Por Juan Strasnoy
Peyre - Pasadas las elecciones legislativas y en medio de la
aceleración de la
negociación con el Fondo Monetario Internacional, el Ministerio de Economía
apunta a incrementar el fondeo en el mercado de deuda en pesos para apuntalar
su programa financiero y acotar los pedidos de asistencia monetaria al Banco
Central. La cartera de Martín Guzmán realizará mañana la primera licitación
posterior al 14-N y la segunda del mes, en la que saldrá a buscar al menos
$60.000 millones. El monto es ampliable y el objetivo de la Secretaría de
Finanzas es ampliar el colchón de financiamiento neto obtenido a comienzos de
noviembre.
Esta
licitación coincide con un bajo nivel de vencimientos por renovar. Fuentes
oficiales le dijeron a Ámbito que se trata de unos $45.200 millones,
concentrados en el pago de intereses a los bancos por el bono a tasa fija TY22P
(un título que utilizan para remunerar los encajes) y el remanente de una
Lelite (letra de muy corto plazo exclusiva para fondos comunes de inversión)
luego de un par precancelaciones realizadas la semana pasada por algunos FCI en
la previa de los comicios. Ambos instrumentos se cancelarán el próximo martes,
el mismo día en que se liquidará la subasta.
Por
lo pronto, el equipo de Finanzas, encabezado por Rafael Brigo y Ramiro Tosi,
busca hacerse de un piso de endeudamiento neto semanal de $15.000 millones. De
concretarse, se sumará al colchón de $68.000 millones conseguido en la
licitación previa. Así, espera
llegar con mayor plafón a la última colocación de noviembre, pautada para el
viernes 26, que será más desafiante: allí, deberá renovar compromisos por
alrededor de $220.000 millones, una cifra que habría sido superior de no ser
por los dos canjes anticipados del bono dólar linked T2V1 que permitió despejar
el 73% de su volumen original.
En
ese tren, Economía ofrecerá mañana cinco instrumentos de deuda en pesos. Por un
lado, reabrirá la emisión del TY22P (que paga un cupón fijo del 22% y vence el
21 de mayo próximo) en busca de que los bancos renueven los $35.000 millones de
intereses que cobrarán por sus tenencias de ese mismo instrumento. Además,
habrá dos letras a tasa fija, en las que convalidará una suba de los
rendimientos en línea con lo sucedido en el mercado secundario a raíz de los
movimientos electorales. Colocará un Lelite a 22 días, en la que los FCI que la
suscriban percibirán un 34,75% nominal anual, medio punto más que en la
licitación previa.
También
reabrirá la Ledes a enero, que saldrá con un precio mínimo de $927,20 por cada
$1.000 de valor nominal, lo que equivale a una tasa máxima del 41,55%, apenas
por debajo del 41,65% con el que cerró ayer en la plaza secundaria pero casi un
punto y medio arriba de la última colocación. Desde Economía, señalaron que en
la semana previa a las elecciones esta letra se llegó a operar hasta el 43% de
tasa y ahora de a poco se está volviendo a acomodar.
Por
último, ofrecerá dos títulos atados a la inflación, que fueron los más
demandados en la subasta previa ante la búsqueda de cobertura de los inversores
contra la persistente suba de precios. Se trata de la Lecer con vencimiento en
junio próximo y el Boncer TX23, que expira en marzo de 2023. En ambos casos, saldrán sin precio mínimo. Sin
embargo, en este segmento sí podría verse una compresión en el costo de
financiamiento ya que operaron con importante demanda en los últimos días. Por
ejemplo, el TX23 se colocó el 4 de noviembre a una tasa real del 2,48% y ayer
cerró en el mercado secundario cerca del 1,5%.
La
intención oficial es terminar el último bimestre con un incremento en el fondeo
en el mercado. Guzmán se propone apuntalar su programa financiero. Es que,
luego de un primer semestre marcado por la disciplina fiscal, en el que pudo
cumplir con sus metas, en la segunda parte de 2021 la dinámica empezó a
complejizarse. Con un mercado en modo electoral y una mayor concentración de
vencimientos, el porcentaje de renovación de la deuda en pesos se redujo del
125% en la primera mitad del año al 106% en los cuatro meses siguientes. Eso,
sumado a mayores necesidades del fisco, hizo crecer la asistencia monetaria del
BCRA.
Así,
el mix de financiamiento del déficit fiscal se alejó de la pauta presupuestada:
cubrir 60% con emisión y 40% con nuevo endeudamiento en moneda local bajo la
premisa de que una mayor impresión de pesos aumenta las presiones sobre el
dólar. Por el momento, el Gobierno acumula una composición de 73% emisión y 27%
deuda. Aunque los funcionarios sostienen que, si se contabiliza la precancelación
de adelantos transitorios realizada con los recursos provenientes del ingreso
de los derechos especiales de giro (DEG) que envió el FMI, el mix se ubica en
torno a 63%-37%. Sin embargo, el grueso de los analistas apunta que el
movimiento hecho con los DEG no tuvo impacto monetario concreto. Ahora Economía
apunta a acercarse lo más posible al mix del 60%-40%.
La
reducción de la emisión y el incremento del financiamiento vía deuda en pesos
ya forman parte de los planes del Gobierno de cara a la estabilización de la
macro: por caso, el proyecto de Presupuesto 2022 que comenzará a debatirse en
los próximos días en el Congreso prevé reducir la asistencia del BCRA al Tesoro
de más del 3% del PBI en 2021 al 1,8% el próximo año. Aunque, junto con el
sendero de recorte del déficit fiscal, es también un eje clave de la
negociación con el FMI, que reclama un ajuste más acelerado. Ambas variables
estarán en el programa económico plurianual que el Ejecutivo enviará al
Parlamento a comienzos de diciembre para sentar las bases del acuerdo que
negocia con el organismo multilateral para refinanciar la deuda de u$s45.000
millones que tomó Mauricio Macri.
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