Sábado 11 - Por Juan Strasnoy
Peyre
- Con el foco en preservar las escasas reservas, el Banco Central
decidió ayer prorrogar por seis meses las restricciones de acceso al mercado
cambiario para las empresas que iban a vencer a fin de año. Lo hizo al extender
hasta mitad de 2022 la vigencia de la Comunicación “A 7030” de mayo de 2020 y
sus sucesivas actualizaciones.
Sin
embargo, la prórroga incluyó algunas pequeñas flexibilizaciones del cepo en línea con la política
oficial de descomprimir de a poco los límites que afectan a las compañías y
presionan sobre la brecha cambiaria, además de intentar destrabar un mayor
ingreso de divisas. La medida coincide con el decreto 836, también publicado
este jueves, que constituyó otra flexibilización al ampliar los beneficios del
régimen de fomento de grandes inversiones extranjeras en sectores exportadores.
Mediante
la Comunicación “A 7416”, el directorio del BCRA extendió
la vigencia de las restricciones cambiarias que pesan sobre el pago anticipado
de importaciones y sobre la cancelación de deudas comerciales y financieras. La
norma detalla un complejo entramado de disposiciones técnicas sobre el accionar
de las firmas que operan en el comercio exterior que, básicamente, prorrogan
los límites e introducen leves cambios.
“No hay ninguna nueva restricción. Las
pequeñas modificaciones que se pueden encontrar son para flexibilizar la
disponibilidad de divisas para el sector privado. Son ajustes que mejoran las
normas para beneficio de las empresas”, aseguraron desde la autoridad monetaria.
La
comunicación “A 7030” fue lanzada el 28 de mayo de 2020, durante el momento de
cuarentena más estricta. Entre otros puntos, dispuso que las empresas con
fondos declarados en el exterior debían apelar primero a esos recursos “para el
pago de obligaciones comerciales con el exterior” antes de poder comprar dólares en el mercado
oficial. Luego, desde hace un año, las prórrogas de esta medida dieron lugar a
algunas flexibilizaciones, como la que facilitó el pago anticipado de bienes de
capital que incrementen la capacidad productiva de los exportadores.
En
este caso, la prórroga incluye una ampliación de los montos máximos y los usos
admitidos para la cancelación de deudas comerciales vencidas con nuevo
endeudamiento financiero con el exterior. En un comunicado, el BCRA señaló que
la intención es “facilitar al sector privado la renegociación de sus pasivos”.
Por
otro lado, renueva el límite de pago de hasta el 40% de los vencimientos de
capital de deuda financiera de las empresas que no hayan refinanciados sus
pasivos, una medida lanzada en septiembre de 2020 para impulsar a las empresas
a reestructurar sus deudas en dólares y evitar la sangría de reservas por ese
canal.
Además,
la comunicación de ayer extendió la vigencia del mecanismo de disponibilidad de
divisas previsto para los exportadores que registren aumentos en sus ventas al
exterior en 2022 respecto a 2021. Esa regulación había permitido el acceso al
dólar oficial para cancelar pasivos en el exterior o girar dividendos por un
porcentaje de las exportaciones incrementales de este año con respecto al nivel
de 2020.
El cepo y la brecha
Ocurre
que el Gobierno y la entidad que preside Miguel Pesce atraviesan un estrecho
desfiladero a la hora de mover las fichas de la regulación cambiaria. Un
problema que forma parte de la negociación con el Fondo Monetario
Internacional, que presiona para al mismo tiempo reducir el spread cambiario y
acumular reservas. Por un lado, la
escasez de reservas y la frágil situación financiera que dejó la crisis de
deuda de la gestión de Cambiemos exigen la continuidad por largo tiempo de los
controles cambiarios para las personas y las empresas. Por otro, el equipo
económico busca descomprimir de a poco algunas de las restricciones para las
empresas que reconocen como fuentes de presión sobre la brecha cambiaria.
Pesce
señaló la semana pasada al hablar ante la UIA que, en la medida que se sostenga
el crecimiento de las exportaciones, la entidad va a poder “ir liberando las
restricciones cambiarias”. Y agregó: “Eso va a ayudar a que los pagos que se
puedan habilitar de deudas (privadas) le quiten presión al mercado de títulos
contra moneda extranjera”, es decir, a los dólares financieros. La medida de
ayer va en ese sentido.
La
forma de atacar la elevada brecha cambiaria, cercana al 100%, es uno de los
puntos de debate en la negociación con el FMI. Según supo Ámbito, pese a que
algunos economistas acercaron otras alternativas para trabajar este problema
(por ejemplo, la realización de subastas de divisas, como se hizo en Islandia
durante un programa con el Fondo), en Reconquista 266 se inclinan por reforzar
los incentivos a las exportaciones y flexibilizar de a poco el acceso al
mercado oficial por parte de las empresas para descomprimir esa vía de tensión
sobre el CCL. En cambio, las restricciones a la compra de divisas para
atesoramiento seguirían por largo rato.
La
medida del BCRA coincidió con la ampliación de los beneficios del Régimen de
Fomento de Inversiones para las Exportaciones, que dispuso también ayer el
Gobierno a través del decreto 836 (ver página 3). Las empresas que
comprometieron grandes inversiones extranjeras, como la australiana Fortescue
para construir una planta de hidrógeno verde, venían reclamando un mayor acceso
a divisas. El DNU amplió el porcentaje de las exportaciones anuales generadas a
partir de esas inversiones del que podrán disponer libremente: del 20% al 40%
para los proyectos de inversión superiores a u$s500 millones y al 60% para los
mayores a u$s1.000 millones.
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