Por Salvador Di
Stefano - El Gobierno dejó de intervenir en el mercado de los dólares libres, esto hizo que por mucho tiempo
el dólar bolsa y contado con liquidación se ubicara en torno de los $180. Ahora, les soltó la mano y se ubican
en torno de los $200. Una buena medida para saber qué valor les
pone el mercado a estos dólares.
El dólar mayorista que rige las exportaciones e
importaciones seguirá intervenido, es imposible quitarle el cepo, las
variaciones en este dólar impactarían sobre el conjunto de precios en la
economía, nos llevaría invariablemente a un fogonazo inflacionario.
Hasta
ayer la estrategia era una devaluación del 1% mensual para el dólar mayorista, y una agresiva venta en el mercado de
futuro, el Banco Central no quiere dejar dudas que el mayorista se mira y no se
toca.
La
resultante de esta estrategia es una brecha del 100% que es insostenible en el
tiempo, ya que aleja incentivos a exportar, y acerca los incentivos a importar,
mercado que también esta intervenido.
Lo
que queda por delante sería subir ordenadamente el dólar mayorista, o bien
generar una política monetaria para hacer que el dólar bolsa disminuya de
precio.
¿Qué deberíamos esperar con el dólar?
El
Gobierno debería dar una señal clara respecto al dólar mayorista, no
podemos seguir aumentándolo a un ritmo menor a la inflación, eso genera atraso
cambiario, desmejora los precios en dólares de nuestros productos en el
exterior y traba exportaciones. Necesitamos imperiosamente que
comience una recuperación de precios. Es falso que el dólar mayorista este en un precio razonable, la
presión impositiva en argentina hoy es mucho más alta que en los años
anteriores, y esto desmejora notoriamente nuestra competitividad.
La
política monetaria es una herramienta clave para generar un desaliento en la
compra de dólar bolsa, hoy tenemos una tasa de interés pasiva de
plazo fijo del 37% anual para pequeños montos y 34% anual para grandes montos.
Estas tasas se ubican por debajo de la tasa de inflación, y no generan ningún
incentivo al ahorro. El Gobierno debería subir estas tasas a
niveles superiores al 52,1% anual de inflación para que los ahorristas dejen de
mirar al dólar, y pasen a invertir en pesos. Otra herramienta
podría ser secar la plaza de pesos, eso nos llevarían a una contracción
monetaria que el gobierno desea evitar.
En
cualquier caso, lo que tratamos de demostrar es que no hay ajuste sin dolor.
Ahora bien, si el Gobierno desea liberar el dólar bolsa, no ajustar el tipo de
cambio mayorista y no subir la tasa de interés, lo único que lograra es que el
dólar bolsa siga su carrera alcista.
Otra
estrategia que tendría el Gobierno en mente sería lograr incrementar las reservas para
darle fortaleza al peso. Para ello liberó una partida de maíz para que se pueda
exportar y lograr el ingreso de dólares (aproximadamente u$s200 millones). Además, en diciembre viene la exportación
del trigo y es probable que ingresen u$s1.000 millones en
ese mes. No son sumas importantes, pero para que surtan efecto sería necesario
restringir importaciones, que son las que dinamizan el crecimiento. Otra vez es imposible hacer un ajuste sin dolor.
Un
camino posible para hacer que los dólares alternativos bajen de precio es un
acuerdo con el FMI. Según el manual de buena conducta del organismo, cada vez que firma un acuerdo requiere, suba de tasa de
interés, acotar la emisión monetaria, disminuir el déficit fiscal y liberar el
precio de las tarifas. Un combo que sería inaceptable para el gobierno, que
apuesta por el ajuste feliz.
Por qué sube el precio de la carne
En
el camino hacia una normalización en materia monetaria y cambiaria, el Gobierno
tiene en la inflación un severo problema, ya que si los datos de inflación
permanecen altos, convalidan tasas por encima del 50% anual,
la normalización se convierte en desorden y los incentivos de la población se
corren a la compra de dólares.
El
precio de la carne es uno de los mayores problemas que tiene el Gobierno en
estos días. La política de intervención en el mercado exportador hizo que
desalentara el engorde del animal y puesta en el mercado de mercadería
terminada entre 300 y 390 kilos. Los productores ante la falta de
rentabilidad del sector, pasaron a comprar terneros y poblaron las praderas:
allí aumentan de peso a un ritmo de 500 gramos por día, para
llevar un ternero de 200 kilos a 390 kilos, te lleva 380 días,
algo más de un año.
Cuando
un ternero ingresa a un engorde a corral en donde come ración
(preponderantemente maíz que está a un precio muy caro) sale al mercado en
aproximadamente cuatro meses. Este cambio en la forma
de terminar un animal hace que el flujo de mercadería que llega al mercado
cambie, esto disminuye la oferta en forma momentánea, y si la demanda es
constante, sube el precio de la carne.
El
Gobierno no quiere que la carne suba, genera condiciones para que disminuya la
oferta, le pone platita en el bolsillo a los ciudadanos, pero luego no desea
pagar las consecuencias que es la suba de precios. Interviene los mercados, y
presiona para que no ocurra lo que invariablemente va a suceder.
Conclusión
-Las
reformas a medias nunca fueron buenas, solo aceleran los procesos de ajuste necesarios
que se están demorando. La no intervención en el mercado de los dólares
alternativos le generaría al gobierno un ahorro de reservas, pero si no trabaja
en el ingreso de dólares, el precio de los dólares alternativos buscara un
nuevo punto de equilibrio, a la suba.
-El
Banco Central emitirá mucho dinero hasta fin de año, tiene que financiar el
déficit de tesorería que se espiraliza en diciembre porque se ajustan todas las
partidas. Una expansión de pesos llevara invariablemente los precios del dólar
a la suba.
-Si
la tasa de interés de plazo fijo sigue siendo negativa versus la inflación no
hay incentivos a ahorrar en pesos. Si a esto le sumamos que los créditos son a tasa
negativas frente a la inflación, y son funcionales a pagar menos impuesto a las
ganancias, esto genera un incentivo a tomar financiamiento y comprar más
mercadería. Todos los caminos conducen a un dólar más caro y se consolidan
niveles de inflación por encima del 50% anual.
-El
acuerdo con el FMI estaba lejos antes de las elecciones, y sigue lejano en la
actualidad. No hay vocación de pagar, tampoco de presentar un plan realista.
Así, todos los caminos conducen al dólar.
-Tenemos
un gobierno carcelero, muchas variables con cepo, reguladas, cuidadas,
intervenidas y reprimidas, así no hay plan económico que funcione, todos los días se escapa una
variable de la cárcel que es el Estado, y tenemos vaivenes económicos que
afectan a la actividad privada. Hay que dejar libres los
precios, viva la libertad.
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