Por Carlos
Arbía - Si la intención del gobierno tal como ha manifestado el
presidente Alberto Fernández es profundizar los esfuerzos por llegar
a un acuerdo sustentable con el FMI, que es
el escollo más importante que enfrentamos, deberíamos hacernos varias
preguntas.
¿El
proyecto de ley que explicite un programa económico plurianual para el desarrollo
sustentable y que contemple los mejores entendimientos que nuestro
gobierno haya alcanzado con el staff del FMI será el Proyecto de
Presupuesto del 2022 cuya mayoría de las estimaciones no están en regla con la
actual situación económica?
Al respecto el economista
Marcos Buscaglia sostiene que "es muy difícil, casi diría imposible, que
el programa plurianual que el Gobierno pretende enviar al Congreso a inicios de
diciembre contenga algún entendimiento con el FMI". El economista explica
que negociar un programa no es tarea sencilla y que al contrario de lo que piensan los
economistas del oficialismo, en la economía todas las variables están
interconectadas. Un acuerdo con el FMI requiere un preciso planeamiento de como
las variables fiscales, monetarias, de crédito, del sector externo y de
crecimiento e inflación interactúan entre sí.
¿Considerando
como fue la negociación de la deuda con el sector privado, como será un futuro
acuerdo con el FMI veremos una negociación parecida a la de los bonistas
privados corriéndoles el arco todo el tiempo?
Lo
que ocurrió con la renegociación de la deuda con los inversores
privados privada en realidad fue una sucesión de presentaciones que hizo el ministro
de Hacienda Martin Guzmán a los bonistas y a medida que los acreedores
rechazaban las propuestas, el titular de Economía volvía a mejorar la oferta.
El Gobierno terminó ganando
por cansancio, pero es probable que esto con el FMI no pueda ocurrir. El principal objetivo de
la renegociación era ganar la confianza de los acreedores y reabrir el mercado
de deuda para el Gobierno y para las empresas, pero el resultado de haber
dilatado tanto la negociación género que los títulos en la deuda canjeados cayeran
un 40 por ciento desde septiembre del 2020 que se cerró el acuerdo.
Los desafíos que debe enfrentar Argentina
En
relación a un futuro acuerdo con el FMI, el ex presidente del BCRA Martin
Redrado, en una disertación en un evento de real estate este fin de semana en
Mar del Plata, sostuvo que "Argentina le va a pagar al FMI, pese a que aún
no está cerrado el acuerdo con el que el Gobierno busca reestructurar alrededor
de 44.200 millones de dólares. No veo en la coalición gobernante una voluntad
de romper con el FMI".
Y agrega: "El primer
desafío que tiene Argentina es lograr el acuerdo. Creo que se llegará a un
acuerdo liviano que va a permitir llevar las cosas hacia adelante pero antes el
avión va a atravesar unos pozos de aire". Redrado propuso que el acuerdo debe
contener un programa simultáneo que estabilice el valor del dólar, baje la tasa
de inflación y promueva el crecimiento de la economía para que ingresen dólares
para aumentar las reservas internacionales del BCRA.
"Es
muy probable que más que un entendimiento con el FMI, el programa plurianual
contenga el plan que el Gobierno pretende firmar con el FMI. Y es probable
también que, igual que los presupuestos que presentó esta gestión ante el
Congreso, el plan plurianual sea solo una expresión de deseos, muy distantes de
la realidad que se avecina", explica Buscaglia.
La mayoría de los economistas
opina que el principal escollo para el Gobierno no es el préstamo con el
FMI, como dice el
Presidente, sino una parte de la sociedad argentina que no creo en este tipo de
acuerdos.
¿Qué
hará el Gobierno para cumplir con las principales demandas del FMI entre las
que se encuentran unificar el mercado cambiario, aumentar las reservas
internacionales, bajar la inflación?
Al
parecer el BCRA luego de las elecciones mostró continuidades y cambios en el
manejo de la política cambiaria, que es uno de los problemas más difíciles que
tiene que resolver el Gobierno en los próximos meses. Por un lado, mantuvo la
suave depreciación del peso diaria de los meses anteriores a las
elecciones, contrariamente a las expectativas de que aceleraría el paso. Es
más, en los posteriores a las elecciones, el Central desaceleró el ritmo de
devaluación diaria. Otra continuidad fue la introducción de nuevas regulaciones
cambiarias, para cerrar canillas por donde el mercado eludía el cepo cambiario.
Pero
también hubo cambios con respecto a lo que venía haciendo hasta el domingo
anterior a las elecciones: dejó de intervenir en algunos mercados para contener
la brecha, por lo que el dólar MEP sufrió una fuerte apreciación.
