Por Juan Strasnoy
Peyre - La creciente búsqueda de cobertura cambiaria de un mercado
que
auguraba un giro casi inmediato de la política cambiaria tras las elecciones
llevó al Banco Central a incrementar con fuerza su intervención en la plaza
del dólar futuro.
A
punto tal de que algunas estimaciones privadas plantearon que la semana pasada
se acercó al tope normativo de venta de contratos en el Rofex, uno de los mercados donde se negocia este
instrumento. Sin embargo, esta pulseada por las expectativas de depreciación es
una de las operaciones más redituables para la autoridad monetaria desde el
inicio de la gestión.
Según
confirmaron fuentes oficiales a Ámbito, por las apuestas de los inversores a
una devaluación, en los primeros diez meses del año ya ganó $14.500
millones. Noviembre
se perfila como el mes de mayores ganancias.
Los
futuros del dólar se negocian en pesos pero les brindan cobertura a los
inversores ante un eventual salto cambiario.
Los
contratos pactados allí constituyen una especie de apuesta por cubrirse de una
devaluación a un plazo determinado: la diferencia entre el precio convenido y
el tipo de cambio realmente existente al vencimiento del contrato hace que el
comprador gane si dólar oficial finalmente resulta más alto y que el vendedor
lo haga si es más bajo. La venta de estos contratos es una herramienta que
utiliza el BCRA para
incidir en las expectativas de devaluación.
En
los últimos meses, la demanda de cobertura se aceleró ante la proyección de
buena parte de los inversores de que, una vez superado los comicios, el Central
abandonaría rápidamente el ancla cambiaria con la que intentó durante el año
restarle presión la inflación. Un escenario que el Gobierno siempre descartó.
Esa cobertura llevó a que en las dos semanas preelectorales los fondos comunes
de inversión dólar linked tuvieran suscripciones netas por $54.000 millones y
el interés abierto en futuros del dólar del Rofex aumentara en u$s2.600
millones.
En
ese marco, la entidad que preside Miguel Pesce incrementó
su intervención tanto en el Rofex como en el MAE (la otra plaza
de futuros), que ya venía creciendo en los últimos meses.
En
septiembre, último dato disponible, su posición vendida se ubicaba en u$s1.770
millones. Y
en octubre, como contó Ámbito en base a fuentes oficiales, ascendió a cerca de
u$s3.500 millones. De acuerdo con estimaciones de Cohen, en lo que va de
noviembre aumentó a más de u$s5.000 millones. La consultora 1816 calculó que el
BCRA está vendido en unos u$s6.000 millones: u$s4.500 millones en Rofex y
u$s1.500 millones en MAE.
Así,
al menos en el primero de los dos mercados de futuros, estaría cerca de
alcanzar su tope normativo de intervención. “Si esas estimaciones son
correctas, entonces el BCRA podría llegar a su límite de Rofex (u$s5.000 millones)
antes de fin de mes.
El
límite en MAE es de u$s4.000 millones”, señaló 1816 en un informe. De cualquier
manera, todavía tiene margen para actuar y aún se encuentra bastante por debajo
del pico alcanzado durante la corrida del año pasado, cuando su posición
vendida tocó los u$s8.400 millones.
Pero
de momento todas esas apuestas del mercado por una devaluación resultaron
truncas ya que el Gobierno sostuvo su política cambiaria ante la certeza de que
un salto cambiario retroalimentaría la muy elevada inflación, agudizaría la
crisis social y obturaría la recuperación de la actividad económica.
De
esta forma, el Banco Central le ganó a los inversores que le compraron
contratos de futuros $23.500 millones. Entre enero y octubre de 2021 ya embolsó
$14.500 millones.
Como
el grueso de la reciente demanda del mercado se concentró en el corto plazo,
ante la expectativa de un cambio de estrategia casi inmediato en la
administración del tipo de cambio oficial, noviembre se encamina a ser el año
de mayor rédito para la entidad: en algunas mesas de operaciones auguran que
podría ganar más de $3.000 millones este mes si se mantiene la tendencia
actual.
“El
BCRA juega con las cartas marcadas en futuros. Los inversores compran futuros
para cubrirse. Sirve para fijar precio pero no para pulsear con el Central.
Doblarle la muñeca con el cepo que hay es muy difícil: el 99,9% de las veces
vas a perder porque ellos determinan el precio del oficial”, opinó el analista
financiero Christian Buteler, quien coincidió en que noviembre podría ser el
mes de mayores ganancias en esta plaza para la autoridad monetaria.
Y
agregó: “El mercado en general apostaba a un salto cambiario después de las
elecciones. El Central no lo convalida y por eso sale a vender futuros. Hoy se
ve que ese salto no ocurre y tiene la posibilidad de seguir manejándolo porque
no hay un nivel de atraso importante”.
Expectativas y estrategia
A
diferencia de lo que esperaba el mercado, en las primeras jornadas
poselectorales el BCRA buscó dar una señal de continuidad de la estrategia
cambiaria para el oficial al ralentizar aún más el deslizamiento diario del
dólar mayorista: convalidó subas de apenas 5 y 2 centavos el lunes y el martes.
Ayer lo dejó correr un poco más (6 centavos), aunque el acumulado semanal sigue
muy por debajo del ritmo previo.
Pero
la gran novedad cambiaria después del 14-N fue el
corrimiento de la intervención en los dólares financieros operados con bonos
bajo legislación local, que impulsó un salto de $15 pesos en el MEP y su unificación con las otras variantes del dólar
Bolsa en las que no actuaba el Banco Central.
La
intención fue cortar la pérdida de reservas por esa vía, que en el año drenó
unos u$s2.500 millones, para canalizar las escasas divisas en la administración
del tipo de cambio oficial. La decisión coincide con el intento del Gobierno de
acelerar la negociación con el FMI, que pide
priorizar la acumulación de reservas. Esto le da más aire para actuar en la
plaza mayorista y sostener su política. Fue otra señal que leyó el mercado. Por
eso, las tasas implícitas en los contratos de futuros tuvieron fuertes bajas el
lunes y el martes; ayer rebotaron levemente.
Con
todo, el mercado aún espera una tasa de depreciación mensual de entre 4% y 5% a
partir de diciembre, según se desprende de los contratos. Esto implicaría que
el dólar oficial empiece a subir por encima de la inflación, algo que el
Gobierno descarta.
En
el informe de política monetaria publicado el martes, el Banco Central planteó
que continuará con la estrategia de “administración del tipo de cambio,
propiciando que la dinámica cambiaria contribuya a desacelerar la tasa de
inflación”. Además, señaló que espera que un acuerdo con el Fondo ayude a
“contener las presiones cambiarias”.
Al respecto, Buteler consideró: “No veo al
BCRA vendiendo más futuros para terminar devaluando. Debería ser algo
inmanejable para que suceda y hoy no lo veo probable; de última apretará más
las importaciones llegado el caso. En 2021, a grandes rasgos la inflación
mensual fue del 3% y el dólar subía al 1%. A partir de diciembre, es esperable
que aumente el ritmo de depreciación mensual y que esa distancia se achique. El
año que viene pienso que va a haber un escenario similar al de 2020, en el que
vaya en línea con la inflación”. |