Por Walter Morales - La economía necesita un
ancla política para despegar, además de acordar con el FMI, contar con un plan
económico y sincerar el tipo de cambio.
La derrota en las elecciones
y la nueva conformación de las dos cámaras legislativas obliga al oficialismo a
construir consensos, mientras que la carta de Cristina Fernández de Kirchner es
una declaración de que se hace a un costado, posiblemente una señal de que no
quiere que se la relacione con el futuro acuerdo con el FMI, un sendero de
reducción del déficit primario, básicamente a través de reducción de subsidios
vía segmentación de tarifas y un ajuste cambiario para que el deterioro del
tipo de cambio real no continúe avanzando. Todos estos puntos van a formar
parte del Plan Plurianual.
No existe la posibilidad de no acordar y pagar: no hay dólares
El no pago sumaría
incertidumbre cambiaria, haciendo que el Dólar CCL continúe su escalada
alcista, a la vez que hundiría aún más a los bonos en dólares. No acordar en un
escenario de escasez de Reservas potenciaría la salida de dólares del BCRA y
produciría un estancamiento de la economía porque se dilatan las decisiones
para realizar negocios.
Evitar un default no va a ser sencillo
Es simple: hay déficit
primario de -3,5% del PBI y no va a desaparecer de un plumazo, a lo que hay que
sumar que la Argentina no inspira confianza como para refinanciar deudas.
Dentro de este contexto, a partir de 2025 y sólo por vencimientos de Títulos
Públicos Nacionales, vencen u$s9.500 millones, los que aumentan a casi
u$s13.000 desde 2028 y a u$s14.500 a partir de 2031. A esto hay que sumar los
u$s5.000 millones que habrá que pagarle al FMI a partir a partir de 2025
(suponemos un acuerdo a 10 años con 4 o 5 de gracia), los vencimientos de los
Bonos Provinciales y deuda financiera corporativa. Urgente se necesita tener
superávit primario.
La deuda social, sin crecimiento económico, dificulta la baja del
déficit primario
El rojo primario de 2021 se
va ubicar entre -3% y -3,5% del PBI, sin contar el ingreso extraordinario de
los DEG. En el Presupuesto 2022 se ha fijado un déficit primario de -3,3%
mientras que el FMI toleraría un rojo de -2,5% del PBI. No sólo creemos que es
alcanzable, sino que será una meta que el Gobierno va a cumplir, a pesar que no
estarán el Aporte Solidario y la mejora en los precios internacionales, pero
por el lado del gasto no deberían de repetirse las partidas Covid (ATP e IFE).
El problema es el sendero para llegar a 2025 con equilibrio o superávit de
hasta 2% del PBI, que es lo deseable para poder refinanciar vencimientos de
deuda en el mercado de capitales en un contexto inflacionario que hará que la
Movilidad jubilatoria aumente por lo menos 50% en 2022 y una pobreza que
difícilmente baje de 41%, lo que siempre pone en jaque cualquier baja de guste
en el gasto público, por lo que todo el esfuerzo recae en el aporte de los
ingresos, y para esto es clave que haya un crecimiento económico sostenible.
PBI 3% en 2022: sabor a poco
Es porque habrá un arrastre
estadístico de 2% para 2022. Pensar en un crecimiento mayor a 3% hoy es difícil
porque en el mundo habrá una política monetaria restrictiva que afectará a los
precios de las materias primas, a lo que hay que agregar el contexto de escasez
de dólares en la que la Argentina. Es que aún acordando con el FMI, habrán as
restricciones a la producción por las trabas a las importaciones (no son
transitorias porque no hay dólares). Sin ir más lejos, el Índice Líder no da
señales de que haya una recuperación incipiente.
Consumo y salarios, ¿estancados?: probablemente y será a causa de
la inflación
Sin plan anti inflacionario,
los precios de la economía van a aumentar por encima de 50%, y considerando que
la utilización de la capacidad instalada se ubica por debajo de 65%, no vemos
que haya toma de personal. La rentabilidad de las empresas, sin un clima pro
negocios, en el mejor escenario va a ser levemente superior, por ende con una
inflación de 50% o más, cuesta creer que los salarios ganen en términos reales.
Esto va a limitar el crecimiento del consumo.
Inflación con piso en 50% en 2022 es posible
El año que viene debería de
haber un ajuste cambiario de al menos 38%, que es la tasa que el BCRA paga por
los pasivos monetarios. Ese aumento en el valor del dólar debería ocasionar una
inflación de al menos 13,3%, considerando un pass through de 35% por lo pisado
que se encuentran varios precios de la economía. Suponiendo que el aumento de
precios mensual se redujera a 2,75%, variaciones que arrojan 38,5% al año; pero
sumado el trasvasamiento del dólar a precios, la inflación de 2022 se ubicaría
por encima de 51,7%. Eso sí, la sartén por el mango la tiene el Gobierno, por
lo que habrá que ver si lanza un plan antiinflacionario o no.
El Gobierno no tiene otra alternativa que ajustar el dólar
mayorista y achicar la brecha con los bursátiles
La política monetaria del
BCRA es inflacionaria, ya que la Base aumenta cuando las Reservas caen. Incluso
los Pasivos Monetarios hacen lo mismo; lo que a priori nos dice que la tasa de
devaluación debería de ser la misma que el costo que paga el BCRA cuando coloca
deuda. Si pensamos que la tasa de ajuste cambiario es de 21% anual (en lo que
va del año aumenta 20% contra inflación de 51%) y que la tasa de la Leliq es de
38% anual, el dólar debería de incrementarse, mínimamente, 17%, o sea por el
diferencial.
La mejor receta para enfrentar la devaluación, si tenemos fondos,
son los Dollar Linked y los que ajustan por CER
Los que eligen activos Dollar
Linked se equivocan, porque en sus precios ya tienen implícito al menos 8
puntos de la devaluación futura; en cambio el 35% a 40% del salto nominal de
tipo cambio se va a ver reflejada en la inflación. Entre los que ajustan por
dólar, los recomendables son T2V2 y TV23; mientras
que los que ajustan por CER hay que analizarlos constantemente porque son tan
demandados que están comprimiendo tasa.
Teniendo esto en cuenta, en
este momento vemos mejor posicionados al TC25P, TX26, TX28 y el DICP,
pero hay que ser considerar que con esos bonos se extiende la duration de la
cartera, con lo cual aparece la volatilidad. También hay que destacar a los
bonos a tasa fija TO23 y TO26, que son los más
desarbitrados de la curva si consideramos una inflación para los próximos 12
meses de 52%; y el PR15, que ajuste pod badlar y tiene una
TIR de solo 47,3% anual, la duration es de apenas medio año.
(*) Presidente de Wise Capital.
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