Por Claudio
Zlotnik - Martín Guzmán lo plasmó en el proyecto de Presupuesto
2022 y se lo discute a los técnicos del FMI. El ministro asegura que la
actividad económica se expandirá otro 4% el próximo año, tras la recuperación
de este 2021, tras la debacle del primer año de la pandemia.
El
ministro le pelea al Fondo y también a la mayoría de las consultoras privadas,
que ponen en duda ese optimismo con un
argumento sólido: la Argentina no cuenta con
los dólares suficientes para extender un crecimiento sólido.
No
es el único limitante que podría tener la economía.
La dinámica
inflacionaria, que cierra este año arriba del 50%, va a continuar durante 2022,
más allá de que el ministro prevé una inflación del 33%, que seguramente tendrá
que corregir.
Pero
más allá de la discusión de los números, la realidad manda. Y la realidad le
está marcando que la inflación también le pega al consumo, el motor principal
que tiene la economía para crecer.
Entre
la falta de divisas y la inflación que empeora el poder adquisitivo de los
salarios, entonces, le ponen un pie encima al optimismo del ministro.
Guzmán
se imagina otro escenario: piensa
que la estabilización del mercado cambiario jugará un papel
preponderante en la continuidad de la reactivación. Ese cambio de
expectativas abrirá el camino a un flujo de inversiones que debería ayudar a
traccionar la economía.
Ese
escenario hoy cuenta con una minoría, básicamente, porque para llegar hasta
ahí, la Argentina debería antes definir
unas cuantas cosas. Entre ellas, el acuerdo con el FMI.
Hay
tres claves que, hoy por hoy, parecen darle la razón a quienes ponen reparos en
un despegue enfático y duradero de la actividad económica.
Consumo
Los
últimos registros dan cuenta de una leve reacción pero con registros que
todavía la ubican por debajo del nivel de la prepandemia.
Ocurre
en un rubro clave como es la venta de alimentos, bebidas y productos de higiene
y limpieza, lo que se conoce como el "consumo masivo".
La
consultora Scentia midió que en octubre, el consumo masivo creció 4,7% versus
octubre del año pasado. Pero cuando
se amplía la mirada y se observa la dinámica anual, eso lleva a un retroceso
del 3,7% interanual.
Todo
hace suponer que este 2021 se convertirá en el sexto año consecutivo de caída
en el consumo masivo.
Algo
similar sucede con los electrodomésticos. Otro rubro clave para analizar
el comportamiento de los sectores de bajos y medios ingresos de la sociedad.
Ni
30 cuotas fijas sin interés, ni las promociones de los comercios. Ni el
subsidio de las tasas de interés, que en ese programa se encuentra claramente
por debajo de la inflación. Nada parece "salvar" a uno de los rubros
clave cuando se habla de consumo. Las ventas de electrodomésticos no levantan
cabeza a pesar de los incentivos. Lo que parece una oportunidad para el
consumidor, termina pasando de largo en medio de la pérdida de poder
adquisitivo, la falta de expectativas en la economía y la suba de los precios
de estos productos en particular.
Un
informe de la consultora PxQ en base a datos oficiales reveló que las ventas de
electrodomésticos del tercer trimestre del año fueron 9,6% inferiores a las que
se concretaron en el mismo período de 2019, antes de la pandemia.
Industria
La producción
industrial cayó 5,7% en octubre, la mayor baja en cinco meses. En el
acumulado de
los primeros diez meses del año muestra un incremento de 17% respecto del mismo
período de 2020.
Justamente,
el retroceso de octubre se vincula directamente con la escasez de divisas.
Justamente, el trauma que podría perjudicar a la economía en los próximos
tiempos.
Construcción
El índice Construya mostró
que en el mes de noviembre el índice elaborado por la entidad registró una baja
del 1,25%.
En
lo que va del año, las ventas de materiales para la construcción acumularon una
suba del 28,3% en comparación con el mismo período del año pasado.
La
constante suba de precios en el sector amenaza con enfriar la actividad,
un sector clave para la reactivación de la economía.
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