Por
Pablo Wende - El “programa
económico plurianual” que el Gobierno enviará al Congreso en la primera semana
de diciembre, según anunció Alberto Fernández, desata polémicas aún antes
de su presentación. Desde la bancada de Juntos por el Cambio ya dejaron
trascender su negativa a la iniciativa, al menos de la manera en que la plantea
el oficialismo.
El
diputado Luciano Laspina le explicó a Infobae por dónde
pasan los reparos: “El Congreso puede aprobar leyes, no planes
económicos”. El programa, señalan, debería ser primero discutido entre el
equipo económico y el staff del FMI. Recién después debería llegar al tratamiento
legislativo.
A
principios de este año, se aprobó el proyecto de sostenibilidad de la deuda
pública, presentado por los diputados Carlos Heller y Fernanda
Vallejos. Fue votado por amplia mayoría y dispone que el Poder Ejecutivo
precisa la autorización del Congreso tanto para endeudarse como para renegociar
con organismos internacionales. Esto significa que son los legisladores los que
deben terminar autorizando el acuerdo que el Gobierno negocie con el Fondo.
Por
eso, la expectativa de los inversores pasa por el contenido que le dará el
equipo económico a ese plan y hasta qué punto podría ayudar a bajar la
inflación y recuperar el crecimiento, además de eludir una nueva crisis
cambiaria
La
desconfianza surge porque el Presidente planteó una suerte de lógica inversa:
es decir, que primero se negocian los términos del programa plurianual puertas
adentro y luego se lleva a Washington para discutir con el FMI. El peligro
es que fracase el diálogo en el ámbito legislativo y el Gobierno termine
culpando a la oposición por la imposibilidad de llegar a un acuerdo con el
organismo. El ajuste fiscal y el ritmo al que debería llegarse a un equilibrio
es indudablemente el tema más ríspido. Según indicó, la propuesta sería enviada
la primera semana de diciembre, justo antes del cambio de conformación de ambas
cámaras legislativas.
Un
vocero del FMI indicó ayer que es importante que el nuevo plan que presentará
el Gobierno “cuente con un amplio apoyo político y social. Nuestro objetivo
sigue siendo ayudar a la Argentina y su gente”.
Mientras
tanto, el proyecto de Presupuesto 2022 quedó en una suerte de “limbo”. Estaba
previsto que Martín Guzmán expusiera ante los legisladores sobre el contenido
del mismo y las proyecciones para el año próximo. Desde el ministerio de
Economía aclararon que el programa plurianual “es algo separado”, confirmando
así que se seguirá adelante con la propuesta ya presentada el 15 de septiembre,
que incluye una leve reducción del déficit primario al 3,3% el año próximo,
dólar a $ 131, crecimiento de 4% e inflación del 33%.
Desde
Moody´s ya lanzaron las primeras advertencias en relación a la negociación con
el FMI. La calificadora indicó que uno de los riesgos es que el Gobierno
incumpla con las metas que establezca el futuro compromiso con el organismo. Y
lo justificó en las internas que pueden desatarse dentro del oficialismo luego
de la derrota electoral.
Los
mercados no tuvieron el rally que algunos vaticinaban a pesar del mal resultado
que obtuvo el kirchnerismo. La incertidumbre sigue siendo elevada tanto por
cuestiones políticas como por los desafíos económicos que enfrenta la
Argentina.
Por
eso, la expectativa de los inversores pasa por el contenido que le dará el
equipo económico a ese plan y hasta qué punto podría ayudar a bajar la inflación
y recuperar el crecimiento, además de eludir una nueva crisis cambiaria.
Las
primeras señales no fueron demasiado alentadoras. Ayer la Comisión Nacional de
Valores modificó una regulación que implica mayores restricciones para el
acceso al mercado vía compra de bonos en dólares. Más allá de los tecnicismos,
la señal es que para defender la continuidad del ajuste gradual del dólar
oficial se apelará a un cepo cambiario cada vez más estricto.
Se
espera, no obstante, que el Fondo exija una salida gradual de este esquema de
fuertes restricciones y múltiples tipos de cambio. Sin embargo, en la medida
que continúe la elevada desconfianza será mucho más difícil avanzar en esa
dirección.
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