica un referente provincial de alto
peso político.
Bueno,
todos saben en el albertismo y también en el cristinismo, que sin acuerdo con
el FMI y acceso al crédito externo, sigue el bloqueo a la compra de dólares,
sigue la restricción para que viajen solamente los que pueden comprarse todo en
una cuota, sigue la clase media pendulante que define elecciones -la que le dio
el triunfo a Mauricio Macri en 2015 y luego a Alberto en 2019- totalmente
hostil hacia el Gobierno.
Eso
es lo que no puede pasar. "No alcanza con los nuestros, ya nos quedó
claro", siguen explicando en el PJ. Pero la situación social plantea una
encerrona y la necesidad de que el relato y la realidad tengan hoy tanta brecha
como el dólar paralelo y el oficial, también.
"Esto
de pegarles en público todos los días, advertir que acá se paga en
nuestras condiciones y después ir a arrastrarnos allá a rogar un acuerdo,
es una contradicción que es compleja de sostener”, dicen cerca del Presidente,
"Genera
cierto temor esto. Es que a veces Cristina se va al caraj… no hace falta tanto.
Y Alberto la tiene que seguir, porque ante el Fondo capaz es peor que no haya
acuerdo interno que el hecho de que los puteen cada vez que pueden, pero ¿hace
falta ir tan fuerte?", se pregunta el funcionario que recorre la Rosada
con cotidianeidad.
Dentro
del kirchnerismo creen que el mensaje antifondo debe ser contundente y
respaldan a Cristina en su postura pública. "Sabemos bien que hay que
arreglar, pero también que hay que decir con fuerza, que todo lo haremos por el
pueblo, que no nos van a poner de rodillas, porque la gente va a sufrir, hay
que apuntar fuerte a un culpable que no seamos nosotros", explica la
estrategia un hombre clave de La Cámpora.
En
el Fondo se sabe que el rol de "villano de los pueblos oprimidos" es
el que le toca y que las declaraciones internas de los dirigentes no pueden
afectar una negociación donde su prestigio también
está en juego en el mundo que les interesa: el primero. Solo buscan que el
Gobierno no personalice, y por ahora eso no ocurre. Ni Cristina ni Alberto
se la agarran con dirigentes concretos, agitan el fantasma "del
Fondo" como una entidad demoníaca brutal, pero sin rostro humano.
Es
cierto que Alberto y su entorno no quisieran ir tan al hueso, pero la
convivencia hace que las frases como las del viernes en el acto del 10 de
diciembre –"Quedate tranquila, Cristina"– sean fundamentales para
mantener esta pax romana que se sostiene con alfileres.
Es Gustavo
Béliz el principal objetor de los empellones más agresivos sobre la
comunidad financiera internacional. Si Cristina lo despreciaba antes, ahora
quisiera verlo expulsado del Gobierno con deshonra y maltrato. Pero ella
también sabe que no todos sus problemas han terminado (aunque muchos sí) y es
posible que requiera de otra gestión peronista para que ella y sus hijos ganen
tranquilidad definitiva en las causas que los señalan.
"Hay
que dejar todo esto perfectamente acomodado. Sabemos que parte de la oposición
cree que volverá en 2023 y algunos preparan contragolpes, basados en la teoría
de la cosa juzgada írrita, sobre las causas de la familia Kirchner que
desactivamos, por eso necesitamos más tiempo", expresa una fuente muy
relacionada con el Ministerio de Justicia actual.
Pero
el acuerdo con el Fondo es la clave de todo. Insultarlo es fundamental para
mostrar que se "defiende al
pueblo" del Gran Satán. Rogar un buen resultado para recuperar el
crédito exterior es la única chance de continuidad y con ella, de recuperar la
posibilidad de un triunfo en 2023, que colme las necesidades de todo el peronismo.
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