Por
Rafael Mathus Ruiz y Francisco Jueguen - WASHINGTON.– Con el calendario en
contra, mucho trabajo por hacer y el apremio por la fragilidad de las reservas,
el Gobierno comenzó en Washington a pulir los números con el staff del Fondo
Monetario Internacional (FMI) para acelerar la negociación en busca de un nuevo
acuerdo que permita refinanciar los abultados vencimientos de la deuda con el
organismo por alrededor de 45.000 millones de dólares.
Poco
después de haber aterrizado en Washington desde Buenos Aires, la misión de
funcionarios del Ministerio de Economía y el Banco Central ya tuvo su primer
contacto con los dos funcionarios del staff del FMI a cargo de la negociación
con la Argentina, Julie Kozack y Luis Cubeddu, confirmaron en el Fondo.
Sin
la presencia del ministro Martín Guzmán, quien se quedó en la Argentina, las
expectativas de que el trabajo de esta semana deje definiciones de fondo sobre
los tiempos y el contenido que tendrá el acuerdo final son prácticamente nulas.
Más bien, la presencia de un cuadro de funcionarios de segunda línea sugiere
que se buscará avanzar en el plano técnico del nuevo programa.
En
el Ministerio de Economía confirmaron la llegada del equipo a Washington, pero
no quisieron dar detalles sobre la agenda. “Van a trabajar en armonizar metas,
que después elevarán para aquellos que tienen poder resolutivo”, indicaron
allí, y adelantaron que la visita tendrá “bajo perfil comunicacional”.
El
Gobierno envió a Washington al vi ce ministro de Economía, Fernando Morra; el
secretario de Ha cien da,RaúlRigo,y el subsecretariode Financiamiento, R amir o
To si. Además, está Sergio Chodos, el director por el Cono Sur en el Directorio
del Fondo. Por el Banco Central, protagonista excluyente del futuro programa
económico, están Jorge Carrera y Germán Feldman.
Las
últimas señales que arrojó la negociación –que en línea con el perfil histórico
de este tipo de discusiones con el Fondo, avanzan bajo un fuerte hermetismo–
apuntan a un ida y vuelta con números que probablemente se extienda más allá de
este año, hacia principios de 2022. La directora gerente del Fondo, Kristalina
Georgieva, dijo el viernes que todavía queda “mucho por hacer” y le puso paños
fríos a conseguir un entendimiento en las próximas semanas, al indicar:
“Estamos listos cuando estemos listos”.
Hay
varias etapas por superar antes de la línea de llegada. Guzmán y el staff deben
acordar un sendero de “consolidación fiscal”, es decir, cuál será el ritmo de
ajuste para cerrar el déficit fiscal y cómo se financiará el desbalance de los
próximos años. Las metas fiscales finales, a su vez, marcarán el ritmo de
endeudamiento y de la emisión monetaria del Central para financiar al Tesoro,
un tema que preocupa especialmente en Estados Unidos, donde consideran que esa
es la causa principal de la inflación, más allá de que acepten vestirla como un
fenómeno “multicausal”, tal como lo definió Guzmán en su momento.
También
deberán definirse qué políticas se implementarán y cómo se envolverá de
previsibilidad el cepo cambiario, otro asunto espinoso. Todo eso, se prevé,
estará contemplado en el “plan plurianual” que prepara Guzmán.
Aún
faltan certezas. Guzmán presentaría su “plan plurianual” en el Congreso el 15
de este mes, según confiaron tres fuentes a la nacion. El economista platense
guarda sus números bajo siete llaves, en particular, el ritmo que –cree– debe
tener la convergencia fiscal. A su vez, se desconoce cómo financiará los años
de rojo en las cuentas públicas que quedan por delante y cómo afectará al tipo
de cambio la titánica necesidad de acumular reservas con una brecha cambiaria
de 100%.
Pero
aun cuando Guzmán y el staff logren llegar a un entendimiento final, el acuerdo
deberá recorrer los pasillos de la burocracia del Fondo antes de poder ser
presentado. El presupuesto prevé además financiamiento del Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial. El programa pactado deberá atravesar
los controles de varios departamentos del organismo y superar además un
análisis de sustentabilidad de la deuda, una condición necesaria para que el
Directorio Ejecutivo del Fondo pueda dar su aprobación final.
Más
allá del pulido de los números y el trabajo técnico, Georgieva puso énfasis en
la lucha contra la inflación, la pobreza, la protección de los más vulnerables
y un aspecto de la economía argentina que en Washington genera particular
inquietud: darle un mayor impulso al sector privado en la actividad y la
creación de empleo, un tema que recorre los comunicados del organismo.ß
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