De acuerdo a la opinión de
Buscaglia, "el objetivo del cambio debe ser dejar de perder reservas para
mantener la brecha entre el tipo de cambio oficial y los mercados libres por
debajo del 100 por ciento. Hasta septiembre se habrían usado unos u$s2.000
millones de las reservas internacionales para lo que, si fuera el gobierno de Macri,
se hubiese llamado financiar la fuga, pero que ahora en palabras de Martín
Guzmán se denomina como mantener la brecha cambiaria estable".
Redrado,
por su parte, cuestiona la política económica del Gobierno. "Lo
que se hace en materia cambiaria no es sostenible, no hay dólares para poder
mantener esa radicalización. Argentina tiene hoy un problema de confianza
importante. Lo que está distorsionando es la brecha del 100 por ciento en el
dólar. Vamos a tener un fuerte desafío cambiario en los próximos tres meses",
advirtió. "Los problemas cambiarios que tiene la Argentina no se
solucionan con medidas de represión al tipo de cambio", manifestó el ex
presidente del BCRA. Ante un futuro acuerdo con el FMI otra de las preguntas
que debemos haceros es: ¿qué problemas macro habrá que enfrentar el
gobierno para lograr los objetivos que pedirá el FMI?
Una
inflación que no da tregua
En
particular, un déficit fiscal muy alto, que se financia con emisión monetaria y
que, por lo tanto, ha generado una elevada inflación, al mismo tiempo que
existe una presión impositiva insostenible para el sector productivo; pocas
reservas internacionales y un tipo de cambio oficial atrasado y al mismo tiempo
con una brecha muy grande, una combinación que estimula las importaciones y
desestimula las exportaciones. "El problema es que, según expresiones del
propio Gobierno y según trascendidos, su
objetivo sería reducir el déficit fiscal primario en solo un punto del PBI en
2022, al 3%, en parte sobre la base de subas de impuestos. También, en sus
propias palabras, busca evitar una devaluación del peso", señala.
"Esta
combinación tiene varios problemas. Un déficit primario de 3% del PBI
implicaría, según números del presupuesto, una emisión para financiar el
déficit de más de 1,1 billones de pesos en 2022. Esta emisión le seguiría a los
2 billones emitidos en 2020 (7,4% del PBI) y a los cerca de 1,6 billones que
terminará emitiendo este año (3,7% del PBI). Más emisión implica más
brecha y más inflación. Implica también más emisión de Leliq para esterilizar
parte del impacto en precios, alimentando una bola que está carcomiendo el
crédito de los bancos al sector privado", explica Buscaglia.
Por
su parte, Redrado manifiesta que "el país no puede ingresar en la hiperinflación.
Para que haya hiperinflación tiene que haber huida de dinero y todavía eso no
se ve". Y agrega: "No hay una salida de pesos porque la economía está
encepada. Las empresas que quieran irse a otro tipo de activos no lo pueden
hacer. Al no haber una huida de pesos, no tenés un proceso hiperinflacionario.
La inflación va subiendo escalón por escalón".
Redrado
expresó su preocupación por las distorsiones que tiene la economía y mencionó
la inflación, la pobreza y la desigualdad. "El centro de la política
económica y social es la lucha contra la desigualdad. América Latina es el
continente más desigual del mundo", afirma. "En medio de una
inflación que no da tregua hay una gran dispersión de precios. Las tarifas de
electricidad aumentaron un 9 por ciento en el AMBA y en el sector de la
construcción los precios se dispararon un 87%", compara Redrado.
Para crecer al 3,5% en los
próximos 10 años, pidió invertir un 23% del PBI al año, unos 6 puntos
porcentuales por encima del promedio observado en los últimos años. "Hay
que aumentar nuestras exportaciones para tener más dólares", indica. También afirma que
el país necesita "una revolución impositiva y exportadora", y
duplicar las exportaciones de bienes y servicios a 10 años, hasta alcanzar
los u$s150.000 millones. Para salir de la crisis Redrado plantea la
necesidad de un acuerdo entre el oficialismo y la oposición en el Congreso.
"Si se ponen de acuerdo y votan cinco leyes en materia económica y fiscal,
les aseguro que Argentina tiene 10 años de crecimiento. Esta crisis nos puede
permitir generar un país que merezca ser vivido", dice.
Según
Redrado, hay una política de represión a la demanda. "Todas las políticas
que son represivas siempre generan efectos dañinos sobre la economía. Hoy
tenemos más de 15 valores para un mismo producto que es el dólar. Mientras no
haya políticas que incentiven la oferta de dólares, está claro que hay una
dificultad para poder proyectar. Lo que se ve a corto plazo es que hay más
pesos y menos dólares. Necesitamos generar incentivos a la oferta de
divisas", manifesta el ex presidente del BCRA.
Lo
más probable es que sin una devaluación del peso ni una reducción
fuerte de la emisión monetaria, la brecha cambiaria seguirá muy alta y,
por lo tanto, las exportaciones no dinamizarán la economía. Además, el sector
productivo se vería presionado, por la falta de crédito, por una inflación
creciente e incierta y por una mayor presión impositiva.
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